Capítulo 34

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El silencio reina el lugar al decir esas palabras. Creo que los tomé de sorpresa. Robert se aclara la garganta mientras le da un vistazo a Rosalind. Ellos parecen estar comunicándose con la mirada.

—Daniela— cuando pienso que ya no volverían a hablar, Robert me llama después de un rato callado. —¿Estás segura de qué quieres saber todo lo que pasó esa noche?— pregunta para que dude, pero yo estoy segura de oír todo lo que tienen que contar.

—Claro que sí— le respondo demostrando toda la seguridad que puedo tener. No hay ninguna duda en mí.

—Bien, si eso es lo que quieres, te lo diremos— se rinde soltando un suspiro mientras acaricia su nuca. —Pero tenemos que decirte...

—Esperen— lo detengo dejándolo con las palabras en la boca. Robert hizo una mueca y después me hizo un ademán para que continuara hablando. —Yo también quiero saber todo lo que saben del Profeta... y lo que pasaron con él— añado viéndolos de manera seria a cada uno.

—Bien, ¿qué es lo qué quieres saber exactamente de él?— Rosalind es la que habla está vez. Todavía tiene su postura de antes.

—Dudo que sepan su verdadera identidad...— digo y ellos asienten a mis palabras, así que continúo. —Pero, ¿al menos tienen idea de por qué hace todo esto?, ¿qué gana al final?— les pregunto esperanzada de que tengan respuestas lógicas.

—Mmm... es difícil contestar eso— Robert admite mientras posa su mentón sobre una de sus manos. —No tenemos ni la menor idea de lo que quiere lograr, a parte de que nos quiere "salvar" del colapso inminente, bla, bla, bla... pero ya sabes, son sólo habladurías. Personas con poco cerebro dicen lo mismo— comenta y yo asiento dándole la razón. Todo lo que dice el Profeta parece salir de un auténtico chiflado, aunque en este punto tengo entendido de que él lo es. —Pero... supongo que quiere lograr ser como alguien, pues tiene un ideal que sigue— menciona dejándome abrumada. ¿El Profeta queriéndose parecer a alguien más?, ¿acaso hay alguien igual o peor qué él? —Su nombre era Smohalla. Te sorprendería ver que tiene una habitación llena de investigaciones sobre ese sujeto. Cabe añadir que parece tener una obsesión con él, o algo por el estilo— se remueve algo incómodo en su lugar. "¿Tanto así?" pienso.

—¿Y quién era Smohalla?— pregunto interesada.

—Smohalla fue un líder amerindio de los Wanapum entre los años 1815 y 1907. Se dice que tenía visiones— responde Rosalind sin una pizca de incredulidad. —Smohalla se distinguió por ser un buen curandero, y debes saber antes que para los nativos, la medicina también era todo lo relativo al mundo sagrado, mágico o espiritual— menciona. —Smohalla en su juventud fue partícipe de una ceremonia llamada "La Danza del Sol" y... créeme, no quieres saber de qué consistía— dice. Al ver su rostro, agradezco que haya decidido no describirla.

—Pero si podemos comentarte que en esa ceremonia, el dolor, hambre y sed eran tantas que fue habitual que los oficiantes tuvieran visiones— Robert interviene. —Smohalla las tuvo, y no se detuvieron ahí, sino que él reclamaba que en sus sueños aparecían y que había visitado el mundo del espíritu, siendo así capacitado para divulgar la sabiduría a la gente, ya que, en su visita, vio al Ser Supremo y pronosticó que el mundo llegaría a su fin cuando el supremo encarnara en la tierra, así que, para "salvarse", se construyó la religión Waashat, o también conocida como El Baile del Profeta, La Séptima Religión del Tambor o Dreamer Faith. Esta se orienta a recuperar el modo de vida original antes de influencias blancas, y para lograr eso, tendrían que vivir honestamente y rehuir los vicios de los ingleses— explica de manera fluida. Éstos dos si que saben demasiado.

—Smohalla tuvo muchos seguidores y fue llamado por ellos "Profeta"— prosigue Rosalind. —Gracias a eso consiguió que sus mensajes fueran llevados a lo largo del río Columbia a otras comunidades. Todos los que pertenecían a la religión 'Waashat' practicaban un baile llamado con dicho nombre. Este implica varias cosas, entre ellas siete tamboreros y una canción sagrada cantada cada séptimo día— explica mientras toma la bebida de su taza.

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