Es decir, sí, podía admitir que la muerte de número cinco había sido traumática. Recordar la escena me causaba un nudo en la garganta e impotencia también, porque había aparecido de la nada de forma muy heroica para defender a Ax.

Y había luchado con vehemencia a pesar de su mal estado, porque sí que se había encontrado mal. Eso fue notorio desde que entró de manera abrupta a la habitación de la sala de emergencias en la que me encontraba: en plena palidez, a punto de quedar inconsciente.

Después se había desmayado tras de mover los labios para formar esa palabra...

Me llevé una mano a la boca y ahogué un sonido de sorpresa porque lo descifré de pronto.

Allí, viendo a Ax llevado por la cólera de la culpa y por el enojo de la tragedia que había sucedido, pero en especial recordando el sacrificio que número cinco había hecho, las palabras que dijo antes de desmayarse tuvieron total sentido:

«Llévatelo».

Número cinco había previsto que la creación de Jael aparecería para tratar de matar a Ax. Y había acudido a mí para que lo pusiera a salvo antes. Para que me lo llevara a algún otro sitio.

Porque el ataque de "Jaden" iba a fragmentar su vida. La vida de todos los STRANGE que aún vivían.

Oh Dios, si tan solo lo hubiera captado, habríamos huido a tiempo y número cinco habría seguido con vida...

Mucha culpa también me atacó al entender todo eso, pero me mantuve firme para Ax.

—Ax, intentaste vencer a la creación de Jael cuando quisiste luchar, solo que estabas muy débil por lo que él te ha hecho durante todo este tiempo, no porque tú lo querías así. —Traté de recordarle su esfuerzo para que no se hiciera menos—. Por favor detente y hablemos de esto. O tan solo quedémonos en silencio, pero solo para.

Pero la ira y el colapso nublaban por completo su mente, y tras arrojar un objeto más pasó a ponerse las manos en la cabeza. Apretó los ojos y los dientes con mucha fuerza.

Otra vez fue como si un ruido insoportable lo estuviera torturando dentro de su colapso. Cada fibra de su cuerpo expuso una tensión desgarradora.

—¡No, yo tuve que haberle salvado! —insistió él, hundido en algún tortuoso dolor. Sus lágrimas seguían saliendo a pesar de ahora tener los ojos cerrados, y su rostro estaba muy enrojecido—. ¡Yo debía salvarle! ¡Debí ser yo! ¡Debí ser yo!

—¡Es que lo entiendo, y si hubieras tenido toda tu fuerza lo habrías logrado! —le aseguré en otro intento de aliviar su calvario emocional—. ¡Solo no es justo que te culpes de esa manera!

Pero claro que siguió culpándose. Sus dedos se enredaron en su cabello con una fuerza castigadora. En esa ocasión se notaron distintas venas negras tratando de apoderarse de los músculos de sus brazos desnudos, como si su poder quisiera surgir.

Solo que, tristemente, eran ligeras e intermitentes por la debilidad en la que se encontraba su cuerpo.

Aun así, todo lo que él emanaba era frustración, impotencia, la tristeza que hierve como rabia. Estaba viviendo una destrucción interna, y su cuerpo entero, tenso, tembloroso, estaba sufriendo el dolor y el derrumbe.

Y por alguna razón esa escena me recordó al mismo caos que había sufrido el día de la cita con Dan. Tenía el mismo ambiente inestable y desatado, como si las energías de su poder fueran una fuerza ajena a él, buscando reventar y volviéndolo loco en el intento.

Los celos ya no eran un motivo, pero temí que pudiera tener el mismo resultado destructivo que aquel día.

Aunque también me preocupó la manera en la que estaba tensando su cabello, como si lo único que él mereciera fuera un castigo por su gran error.

S T R A N G E © [Parte 1 y Parte 2]Where stories live. Discover now