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Lunes 02 de Junio del 2014.
7:50 a.m.

—¿Ya se fue?— no pude ocultar la sorpresa en mi voz.

—Sí Dani, María José ya tiene algunos minutos de que salió de casa— respondió Marta mientras se encontraba recargada en la puerta de entrada.

—Oh...— exclamé en bajo decepcionada por escuchar eso. —Está bien, gracias de todos modos, nos vemos después Marta— me despedí de ella mientras agitaba mi mano y daba media vuelta.

Llegué a la casa de Poché con la intención de irnos juntas a la Universidad como siempre lo hacemos, pero cuando pregunté por ella Marta me dijo que ella ya se había ido momentos atrás. No pude ocultar la sorpresa y confusión en mi rostro. No es que sea un delito que Poché se haya ido sin mí, pero... no lo sé, me dejó preocupada, no hay día en que las dos no fuéramos juntas a la Universidad, pero ahora que si lo hay, lo siento demasiado raro...

Seguramente tuvo algo importante que hacer temprano.

Busqué en el bolsillo trasero de mi pantalón mi celular, y al hallarlo, lo desbloquee y me desplace hasta el chat de Poché. Me di cuenta como mis mensajes, los que le envié minutos antes de ir a su casa, no los vió. Lo volví a bloquear y mi preocupación aumentó. ¿Cuánto pasó desde aquella noche?, ¿tres semanas?, ¿será qué todavía sigue afectada por eso?

Con mi mente inundada de esos pensamientos por fin llegué a la Universidad. Entré a la par de varios alumnos mientras buscaba con mi mirada a Poché, tenía la esperanza de verla antes de entrar a clases.

Caminaba a pasos lentos mientras me hacía paso entre la gente yendo a sus respectivos salones y seguía mi búsqueda. Después de unos segundos, oí aquella risa característica que bien puedo identificar en cualquier parte, así que giré sobre mis talones y, como lo pensaba, Poché venía unos metros atrás de mí, pero no iba sola, Mackenzie la acompañaba riendo junto a ella con sus brazos entrelazados.

Me quedé congelada en mi lugar sin saber que hacer, solo observando aquella escena.
Regresé en mí cuando las vi despedirse con un abrazo, Mackenzie tomó un camino diferente al de Poché y, bueno, esta última seguía el mismo yendo directamente a mí.

Respiré profundamente lista para hablarle. No entiendo porque de la nada tenía ese sentimiento de nerviosismo al pensar en dirigirle la palabra, es como si fuera la primera vez que lo hiciera, pero no debería sentirme así, ella es Poché, mi Poché, la persona con la cuál crecí a la par, la persona que más conozco en este mundo, y la que más me conoce a mí. La persona a la cuál le tengo más confianza, a la cuál le he mostrado todas mis facetas existentes, la que sabe todos mis miedos y sueños. La persona que amo.

Pero... ¿por qué ya no lo siento así?

¿Por qué siento qué es la persona qué más desconozco en este mundo?

¿Por qué la siento tan lejos?

Un nuevo dolor se instaló en mi sien derecha, pero lo ignore al verla a unos pasos cerca de mí concentrada en su celular.

Es más importante hablar con Poché que preocuparme ahora mismo por mí.

—Poché— la llamé dando algunos pasos para quedar a su lado.

Ella se detuvo abruptamente y noté cómo su cuerpo se tensó y cómo apretó su teléfono entre sus dedos al oírme. Me sentí mal al ver eso, ¿le molesta mi presencia?

—Calle— elevó su mirada y me dio una sonrisa fingida. —¿Qué pasa?— preguntó mientras miraba con nerviosismo el caminó que debía seguir.

Efecto Mariposa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora