Capítulo 40

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Sábado 16 de Febrero del 2019.
1:23 p.m.

-¡¿Hola?!- toco la puerta de cristal pero nadie responde. Me acerco solo para tratar de ver dentro, pero no veo a nadie, solo oscuridad. -¡¿Hay alguien?!- grito haciendo mi último intento para recibir una respuesta, pero todo es silencio.

Después de haber despertado esta mañana decidí centrarme solamente en algo: venir con Robert y Rosalind para que aclaren mis dudas, pero al llegar al local dónde habitualmente están, me encuentro con la sorpresa de que no hay nadie. Me resulta extraño ya que ellos, por las veces que he venido, siempre se encontraban aquí, pero ahora no.

-¿Dónde más los puedo buscar?- me pregunto mientras doy pasos hacía atrás todavía viendo la cafetería delante mía.

No hay otro lugar dónde se me ocurra que ellos estén, aunque... no, imposible, no pueden estar con él. Ellos escaparon porque entendieron demasiado tarde el mal que hacía El Profeta, me dijeron cosas importantes sobre él, cosas que pueden destruirlo, ya que eso es lo que quieren Robert y Rosalind, así que ¿por qué regresar con su enemigo? No tiene ningún sentido el solo pensarlo.

-Después regresaré- susurro antes de dar media vuelta y caminar hacía mi auto. Entro dejándome caer en el asiento de piloto con un nuevo objetivo: la oficina del sheriff. Tengo que ir y buscar esa información sobre El Profeta. Esta mañana desperté con esa duda carcomiendo mi alma y solo quiero que sea confirmada o no. Necesito respuestas;

Respuestas que me pueden confirmar si Ben es El Profeta o no.

[...]

Entro al Departamento del Sheriff y veo todo más tranquilo, algo que agradezco, al menos este día no han estado molestando. Camino hacía dónde siempre esta Leonore, la cuál se mira un poco ocupada, así que sin quitarle demasiado de su tiempo, le pregunto rápidamente si Hudson está en su oficina, ella me responde que sí y que Lucas se encuentra con él. Le agradezco por la información dada y, cómo ya es costumbre, camino hacía su oficina.

Comienzo a pensar en que, si Lucas está con Hudson, es porque probablemente en estos momentos estén hablando sobre Johan y la información que lograron reunir, así que puede que ya sepan sobre El Profeta y Ben. De solo pensarlo, mi pulso se acelera poniéndome nerviosa.

Me detengo frete a la puerta de su oficina y toco varias veces esperando una respuesta.

-Adelante- escucho y agarro la manija para girarla.

Lo primero que veo al abrir la puerta es Hudson sobre su silla de cuero con expresión seria y molesta mientras tiene sus manos entrelazadas, delante de él, sentando en una silla de madera, veo la espalda y el cabello desordenado de Lucas.

-Daniela- susurra el sheriff al verme en el marco de la entrada. Lucas al oír eso, me mira sobre su hombro y ahí es cuando noto una gasa sobre la parte izquierda de su frente. -Eres tú- añade ¿aliviado?

-¿Esperabas a alguien más?- le pregunto cerrando la puerta a mi espalda para después acercarme a ellos de manera lenta, sin despegar mi vista del castaño. ¿Qué le pasó?

-Hmm, de hecho sí- Lucas sonríe de lado. -Esperábamos a decenas de ciervitos entrar por esa puerta y atacarnos, o algo mucho peor- se encoje de hombros despreocupado antes de regresar su vista al sheriff.

-¿De qué hablaban?- los interrogo a los dos. Por sus caras, se que algo no muy bueno pasó en mi ausencia. Hudson señala una silla a la derecha de Lucas con su mano y yo me dirijo a ella para sentarme.

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