Capítulo 16

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Domingo 10 de Febrero del 2019.
11:23 a.m.

Pasaron alrededor de varios minutos desde que desperté. De nuevo estoy aquí.

—No puede ser...— susurro por enésima vez sorprendida. Ya no tengo dudas de nada.

Me levanto de la cama con pesadez y con un ligero dolor de espalda busco mi celular con rapidez hasta encontrarlo entre las sábanas, lo tomo entre mi mano y observo la hora marcando casi las doce de la tarde. Camino hacía el baño y hago mi rutina matutina de todos los días. Al salir de la ducha, visto una camisa de manga larga color rosa con tonos naranjas, arriba de esta otra blusa con temática de los 70's, pantalones descoloridos y unos tenis blancos. Me dirijo a mi mesita de noche y agarro mi celular para después guardarlo en el bolsillo trasero de mi pantalón y por último guardo el reloj donde siempre. Salgo de mi habitación y todo extrañamente está muy silencioso. Bajo las escaleras sin prisa y parece ser que no hay nadie en casa, lo confirmo cuando en la sala o la cocina no hay ni una alma.

Me dirijo al refrigerador y bajo un cereal de ahí para comenzar a servirme en un plato, acto seguido saco la leche y la vierto, después con una cuchara comienzo a comer mientras me dirijo a la sala. Al estar en ella, me siento en unos de los sofás y Ramón, que parece haber dormido aquí, se acerca a mi arrastrando su cuerpecito por todo el sillón hasta posar su cabeza sobre mi pierna derecha, lo acaricio un poco dejando que su colita se mueve de un lado a otro antes de encender la televisión. Lo primero que veo son programas familiares de comedia o de concursos, después hay una que otra película de hace años. Pasando más canales, por fin me detengo en uno que llama relativamente mi atención.

—Bueno, hemos sabido desde hace tiempo de los terribles sucesos que han acontecido en nuestro pueblo de WhiteForestun hombre trajeado y con hojas en la mano se encuentra sentado en una silla frente a un gran escritorio con forma de luna creciente y de color gris —Las extrañas desapariciones de seis chicas a lo largo de los años han hecho relevancia entre los oficiales y la misma población, pues buscan saber el motivo de tan terribles acontecimientos que amenaza la integridad de cada uno de nosotros. Hoy, por la mañana, se ha dado aviso a la oficina del sheriff de un cuerpo encontrando en la orilla del río que está dentro del bosque, nuestra reportera fue al lugar de los hechos para averiguar que es lo que está sucediendo. Vamos contigo, Yennefer— la cámara se divide en dos recuadros, en el izquierdo está el hombre y en el otro una mujer de rizos negros, después, se centra en el recuadro donde solo está la mujer.

—Muy buenos tardes Ethan, y muy buenas tardes a usted también que nos acompaña el día de hoy— ella saluda mientras tiene un micrófono en mano y la cámara enfoca su cara. Al fondo se pueden apreciar perfectamente los inmenso árboles del bosque —Como ya es mencionado, se ha dado alerta de un cuerpo sin vida en las orillas del río, el sheriff aún no ha llegado al lugar de los hechos pero aquí ya se encuentran oficiales y médicos forenses— la cámara se mueve y se logra apreciar una cinta amarilla cerrando el paso para que gente no entre a esa zona cerca del río. Puedo observar a oficiales custodiando la entrada, así como unos saliendo de esa zona y negando su cabeza lamentándose. Veo a personas con trajes totalmente blancos, ellos están agachados sin dejar ver lo que sea que estén haciendo en la orilla del cuerpo de agua —Aún esperamos confirmación si el cuerpo encontrando es una de las seis chicas desaparecidas...— sin esperar a escuchar más, dejo el cereal en la mesita de té frente mío, me despido de Ramón con un beso en su cabecita y salgo de la casa a toda velocidad para subirme a mi coche.

Conduzco con rapidez experimentando demasiados sentimientos encontrados; desesperación, impotencia, temor, sorpresa, tristeza, confusión remordimiento... tantas cosas en tan pocos segundos. Comienzo a bajar la velocidad de mi coche al ver unos metros más adelante una patrulla bloqueando el paso de esa entrada. Aparco el auto a un lado del bosque, y entro escabuyendome entre los árboles para que no me viera. Minutos después, al estar alejada del pueblo y más adentrada al bosque, comienzo a correr a toda velocidad esquivando grandes rocas y ramas del suelo o saliendo de los inmensos árboles. En minutos comienzo a jadear, sintiendo el cansancio apoderarse de mí, pero aún así continuo, el miedo de pensar que ese cuerpo es de Poché, hace que pueda con todo y tenga la inmensa necesidad de llegar cuanto antes. De repente comienzo a escuchar murmullos y el sonido de las cámaras, segundos después, logro divisar a varias figuras a lo lejos y eso hace que comience a temblar. Mis pasos van disminuyendo pero los latidos de mi corazón van aumentando. Miro con miedo lo que tengo delante, la reportera sigue hablándole a la cámara, pero solo veo sus labios moverse, pues de un momento a otro dejo de escuchar. Un oficial sale del área de la cinta amarilla y se mira mal y preocupado, como si lo que hubiera visto fuera una pesadilla que quisiera despertar de ella.

Por favor, por favor, por favor, por favor... dime que no eres tú. Pedí como aquella vez hace cinco años.

—Señorita— una voz me hace detenerme y de repente todos los sonidos que parecieron haberse guardado en una pequeña cajita son liberados —Deténgase, no puede estas aquí y mucho menos pasar— dice colocando sus manos en mis hombros, interponiendose entre la corta distancia de la cinta amarilla y yo.

—Y-yo... yo necesito entrar, por favor, se lo ruego— lo miro con suplico en mis ojos, no puedo ni siquiera ver su rostro a causa de las lágrimas.

—Lo siento mucho, pero no puedo dejarla pasar, así que por favor váyase— dice de nuevo con algo de empatía.

—¡Por favor!— chillo seguramente llamando la atención de todas las personas —¡Necesito saber quien es!— grito con mucha desesperación mientras trato de correr hacia la orilla del río, pero él me detiene a tiempo sujetandome de los brazos.

—Señorita, por favor, este no es lugar para usted y no puede estar aquí, necesita irse— repite de nuevo sin soltarme.

—¡Carajo, puede ser mi novia!— grito con dolor mientras intento zafarme con todas mis fuerzas.

—Y puede ser la hija, hermana, amiga o pareja de alguien más, así que por favor calmese— habla tratando de hacerme entrar en razón.

—¡Por favor, necesito verla!— mis lágrimas ya recorren mis mejillas —¡Solo... necesito... ver!— con algo de fuerza, golpeo al oficial detrás mis con mi codo logrando que me soltara.

Al ser libre, pierdo un poco el equilibrio, pero me repongo en un segundo para después agacharme y cruzar la cinta amarilla. Corro empujando a todos los oficiales que están en medio del camino y, justo cuando estoy a metros de llegar a la orilla del río, unas manos rodean mi cintura alejándome de nuevo.

—No puedes estar aquí— las manos sueltan mi cuerpo, pero en un abrir y cerrar de ojos sostienen mis muñecas con fuerza —Y no debes— Lucas me mira fijamente con el ceño fruncido.

—¿Lucas...?— rápidamente recuerdo lo que vi hace años, pero niego con mi cabeza para despejar esos pensamientos, hay una cosa más importante —¡Solo necesito saber si es...

—¡Daniela!— me interrumpe en un grito —¿En serio quieres ver el cuerpo?— me pregunta con sorpresa en su voz —Si en verdad es ella, te aconsejo que te preparas para cuando la tengas que reconocer después.

—Maldición, ¡sufrire lo mismo si lo veo ahora o un año después!— lo miro con el ceño fruncido —Solo... necesito...

—Lucas— él susodicho mira sobre su hombro al sheriff. Se que tanto Lucas como yo logramos ver el miedo en los ojos de Hudson.

—Sheriff— Lucas muestra una pose de respeto ante él y su voz sale suave —¿Necesita qué alguien más...

Al ver la distracción entre ellos dos, me suelto de Lucas y camino para estirar mi cuello y tratar de ver algo, al segundo me arrepiento de haberlo hecho.

No puede estar pasando esto...

Efecto Mariposa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora