El silencio nocturno era casi lúgubre. El frío de la noche era sereno. Los árboles no se agitaban. El mundo se sentía tan normal, calmado, como si ningún peligro pudiera desplazarse sobre sus calles.

O... así se sintió solo para mí, porque de repente Nolan disminuyó sus pasos para caminar más lento a mi lado, y me enteré de que él lo estaba percibiendo diferente.

—Oye, Mack... —Su voz fue un susurro confidencial—. Mm, dime algo, ¿escuchas eso?

—¿Escuchar qué? —le respondí en el mismo tono bajo, asegurándome de que nadie nos oyera porque así de privada se sintió su pregunta—. Todo está en silencio.

—Sí, todo está calmado, pero, ¿no oyes como un suave Pum-Pum, Pum-pum? —asintió en un murmullo.

Me confundió un poco la forma en la que lo describió, porque solo lo asocié a:

—Un... ¿latido de corazón? —Puse cara de extrañeza.

—¿Es eso? —Él también estaba algo extrañado—. No oí nada cuando bajamos del avión, pero de pronto sí empecé a escucharlo. ¿O son ideas mías?

Puse atención a mi oído y recorrí los alrededores con la mirada vigilante.

Pero de nuevo lo único que percibí fueron los comunes sonidos de la noche, y lo único que vi fue un panorama sereno.

—No oigo nada inusual... —le susurré tras unos segundos.

—Qué raro... —murmuró el.

Yo en verdad no escuchaba nada, pero como la turbación se quedó muy estampada en su cara (y lo conocía lo suficiente para entender que estaba cagadísimo y que eso no saldría de su mente) traté de calmarlo un poco.

—Te veo muy asustado, puede ser por eso que percibes los sonidos con mayor fuerza —le concedí. Al mismo tiempo y con disimulo extendí mi mano enguantada hacia la suya. Se la apreté en un gesto de apoyo y cariño reconfortante mientras le añadí esta confesión—: pero yo también lo estoy. Así que no te preocupes, estamos juntos en esto.

Nolan suspiró con una mueca dudosa. Aunque el aparatoso uniforme de soldado y el arma sostenida sobre sus brazos lo hacían ver más fortachón e intimidante, para mí solo pareció un chico inexperto que había sido metido en ese saco por obligación.

Por mi culpa...

—Bueno, creo que sí estoy que se me sale un chorrito de mierda porque es mi primera misión oficial y al mismo tiempo mi última oportunidad de vivir, pero tienes razón, tal vez no es nada sino sugestión —asintió con una mínima risa inquieta. Luego sacudió la cabeza para restarle importancia, y me dedicó una pequeña sonrisa. Sentí el fraternal apretón de su mano de vuelta—. Y sí, juntos como dos garrapatas pegadas al mismo perro.

—Eh, sí, ¿no se te ocurre una mejor comparación? —le pregunté con suavidad, pestañeando ante su rareza natural.

Nolan ladeó la cabeza, entornó los ojos y puso cara y sonrisa de pillo, como pensando.

—¿Como dos granos en la misma nalga? —propuso, obviamente para chocarme.

—Otra, Nolan. —Giré los ojos, y para chocarle también me hice la seria.

—¿Como dos pezones en el mismo seno? —Hasta se aguantó la risa.

—Por Dios... —Negué con la cabeza.

—¡Ajá, como dos almas condenadas a vagar eternamente por el mismo infierno!

—Bien, es la menos asquerosa. —Me encogí de hombros y asentí.

S T R A N G E © [Parte 1 y Parte 2]Where stories live. Discover now