Capítulo 44

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Martes 02 de Abril del 2019.
11:40 a.m.

—¿Calle?, ¿estás bien?— escucho la voz de Kim al otro lado de la puerta.

—¡S-sí! Estoy bien...— no puedo evitar que mi voz salga temblorosa. Ahora mismo no me siento nada bien.

—¿Por qué mientes aún cuándo eres mala en eso?— no la veo, pero puedo jurar que tiene su ceño fruncido y esta de brazos cruzados. Es lo que siempre hace cada vez que descubre que alguien le miente.

—Estaré bien— digo soltando un suspiro pesado. No estoy muy segura de lo que dije.

Con las fuerzas que me quedan, trato de levantarme del frío suelo del cuarto de baño. Cuando estoy de pie recargada en la pared a mi derecha, estiro mi mano para bajar la palanca del retrete.

Hoy, como ya es de costumbre, desperté con un dolor de cabeza que terminó en una fuerte migraña. Fue tan mala que me provocó nauseas y hasta vomito. Me sentí tan enferma que terminé sobre el piso del baño y a un lado del excusado. No fue para nada agradable esa experiencia.

—Iré a prepararte un té, siempre funcionan— Kim dice y yo hago un sonido de afirmación lo suficientemente fuerte para que ella escuche, después, oigo pasos alejarse y luego la puerta de la habitación cerrarse.

Camino sintiendo mis rodillas temblar hasta el lavabo. Abro la llave y reuniendo agua con mis palmas juntas mojo mi cara. Ahora estoy un poco aliviada de que el dolor de cabeza haya disminuido. No se cuando más podría haberlo soportado. Cojo el cepillo de dientes y coloco pasta dental sobre el para comenzar a cepillarme.

Cuando alzo mi rostro y veo mi reflejo en el espejo solo puedo pensar en una cosa.

No conseguí nada.

Es lo único que puedo reprocharme.

Decidí, después de pensarlo y analizarlo mucho, confesarme ante Poché para que habláramos por fin con la verdad y entendiéramos de una vez por todas nuestras actitudes, pero no acabó como lo planee. Se que ella entendió todo lo que dije esa noche, pero no reaccionó como pensé que lo haría. También pensé que Poché hablaría, pero no lo hizo.

A veces me pregunto si ella cree que no me he dado cuenta y piensa ocultarlo un poco más.

A veces me pregunto que pasa por su mente.

A veces me pregunto que planea.

Imaginé que todo sería un poco más sencillo después de aquello, pero no resultó así. Aún sigo sin entenderla del todo. Yo ya dije mi parte, ¿cuándo lo hará ella?, y si me intenta ocultar las cosas, ¿por qué lo hace? Esas son dos de las tantas preguntas que rondan por mi mente.

Un día no podré con tanto.

Después de terminar mi rutina mañanera, salgo del baño y me dirijo al clóset para escoger que conjunto llevaré hoy.

Mientras veo mi ropa vuelvo a pensar en Poché. Sé que ella no me quiso decir nada, pero también sé que hay una posibilidad de que lo haga, aún sí sea mínima, ya que cuando la llevé a su casa para cerciorar que llegara sana y salva, en la puerta me prometió volver a vernos porque "hay un asunto del que hablar, pero ahora no porque no es el momento". No la quise presionar y acepté en vernos otra vez. Si quiero que hable, quiero que lo haga cuando se sienta segura y en confianza.

Salgo de mis pensamientos cuando veo algo que llama mi atención dentro del armario. Agarro aquella ropa y entro de nuevo al baño con ella.

Ahora solo queda esperar lo que falta del día para ver si tengo suerte.

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