Una nueva amenaza

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Las chicas estaban ahora instaladas en el hotel, pues el hecho de estar casi al borde de una muerte segura las dejaba exhaustas pero eso no quería decir que ya no quisieran pasar un fabuloso verano en las calles parisinas, y aunque Hermione trataba de parecer contenta y animada como sus amigas definitivamente no lo estaba debido a lo que había acontecido en el aereopuerto, pero sobretodo estaba temiendo por la seguridad de su amigo Harry quien estaría enclaustrado en la casa de sus tios en Privet Drive.

Madeline y Casey decidieron no tocar el tema del enfrentamiento de su amiga con los encapuchados puesto que sentían que aún le causaba algo de susto, por lo que decidieron no hechar a perder todos sus planes solo por recordarle ese hecho. La castaña había llamado a sus padres para indicarles que había llegado sin ningun contratiempo, tuvo que mentirles para evitar que le imperaran regresar a causa de los "terroristas".

Al cabo de unas horas decidieron bajar a comer algo típico del lugar y pasear un rato por las calles aledañas al hotel hasta llegar a uno de los museos mas importantes de aquella ciudad, y aunque a las demas no les interesaba lo historico, habían accedido para hacer que su amiga se encontrara bien. Posteriormente continuaron caminando un poco mas bajo aquel intenso sol parisino, pero ni los estragos del verano lograron quemar el entusiasmo de las tres amigas que se querían comer cada calle y avenida de la ciudad luz.

Entonces fue el momento necesario para poder disfrutar de un capuccino helado en una cafeteria cercana a los campos eliseos, pues era tradicion de todo turista pasar a tomar una taza para contemplar aquellos arboles sin hojas que se veian realmente hermosos y bien acomodados a lo largo de aquellas calles. Hermione había pedido uno natural y las demas un latte espumoso, pues por lo menos en ese lugar debían olvidarse de dietas absurdas.

-Como se me antoja una crepa de mermelada de manzana- Mencionaba Casey mientras observaba al hombre manejar diestramente el rastrillo al dar forma al famoso postre parisino.

-A mi me gustaría un pastel de frutas, ese se ve delicioso- Madeline estaba ahora observando el mostrador de postres poniendo extremo cuidado en un pastel bien adornado con kiwi, manzana y durazno.

-Pues yo si me comprare ambos, compermiso- Hermione iba directo a la vendedora para ordenar tanto una crepa de queso crema con mermelada de frambuesa, asi como una rebanada de pastel de moka, pues tenía pensado que si había gastado muchas energías debía reponerlas.

-Pero que te esta sucediendo Hermione Granger, la crepa y los pasteles se van directo a las nalgas, ¿Que no te das cuenta?- Madeline replicaba con aquel tacto tan sutil que la caracterizaba, pues era claro que no solo cuidaba lo que ella comía sino que tambien a sus amigas, cosa en la que no precisamente estaban deacuerdo.

-Ay amiga, demasiado tarde, a ti ya se te fue toda la pastelería- Hermione estaba riendo como loca al igual que Casey mientras que la pelirroja estaba observandose para ver si en realidad tenian razon, y al momento de que se percato de que "todo estaba en su lugar" volteó hacia ellas.

-Yo soy una diosa queridas amigas, estas linduras traen vueltos locos a muchos chicos aunque no me lo crean- Madeline se contoneaba coquetamente mientras cargaba su rebanada de pastel y su café hasta la mesa, ya que quería demostrar que su trasero definitivamente hacia vibrar las miradas de los chicos europeos, y no se equivocó puesto que tenía un cuerpo demasiado sexy. Hermione y Casey solo negaron lentamente con la cabeza sonriendo, pues era claro que su amiga jamás cambiaria.

-Creo que deberíamos cuidar a Madeline y a sus lindas nalgas, no vaya ser que un sátiro se le ocurra comprobar con sus manos la calidad del producto- Casey puntualizaba mientras que la castaña sonreía por el comentario. En ese instante se sentaron en unas mesitas que daban al aire libre, adornadas con un amplia sombrilla y con un panorama de flores exquisitas, definitivamente tomarse un cafe en ese lugar era un deleite para quien lo experimentaba. Ahora si las tres juntas estaban apreciando el panorama de parís, pues se alcanzaba a apreciar un poco la torre eiffel que simplemente inspiraba a cualquier poeta.

Si me amas... No se lo digas a nadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora