Te ofrezco el paraíso.

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-Lo ves mi querido Albus, tu no eres mejor que nadie, simplemente fuiste un irresponsable con tu propia hermana, pues te avergonzaba el hecho de que te vieran con ella o que siquiera supieran el estado tan deplorable en el que se encontraba, por eso mismo fingiste que te habías ausentado la diste por muerta siendo que la tenías encerrada para que nadie pudiera verla, ¿Esa fue tu forma de amarla señor Director?- Se burlaba Lilith con un gran puchero haciendo que esta vez el director perdiera un poco la cordura pues se levantó bruscamente de su lugar golpeando su escritorio.

-Era necesario para poder salvarla de la misma gente, magos o no magos la tratarían como bicho raro si hubiera llegado a salir de donde la tenía, a veces es mejor contener al mal que aceptarlo, y lo que en mi concierne lo que tenía en casa era un mal- El director ahora estaba rojo de la ira, pues sin querer había recordado la forma en la que había encerrado a su hermana para que nadie la viera, en ese instante Lilith también se levantó para una vez mas retarlo.

-No solo era por que tenias al mal en tu casa señor de pulcro historial, tu también deseaste alguna vez lo que el mismo Tom Riddle, a diferencia que por lo menos el lo aceptaba y divulgaba abiertamente, siendo tu el que me habla de honestidad creo que en ese tema sales perdiendo mi querido Albus Dumbledore, ahora dime, ¿No te has preguntado que reacción tendría Harry al enterarse de lo que hicieste con tu hermana?, o mejor aún, ¿que tanto se desepcionaría de tí patetico anciano?- Lilith hizo una pausa mientras que el director ahora estaba con la cabeza agachada, no solo por haber utilizado casi toda su energía en el campo de fuerza sino por que todo aquello

-Que pensaría Harry Potter de la persona a la cual le ha confiado su joven vida?, jaja, creo que no te vería igual después de enterarse la barbaridad que hiciste con aquella pobre chica, ahora veo que no eres ni la mitad de bueno de lo que Merlín fué- Se levantaba la bruja alejandose un poco mas de aquel hombre abatido por aquella conclusión a la que había llegado.

Dumbledore nunca había pensado en la reacción de Harry a quien era para él como un hijo, le había confiado su vida y su seguridad aconsejandole sobre las mejores desiciones que debía seguir, recordaba la cantidad de ocasiones que el chico de la cicatriz se había decepcionado no solo de las personas en las que confiaba sino que las veía morir conforme a los acontecimientos, su rostro era de asco contra si mismo pues ahora estaba abierta aquella herida que intentaba cerrar con el paso del tiempo, misma que Lilith reabria como si se tratara de un viejo libro que deseaba estar cerrado para siempre.

-Harry no tiene por que enterarse de todo esto, ademas todos somos humanos y sucumbimos alguna vez ante la tentación y el poder, el verdadero valor de una persona no radica en la cantidad de errores que haya cometido sino en la fuerza para poder superarlos y afrontarlos en su debido momento, y si, tienes razon en que yo fui uno de los que el poder atrajo como una abeja a la miel pero debo confesarte que por esa razón decline millones de veces a ser ministro de magia, el poder como toda adicción causa innumerables riesgos a la salud mental del ser humano, haciendolo mas frio y controlador aunque esta no sea su verdadera naturaleza- Declaraba Dumbledore con una lagrima en la mejilla al recordar el fantasma de su pasado que siempre lo perseguía a travez del tiempo.

-Puedes volver a tener lo que siempre quisite querido Albus, puedo darte otra oportunidad de reivindicarte con migo, puedo hacer que Sarandeo vuelva y que por fin esten juntos sin ningun temor, puedo hacer que te reunas con él, creo que debes considerarlo ya que no soy de las que ofrecen este tipo de ofertas mas de una vez- Mencionaba Lilith mientras se la pasaba dando vueltas por el despacho.

En ese instante un grupo de brujas y marionetas estaban llegaron al despacho, al parecer Lilith las había llamado para que hicieran algo que estaba sin concluir, ya habían tomado todos y cada uno de los consulados de magia que había alrededor del mundo, solo faltaba algo que ella ansiaba mas que nada en el planeta, tener el control de Hogwarts para así poder establecer un régimen donde solo las mujeres pudiesen estudiar magia, ese definitivamente era el postre que estaba ansiosa por probar después de haberse jactado con el plato fuerte. Dumbledore sabía que el momento inevitable había llegado, por lo que cerró sus ojos para poder tomar un poco de aire acompañado de bocanadas de resignación, pues apartir de ese momento estaba dispuesto a jugarse muchas cosas, Las marionetts y las brujas hicieron una valla por todo el despacho para evitar que el mago longevo pudiera escapar.

Si me amas... No se lo digas a nadieWo Geschichten leben. Entdecke jetzt