Efecto Mariposa

By lvshyo

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Un 08 de Agosto del 2014 fue el día en que María José desapareció. Nadie, ni siquiera yo, comprendimos el com... More

Génesis + Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
1˙3 olnʇídɐɔ
2˙3 olnʇídɐɔ
3˙3 olnʇídɐɔ
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
1˙6 olnʇídɐɔ
2˙6 olnʇídɐɔ
3˙6 olnʇídɐɔ
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
1˙51 olnʇídɐɔ
2˙51 olnʇídɐɔ
3˙51 olnʇídɐɔ
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
1˙52 olnʇídɐɔ
2˙52 olnʇídɐɔ
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
1 ˙43 olnʇídɐɔ
2˙43 olnʇídɐɔ
Capítulo 35
Capítulo 36
1˙63 olnʇídɐɔ
2˙63 olnʇídɐɔ
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
1˙93 olnʇídɐɔ
2˙93 olnʇídɐɔ
3˙93 olnʇídɐɔ
Capítulo 40
Capítulo 41
1˙14 olnʇídɐɔ
2˙14 olnʇídɐɔ
Capítulo 42
Capítulo 43
1˙34 olnʇídɐɔ
2˙34 olnʇídɐɔ
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
1˙45 olnʇídɐɔ
2˙45 olnʇídɐɔ
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62

Capítulo 30

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By lvshyo

2/5

Dejo escapar el aire de mis pulmones. Todo esta situación me pone los pelos de punta. Miro a mi alrededor y Margarita está a mi lado derecho y Lucas a mi izquierdo, los dos parecen ponerle mucha atención a las palabras del sacerdote mientras sus manos están casi elevadas.

—...creo en un solo señor, Jesucristo, hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero...— trato de no cerrar los ojos a causa del sueño o del aburrimiento. Después de lo que parecieron horas, por fin termina. Yo agradezco internamente. Se guarda un poco de silencio antes de que el sacerdote vuelva a hablar, en eso, siento un ligero toque de parte de Lucas llamando mi atención.

—Se todo lo que pasó— susurra a mi lado, giro mi rostro para verlo con una ceja alzada —Ya sabes... tu escapada con el ciervo— comenta entre una sonrisa y reprimo una risa. ¿Escapada con el ciervo? —Él sheriff me lo contó. Sabes que es muy peligroso, ¿verdad?

—Claro que sí, Lucas— le doy la razón —Te prometo que a la próxima no me "escapo" con el ciervo y sus decenas de ciervitos— digo irónica. ¿Cómo podía evitar eso? Es imposible, yo no sabía que ese día donde casi muero en vida, El Profeta haya decido aparecerse frente a mí y llevarme a la fuerza.

—No, yo no me refiero a eso...— chasquea la lengua —Hablo de venir aquí— murmura con su vista al frente. Yo hago una mueca.

—Reúno pistas— le digo después de unos segundos en silencio y él niega con su cabeza no tan convencido de mis palabras.

—Lo único que vas a reunir son problemas y más problemas, Daniela— acaricia su frente tratando de relajar su ceño. Pienso que ha tenido días llenos de estrés, pobre, es todavía tan joven como para cargar con un problema de esta magnitud, pero fue su decisión estar aquí —Ahorita estás en mucho peligro— dice por fin.

—Lo sé, estoy muy consciente de ello, a cualquier lugar donde voy, se que estoy en la mira— mi vista se desvía de él y centro mi vista en la ceremonia, más no mi atención.

—Mira... esto se está saliendo de nuestras manos, se que el sheriff pidió ayuda externa, ¿sabes lo qué significa eso?— pregunta en un susurro algo angustiado. No le contesto —Daniela, si 《ellos》 se enteran de lo que planeamos, va a haber una guerra, estoy seguro de ello— comenta y eso hizo que soltará un suspiro lleno de miedo. ¿Tanto así? —Y también estoy seguro de que ellos no van a descansar hasta tener el control total del pueblo, aún así sea a las malas— habla. Mi mente comienza a divagar después de escuchar eso, ¿y qué pasa si ya lo saben? Se que El Profeta sabía de mi regreso al pueblo desde mucho antes que yo tuviera la idea de querer regresar, así que si analizo un poco más, ¿hasta dónde llegó a ver el futuro antes de que el reloj se fuera de sus manos?

—¿En qué piensas?— Lucas logra sacarme de mi mente que solo hacía que me preocupe más.

—En que deberíamos de hablar de esto en otra parte, tú mismo lo dijiste, las paredes oyen— le reprimo antes de poner total atención al sacerdote y sus palabras.

Los minutos pasaron entre palabras y palabras. Debo decir que estoy agradecida de que él no se escuche como El Profeta al momento de hablar y dar opiniones, o sino, sería un tormento el estar aquí. Cuando menos lo espero, inicia la segunda parte de la eucaristía, donde el sacerdote da comienzo a la repartición de la comunión.

—Espérame aquí— menciona Lucas mientras se levanta seguido de otras personas.

—¿Irás?— pregunto algo desconcertada. ¿Todavía tiene que guardar apariencias enfrente de la iglesia?

—Ahora vuelvo— me regala una sonrisa que logra tranquilizarme. Él camina hasta quedar en medio de personas en una larga fila que espera ansiosa a llegar con él padre y recibir la hostia. Noto que Margarita también se une a eso, pero en la segunda fila. Por mi parte espero paciente en mi lugar en la banca a que todo esto termine. Minutos después, veo a Lucas salir de la fila mientras esquiva personas. Espero a que él llegue a mi lado, pero me sorprendo cuando pasa de largo y camina a pasos apresurados a la salida. Observo a Margarita que sigue en la fila, así que sin pensarlo más, me levanto persiguiendo a Lucas.

—¿Todo bien?— le pregunto con cara de preocupación al verlo de espaldas de mí mientras tose fuertemente a unos metros de la iglesia. Él está con la cabeza abajo y parece escupir algo sobre el césped de la plaza. Cuando termina de toser, toma la botella de agua que tiene a un lado suyo en el suelo, la destapa y bebe medio contenido de un trago.

—Si ves que comienzo a comportarme como un loco propagando la buena nueva, no te sorprendes, mejor llévame con el sheriff— bromea después de limpiar un hilo de agua que escapaba de la comisura de sus labios. Tapa de nuevo la botella y gira sobre sus talones para observarme. Yo alzo una ceja sin entenderlo, él suspira —Mira— del compartimiento que está en el pecho de su camisa de cuadros, saca una pequeña bolsa de plástico tipo ziploc, dentro veo la hostia que antes estaba en su boca.

—¿Por qué tienes eso ahí?— le pregunto con cara de asco mientras doy pasos a él. Lucas al ver mi rostro, comienza a reír. Los dos estamos alejados de la iglesia, así que es poco probable que alguien nos escuche.

—El sheriff piensa que algo le tienen que dar a las personas que están dentro de la secta para que estén así de sumisos, creo que con esto se debe iniciar— vuelve a guardar la bolsa de plástico —Así que lo llevaré a examinar.

—¿Por eso estás aquí?— le pregunto y él asiente con una sonrisa —Bien hecho— lo felicito.  Nunca hubiera pensando en tener esta idea.

—Nunca esperes menos de mí— presume con una gran sonrisa para comenzar a caminar a una banca cercana a la iglesia, yo lo sigo sentándome junto a él.

Los dos comenzamos a hablar de lo que ha sucedido estos últimos días, aunque sin muchos detalles ya que todavía seguimos frente a la iglesia. Me cuenta que estuvo en un retiro de tres días aguantando las largas charlas de los activistas, y yo me reí por eso. Dice que no averiguó mucho, pero al menos se enteró de algunos lugares donde se reúnen ellos para charlar sobre un proyecto. Lucas está seguro que eso puede llegar a ser una pista para terminar en algo importante. Nuestra conversación duró mucho, ya que las personas comenzaron a salir de la iglesia dándonos a entender que la misa llego a su fin. De lejos, noto a Margarita salir bajando los escalones hasta llegar a nosotros.

—Daniela, me preocupe al no verte dentro— dice. Yo me levanto para estar frente a ella.

—Sí, perdón por eso, pero hace días que no miraba a Lucas y queríamos estar al día— le explico. Ella lleva su vista a él y no puedo notar algo más que no sea desconfianza en su rostro, después, su expresión cambia radicalmente.

—Bien, unas amigas me invitaron almorzar y vengo a decirte si gustas acompañarnos, será una comida agradable, te lo aseguro— ella propuso con una gran sonrisa, luce emocionada. Yo lo pienso solo unos momentos, pero termino negando la invitación.

—No, gracias, por ahora solo quiero regresar a casa— le respondo con una expresión de pena, pero ella asiente comprensiva.

—Seguro necesitas descansar mucho por tu resfriado de ayer ya que no te has recuperado del todo— ella dice y asiento —No te preocupes, yo me iré con ellas, nos vemos luego, Daniela— ella se acerca a mi solo para despedirse con un beso en la mejilla para después alejarse. Yo la observo antes de regresar mi vista a Lucas.

—¿Quieres regresar ya a tu casa?— me pregunta mientras permanece sentado con sus brazos cruzados.

—Sí— confieso —¿Tienes algo mejor en mente?— indago curiosa. Él me da una media sonrisa.

—¿Me llevas al Departamento del Sheriff? Tengo que llevarle la muestra— me pregunta levantándose de la banca con lentitud.

—Claro— digo. Quiero saber como van las cosas allá.

—De paso háblame de todo lo que te sucedió, ¿va? Y con detalles, antes me quedé intrigado con algunas cosas— menciona caminado hacia mi coche que está cruzando la calle.

Quito los seguros del auto y los dos subimos a el. Enciendo el motor mientras Lucas se abrocha el cinturón de seguridad y después lo imito. Piso el acelerador para salir de allí alejándonos poco a poco de la iglesia. Pasamos minutos en silencio antes de que yo comenzará a hablar con todos los detalles mientras él observa la ventana del copiloto y otras veces a mí.

—Dale gracias a esa persona, si él te hubiera bautizado, seguro estarías a su merced— comenta mientras me mira y yo, de solo de pensar en esa posibilidad, siento un escalofrío recorrer mi espalda hasta mi nuca —Por cierto, ahora tengo la duda de quien puede ser esa persona encapuchada— añade con una mueca seria.

—Yo...— estaba debatiéndose sobre si decirlo o no, pero al final lo termino haciendo  —Tengo la sensación de que esa persona sea Poché— digo aún con mi mirada en la carretera. Lucas no esconde su exclamación de sorpresa.

—¿Poché? ¿María José?— me pregunta cuidadosamente y yo asiento tragando saliva —Mierda...— susurra —Eso explicaría la nota y el porque te salvó— comenta y yo le doy la razón.

—Sí...— entrecierro un poco los ojos —Y yo la dejé en las garras de esa maldita secta aún sabiendo que la paso muy mal todos estos años y ahora pueden hacerle mil cosas peor— aprieto el volante con molestia en mi voz. Ahora estoy muy enojada conmigo misma. ¿Cómo pude hacerle eso?

—Ey, Daniela— él se acomoda sobre su asiento para estar de lado, dándole la espalda a la puerta —Se que esto no va a ayudar para nada a que te sientas mejor, pero tengo la certeza de que te ayudó a escapar por algo, seguro ella sabe que regresarás para salvarla de lo que está viviendo. Ella te tiene esperanza, no desaproveches la oportunidad que te dió— habla con seriedad. Sus palabras me hacen sentir un poco mejor. Sí ella hizo todo esto para que podamos estar juntas, yo no lo debo dejar pasar.

—Gracias, Lucas— le sonrío antes de aparcar el auto en el estacionamiento del departamento del sheriff.

—No hay de que— dice antes de desbrocharse el cinturón y bajar del coche. Yo sigo sus pasos. —Vas a ver que cuando menos se lo esperen, los vamos a sorprender y acabar— dice convencido, pero no estoy segura de eso.

—Lucas, no tenemos nada, ni siquiera una pista, no sabemos cuál es su punto débil, ni cuán fuertes son, estamos en una batalla y nosotros tenemos una venda en los ojos, estamos en desventaja— le informo mientras los dos entramos al lugar y comenzamos a caminar entre los pasillos hasta dar con la oficina del sheriff.

—¿En desventaja? Por Dios, Daniela, sabes que tenemos a uno de los suyos— comenta entre risas mientras toma la manija de la puerta.

—¿De qué hablas?— frunzo el ceño confundida. El único testigo que teníamos era Johan, y lo mataron.

—¿De qué hablo? ¿Te sucede algo en la cabeza?— rie levemente mientras empuja hacía dentro abriendo la puerta. Lo que hay detrás de esta, me deja paralizada en mi lugar. —Buenos días, sheriff, mire lo que traje— saca la bolsita de plástico y se la muestra feliz.

—Lucas, gran trabajo— Hudson se levanta de su silla para alejarse del escritorio y caminar hacía él novato.

Yo sigo en la entrada sin poder mover un músculo. Sigo impactada con lo que ven mis ojos. Ahí, enfrente del escritorio de Hudson, sentado en una silla de madera, está Johan viéndome directo a los ojos.

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