Capítulo 13

3.5K 407 247
                                    

Sábado 09 de Febrero del 2019.
11:00 a.m.

—¡Johan!— grité sintiendo las gotas de sudor bajar por todo mi rostro. Mi vista se fue por todo el lugar donde me encontraba y logré ver por la ventana una oscuridad siendo iluminada poco a poco.

—¿Calle? ¿Estás bien?— alguien se removió a mi lado tocando mi hombro.

Giré mi rostro y miré a Poché con expresión preocupada. Estaba a un lado de mí con su cabeza ligeramente ladeada.

Sin poder contenerlo más, estallé en llanto dejando caer mi rostro en su pecho y posiblemente empapando su ropa con mis lágrimas.

Ya no aguantaba esta situación, ya no podía seguir.

—Shhh, solo fue una pesadilla, tranquila— susurró acariciando mi cabello lentamente. Su tacto logró tranquilizarme de inmediato.

—Ya no puedo más...— murmuré aferrándome más a ella —No se que hacer...— sollocé —Solo quiero quedarme contigo y que todo este bien.

—Y te quedarás conmigo— me dio un beso en la frente que agradecí —Calle, eres la persona más malditamente perfecta que conozco, no se que está pasando pero se que podrás solucionarlo, confía en ti. Yo confío en ti— tomó mis mejillas y dejo un beso corto en mis labios —¿Mejor?— asentí. Sus palabras me ayudaron mucho.

—Te amo— susurré mirándola con admiración. Poché sonrió y me abrazó muy fuerte.

—Te amo más. Ven, volvamos a dormir— ella se dejó caer nuevamente en mi cama y me quiso atraer a su lado, pero noté algo que me desconcertó.

—¿Poché?— su camisa se estaba tintando de rojo cada vez más y eso me aterraba —¿Qué te...?

—¿Pasa algo, Calle?— preguntó ignorando totalmente la mancha de sangre en su camisa, actuó como si nada pasará. Por curiosidad tomé el doblillo de su camisa para levantarlo, así dejando su torso descubierto con una palabra escrita con algún objeto punzante, ahí decía "pecadora", al igual que Johan.

—¡No!— grité aterrada saliendo de la cama rápidamente. Ella no.

Poché se quitó las sábanas de encima y se levantó de la cama. Solo está nos separaba.

—¿Pasa algo, pecadora?— remarcó la última palabra con odio en su voz dando pasos lentos hacia a mí. Sus nudillos estaban blancos, como si estuvieran conteniendo una gran ira.

—¡Poché, ¿qué...— antes de poder decir algo coherente, la ventana de mi habitación fue rota dejando ver una mano entrando por ella.

De ahí salió una túnica blanca como la nieve y una gran máscara del cráneo de un ciervo. Delante mío estaba él mismísimo Profeta.

—Todos somos culpables...— su voz era ronca y gruesa —Y todos tiene un castigo— Poché se posicionó al lado de él —Y tú eres la siguiente— dijo antes de correr hacia a mí.

—¡No!— grito sintiendo las lágrimas caer por mis mejillas. Puedo sentir el sudor recorrer todo mi cuerpo.

—¡Calle!— alguien toca mi brazo y rápidamente me aparto aterrada. La imágen de él sigue en mi mente —¡Ey, soy yo!— levanto la vista y la persona que veo hizo que mis ojos se abrieran de par en par.

—¿K-Kim?— tartamudeo viendo a mi mejor amiga de pie al lado de la cama con una mirada confundida.

—La misma— contesta con una sonrisa y de un salto me lanzo a abrazarla por la cintura.

Efecto Mariposa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora