Capítulo 37

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Viernes 15 de Febrero del 2019
11:13 a.m.

—¡Daniela!

Un molesto ruido y una gruesa voz hace moverme irritada. ¿Quién está gritando a esta hora?

—¿Daniela?

Arrugo mi nariz ignorando esa voz, no quiero abrir los ojos, estoy muy cansada como para hacerlo.

—¡Dani!

El grito viene acompañado de cuatro suaves toques que fueron suficientes para que mi cabeza duela. Me encojo más en mi lugar y gruño molesta por eso. Solo quiero que pare y me deje seguir durmiendo tranquila.

Pasaron varios segundos en silencio, un silencio que me relajó y me hizo pensar que todo había acabado, pero me di cuenta que me equivoqué al volver a oír esos molestos ruidos pero ahora mucho más fuertes.

—Agh, ¿qué pasa?— bufo irritada. Al intentar abrir mis párpados, la cegadora luz proveniente del Sol me obliga a cerrarlos de nuevo. —¿Qué hora es?— me pregunto a mí misma mientras tallo mis ojos algo somnolienta.

—Daniela, ¿estás bien?— una voz amortiguada se oye a lo lejos. Eso me extraña, así que hago el esfuerzo de abrir mis ojos y lo primero que logro divisar es un techo oscuro haciéndome sentir encerrada.

Comienzo a ver hacía todos lados para darme una idea de dónde me encuentro, y caigo en cuenta que estoy sobre los asientos traseros de mi coche.

—Genial, ya despertaste— de nuevo escucho esa voz. Curiosa de saber quien es, me siento rápidamente encontrándome a John detrás de la ventana que tengo delante mío. —Ey, perdón por despertarte— dice con una media sonrisa.

Después de tomarme segundos para despabilarme y caer en cuenta en la situación donde me encuentro, me arrastro hacía delante para alcanzar el seguro de la puerta y quitarlo. John, al escuchar el click, la abre dejando entrar un agradable aire fresco.

—Buenos días, ¿cómo te sientes?— pregunta con su cabeza asomada dentro del coche para verme mejor.

—Buenos días a ti también, me siento terriblemente mal, tengo un dolor insoportable de cabeza, ¿y tú?— le contesto con voz ronca por mi garganta seca.

—Cansado— dice viendo todo el interior de mi coche. —Bueno...— él se inclina dentro recogiendo algo del suelo del carro. —¿Te la pasaste bien anoche?— al escucharlo, mi vista va a sus manos dónde, en ellas, se encuentran botellas de cerveza. —Veo que no eres muy amiga del alchol— menciona con un tono burlón.

—Lo odio— confieso acariciando mis sienes de forma circular.

—¿Entonces qué te hizo beber tanto? Claro, si puedo saber— me mira con curiosidad cruzándose de brazos.

—Una canción— susurro en respuesta mientras él se hace a un lado para yo poder salir del auto.

—Tuvo que ser una muy buena para que te pusiera en ese estado— dice mientras yo cierro la puerta a mi espalda. John comienza a caminar hacia el bote de basura fuera del jardín de la casa para echar las botellas ahí. —Ven, creo que tengo una solución— me indica con la cabeza que lo siga dentro de la casa, yo lo obedezco y caminamos por todo el jardín para entrar en ella.

Al estar en el pasillo de la entrada, todo se me hace extrañamente vacío, pero lo dejo pasar.

—Vuelvo en unos minutos, me iré a dar un baño, lo necesito— le aviso a John mientras camino a las escaleras y él se dirige a una dirección contraria a la mía.

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