Capítulo 58

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《Cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido muertos a causa de la palabra de Dios y del testimonio que ellos tenían. A cada uno de ellos le fue dado un vestido blanco; y se les dijo que descansaran todavía un poco de tiempo, hasta que se completase el número de sus consiervos y sus hermanos que también habían de ser muertos como ellos.》


Ya no hay escapatoria, esto se tiene que terminar aquí y ahora.

—¿Qué pasará con Robert y Rosalind?— le pregunto a la persona a mi lado, quien no se ha movido de la habitación desde que llegamos.

Nunca pensé en volver a esta cabaña sino fuera como una prisionera, así que me pone un poco inquieta saber que la razón por la cual estoy aquí es porque me ven ahora como una "aliada".

—No lo sé, El Profeta es quien se va a encargar de ellos— es tan cortante que si fuera otro momento le dejaría de hablar, pero si vine hasta aquí es para buscar información, así que no dejaré de insistir.

—¿Cómo te llamas?— su incomodidad ante la pregunta es evidente.

—¿Para qué?— frunce el ceño desconfiado. Obviamente, es la primera vez que nos vemos.

—Es solo una simple pregunta, solo quiero... comenzar a hacer amigos aquí ya que me quedaré— espero y lo último no se cumpla.

—Mi nombre es Erick— responde algo evasivo. Bufo al oír su respuesta, no es la persona que necesito, pero igual creo que me puede ayudar.

—¿Y conoces a alguien qué se llama Luis?— vuelvo a interrogarlo poniéndolo aún más tenso.

—Sí, pero ¿por qué quieres saberlo?— guau, que temperamento. —Si quieres saber algo, puedes preguntarle a El Profeta.

—No, a él no— desisto rápidamente. Eso arruinaría todo. —Es solo que...— vamos, Daniela, inventate algo. —Luis fue quien me convenció en buscar a El Profeta y unirme a este glorioso grupo que me llevará por el camino de la luz y salvación— finjo mi mejor emoción de esperanza y gratitud. —Quiero verlo y darle las gracias personalmente.

—Ah, es eso— por fin lo veo relajarse después de todos estos minutos. Genial, pescó el anzuelo. —Luis es un gran hermano, estoy contento de que el Nuevo Comienzo tenga a alguien como él— sonríe feliz.

Sí, sí, sí, lo que sea, ¡a mí eso no me importa!

—Pero él no esta aquí— confiesa.

¡¿Qué?! ¿Así actúe para nada?

—Pero vendrá mañana— agrega.

Mi ánimo vuelve a subir al oír eso. Sabía que la vida recompensaría todos mis sacrificios.

—¿Podrías avisarme cuándo llegué? En serio quiero agradecerle personalmente— pido juntando mis manos. Quiero convencerlo, si logro ver a Luis, quien tanto ayudó a Poché, él podrá ayudarme a mí también. Es lo único que me queda.

—Claro, seguro él se sentirá bien al saber que ayudó a alguien a unirse al camino de la...

—Gracias por la ayuda— lo detengo antes de que siga hablando más de esta secta. Es lo mínimo que me interesa ahora.

—Debemos irnos, se te asignará una habitación aquí como lo dijo El Profeta— una tercera persona aparece en la sala. Creo conocerla al verle, sino me equivoco, varias veces El Profeta la llamó Susan. Junto con Carl, creo que ellos son los más cercanos a él, pero apuesto a que ella lo es más.

—Bien— respondo de lo más tranquila al saber que mañana todo irá como marcha el plan. Me despido de Erick y sigo a Susan.

Recorrer esto de nuevo me hace traer recuerdos de la primera vez que vine aquí; en ese entonces estaba tan asustada y tan confundida, pero ahora es todo lo contrario, me siento más segura que nunca y la verdad la siento aún más clara, tanto que tengo hasta miedo de tener razón.

Efecto Mariposa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora