La sangre mas pura

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Hermione cerró los ojos por un momento y para su sorpresa ya no se encontraba en aquella habitación en la que había entrado en la mansión Hannover, ahora estaba caminando sobre aquel espacio que la mujer extraña le había puesto para revelarle algo importante, pudo ver que podía pisar algunos planetas cosa que hacía que se tambaleara un poco pues al no haber piso sentía que en cualquier momento caería. En ese instante aquella voz dulce de su interlocutora comenzó a relatar una historia

-Os mostraré como fue que fui desterrada de este mundo por reclamar la igualdad de los hombres- Hermione escuchó a la mujer, mientras que sin querer descendió a la tierra, atravesando la atmósfera y mirando una gran masa de tierra continental nada parecida a la de los libros de geografía, pues en ese entonces no había divisiones políticas.

En ese momento observó a un hombre que vivía solo aunque tenía un aspecto primitivo se notaba que era muy guapo ya que tenía facciones duras y atractivas, ese individuo se encontraba paseando en las montañas solitario, su única compañía eran unos cuantos animales que lo estaban siguiendo por lo que la castaña intuyó que se trataba de Adán.

-Deseo que observes un poco más mi querida niña- Puntualizaba la voz.

En ese momento Hermione se acercó demasiado a aquel hombre que estaba hablando en una lengua extraña hacia el cielo, por su forma de expresarse se pudiera comprender que estaba tratando de hacer una petición a su creador, ya que sus facciones eran de absoluta benevolencia y sumisión. fue entonces que del cielo cayó una especie de masa, por su textura era lo más parecido al barro, en ese momento la castaña comprendió que se trataría de la creación de la primer esposa de aquel hombre solitario. Aquella masa comenzó a tomar forma, una figura femenina se estaba haciendo notar ante los ojos de aquel hombre mismo que observaba absorto aquella acción. Hermione vió completamente como aquella figura cobraba vida, era una mujer hermosa, con facciones delicadas y unos ojos color violeta, el cabello era de un rojo ínstennos y solo era un poco más bajita que aquel hombre.

-Eres tu verdad?- Preguntaba Hermione al confirmar que se trataba del nacimiento de Lilith.

-Si mi niña, fui yo hace muchos siglos, pero no os precipitéis, tenéis que ver más, quiero que con vuestros ojos conozcáis la verdad- Respondía apresuradamente la voz de aquella mujer quien confirmaba su identidad como Lilith.

La castaña se quedó observando un poco más esperando encontrar o indagar más sobre aquella mujer, fue en ese momento que observó que Lilith empezaba a tomar conciencia de su propia existencia, por lo que inmediatamente corrió por aquel paisaje lleno de vegetación y riqueza natural para poder disfrutarla por si sola, mientras en ese momento Adán la seguía como un perro faldero pues no deseaba dejar escapar a su compañera que su creador le había obsequiado.

Lilith en cambio le restó importancia y siguió corriendo como un espíritu libre, deseaba sentir aquellas nuevas sensaciones que recorrían todo su ser, el aroma de los árboles, la textura de la tierra, el cantar de las aves, todas aquellas cosas que hoy en dia el hombre no se detiene a apreciar por más cercanas que las tenga. Adán corría tras ella como si la vida se le fuera en ello pues su aspecto era el de un animaron persiguiendo a su presa incluso la castaña llegó a encontrar todo aquello algo asqueroso.

Al encontrarse cerca de un acantilado Lilith por fin se detuvo para sentir la brisa del mar, misma que chocaba con toda furia contra aquellas piedras, mientras que el hombre le hablaba o mejor dicho le ordenaba algo cosa que no entendió por lo que volteaba para todos lados con la esperanza que la mujer le tradujera toda esa conversación.

-Estaba pidiéndome que debía ir hacia él, me reclamaba que yo estaba hecha para hacerle compañía para toda la eternidad, yo le dije que no, que si el creador me había hecho era para yo disfrutar lo mismo que el- Aclaraba aquella conversación la mujer mientras que la castaña sintió un poco de coraje contra aquel hombre.

Si me amas... No se lo digas a nadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora