2˙14 olnʇídɐɔ

2.2K 325 642
                                    

—Calle... Calle... Calle... ¡Calle!— arrugue mi rostro al sentir una sacudida. —¡Creo que ya está reaccionando!

—¡Por favor, hagan espacio! Parecemos sardinas enlatadas...— estoy segura que esa fue Lucía.

Abrí mis párpados intentando acostumbrarme a la luz. Poco a poco iba enfocando las caras que tengo delante, unas caras muy preocupadas por cierto.

—¿Estás bien?— Kim entró en mi campo de visión.

—¿Sí?— contesté con duda, seguía todavía desorientada, no sabía muy bien lo que había pasado.

Comencé a observar todo a mi alrededor. Estaba entre los brazos de Lucía con mi hombro izquierdo pegado a su pecho. A unos centímetros de nosotras, estaban los demás rodeandonos: Juancho, Laura, Kim, Mackenzie y sus amigos, un grupito de gente que no conozco, hasta un profesor estaba de espectador.

—Por fin reaccionas, nos diste un buen susto— Juancho suspiró sin borrar una sonrisa de alivio de su rostro.

—¿Se encuentra bien? ¿No necesita ir a la enfermería?— aquel maestro intervinó en la conversación, yo asentí. —¿Segura?— volvió a preguntar para corroborar.

—Sí, solo... necesito sentarme— contesté mientras lo hacía lentamente.

—Muy bien, si se sigue sintiéndose mal, trate de ir a la enfermería— dijo de manera seria, yo asentí. —Los dejo— se despidió de nosotros mientras alejaba a todos los estudiantes que se acercaron por curiosos, así dejando solamente a mis amigos, Mackenzie y Poché, quién antes no la había visto, a mi alrededor.

—Aunque solo hayan sido segundos los que estuviste inconsciente, nos preocupaste mucho— Laura me tendió una mano y yo la acepté dejando que me ayudara a levantarme.

—Lo siento por eso...— susurré apenada. Todavía sentía secuelas, pero ya se estaban yendo poco a poco.

—No se lastimó con la caída, ¿verdad?— Kim le preguntó a los demás mientras me tomaba del brazo mientras caminábamos hacía una banca cercana.

—No, aquí "Zie" presente— Lucía la señaló con su cabeza. —La sostuvo antes de que cayera— añadió haciendo que la mirará.

—Gracias— le dije y Mackenzie solo sonrió apenada mientras me susurraba un "no hay de que".

—¿No has desayunado o por qué te desmayaste?— Juancho fue él primero en empezar el interrogatorio sentándose a un lado mío, yo me quedé callada totalmente avergonzada. —¿ Calle, has estado cuidándote?— me preguntó mientras yo miraba a lo lejos como Poché charlaba de algo con Mackenzie.

—Solamente hoy fue que no desayune, en serio— dije siendo sincera mientras regresé mi mirada a Juancho.—No tuve tiempo de hacerlo.

—¿Y por qué no?— me tensé al escucharla. Dejé de mirarlo y de nuevo mis ojos se detuvieron en ella, Poché estaba enfrente mío con sus brazos cruzados y ceño fruncido. ¿Desde hace cuánto había dejado de hablar con Mackenzie? ¿Y desde hace cuánto ella se fue?

—Tuve que hacer algo esta mañana— bajé mi mirada intimidada por la suya. No quería decirle la verdad.

—¿Qué cosa?— insistió dando un paso hacía delante.

—No la hostigues— Lucía la detuvo. —Si no te quiere decir, no la puedes obligar.

—Solo me preocupo, soy su...— de la nada, calló. Presionó sus labios entre sí y después suspiró.

—¿Eres...?— Kim alzó una ceja sin entender porque se detuvo.

—Solo quiero que esté bien— dejó de lado lo que iba a decir y cambió sus palabras.

Efecto Mariposa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora