—Puedo sentir que... —agregó Ax durante mi silencio pensativo—... ella quiere matar.

—A Mantis y a todos los que les hicieron daño, lo sé, eso ha sido obvio desde que la sacaste del laboratorio de mi padre. —Pero me atreví a preguntar algo que no habíamos considerado antes—: ¿O su rabia es por los humanos en general?

Ax quiso dar una respuesta, pero tras unos segundos frunció las cejas, medio disgustado.

—¡No lo sé! —Fue lo que dijo, confundido y molesto por esa misma confusión—. ¡No entiendo!

Lo peor era que yo tampoco, porque no saber qué pasaba con la chica número dos generaba una gran incertidumbre hacia el futuro.

Es decir, sí, se veía malhumorada y no parecía que yo le agradara demasiado, pero de ahí a que no estuviera de nuestro lado...

También me confundí mucho. Y me asusté un poco.

—No podría ser malvada —quise considerar—. Es decir, ella nos dijo lo de la cueva que puede ayudarlos a ustedes a entender su lugar. Y es considerable que odie a los humanos por todo lo que les hicieron cuando eran niños, así que, ¿podría haber alguna otra explicación por la que ella quiere tu lugar?

Ax mantuvo la vista en el suelo. Vi sus labios y su mandíbula muy tensos. La situación también lo enojaba, por lo que no me daría una respuesta.

De todas maneras, yo captaba el punto de su molestia: que ella quisiera el lugar de número uno podía considerarse una traición...

¿Era posible que los traicionara?

—De acuerdo, entonces que la controles para poder entrar a mi mente y romper el bloqueo es algo peligroso en este momento —dije, evaluando todas las perspectivas—. Y si descubrimos qué pasa en ese recuerdo bloqueado, también podría ser algo peligroso porque ella podría enojarse y hacer algo impredecible. Pero al mismo tiempo necesitamos saberlo porque podría ser una respuesta. Entonces, ¿no deberíamos hacerlo?

A pesar de su repentina molestia, Ax asintió como si no hubiera más remedio.

—Creo que... hay que hacerlo —dijo, medio frustrado—. Trataré de desbloquear el recuerdo. Y... entraré a su mente también.

—Porque podrías estar equivocado, ¿no? —Quise ser optimista—. Quizás ella no oculta nada y percibiste mal porque estaba enojada...

Ax apretó los labios. Sus ojos de diferente color lucieron enfadados pero determinados.

—Solo debo saber qué está pasando.

Deseé con fuerza que no fuera nada tan malo.

¿Pero al parecer no teníamos esa suerte?

—Bien —lo apoyé—. Vayamos a la sala en donde me pusieron las inyecciones.

Porque la verdad era que sin esa inyección sería difícil para mí acceder a ese recuerdo de mi padre en la cocina años atrás. Tal vez era por el bloqueo, pero si yo estaba consciente, evocar las imágenes que lo conformaban era muy complicado. Lo veía borroso y vago, como si se escondiera a propósito de mí.

Así que me bajé de la camilla para que nos pusiéramos en marcha.

Solo que me di cuenta de que Ax no hizo lo mismo. Por el contrario se quedó sentado, mirando con las cejas un poco fruncidas y sin parpadear hacia la puerta de entrada.

Me hizo mirarlo con extrañeza porque percibí su mirada muy ausente, como si de repente se perdiera en un lugar muy lejano a la realidad.

Algo parecido a una disociación.

S T R A N G E © [Parte 1 y Parte 2]Where stories live. Discover now