Capítulo 59

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《Y miré cuando él abrió el sexto sello, y se produjo un gran terremoto. El sol se puso negro como tela de cilicio; la luna entera se puso como sangre, y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como una higuera arroja sus higos tardíos cuando es sacudida por un fuerte viento.》

-Poché, ¿estás bien?- le pregunto al sentirla temblar tanto. Ella asiente lentamente, pero al momento de hacer aquello, sus piernas pierden fuerzas y cae sobre el piso suavemente gracias a que la sostuve a tiempo. -¡Poché!- no puedo evitar preocuparme ante su repentino desvanecimiento. -¿Te hicieron algo?- mi voz tiembla ante esa posibilidad.

Poché niega con su cabeza recargada en mi pecho, la escucho toser un poco mientras el dorso de su mano cubre su boca.

-Estoy bien, no te preocupes por mí- hace un ademán con su mano para restarle importancia a su salud, eso me hace fruncir el ceño. ¿En serio piensa qué voy a dejar de lado su situación?

Ella se sienta completamente en el frío suelo de madera a la par que masajea su cabeza de manera disimulada. Veo como hace muecas al pasar de los segundos.

-Deja de mentirme- digo por fin. Poché se detiene y alza su mirada con un interrogante enorme sobre su cabeza. Creo que es la primera vez desde que llegué a la habitación que puedo ver su cara completamente, una cara que luce totalmente afligida; tiene grandes ojeras, su piel está pálida, labios secos y mirada cansada, es como si en cualquier momento pudiera romperse, además, sus ojos están rojos, ¿ha estado llorando? -Dime la verdad- susurro mientras tomo sus manos entre las mías.

¿Qué tanto ha pasado desde la última vez qué nos vimos? No dejo de repetirme.

Me preocupa demasiado mis pensamientos cuando estos solo se centran en las decenas de posibilidades que provocaron su estado. Obviamente, ninguna es buena.

-Oye...- su mirada se suaviza al verme tan preocupada y me muestra una sonrisa tranquilizadora. -En serio, estoy bien- su mano toca la mía y hace leves caricias para que mi agarre se vaya aflojando. -Solamente estoy cansada, no he podido dormir, las cosas están demasiado tensas y... raras. Hacen que no pueda descansar en paz- confiesa en bajo. Muerdo mi labio inferior al verla así de preocupada.

-Ya estoy aquí, no tienes nada de que temer ahora- no aguanto más y la vuelvo a tener entre mis brazos. -Hemos pasado por muchas cosas, esto solo será otro obstáculo que podremos superar- mi mano se mueve en círculos sobre su espalda en un intento de que deje de estar tensa.

-Sí, pero... algo esta pasando- dice de repente.

-¿Qué es?- me alejo de su cuerpo para verla mejor.

-Están más inquietos de lo normal. Puedo escuchar sus pasos rápidos a través de la puerta y sus murmullos desesperados. Algo esta pasando, Calle- vuelve a repetir, pero esta vez con un semblante más serio. -Y tenemos que aprovechar eso- al decir aquello, no sé de donde saca fuerzas, pero se levanta de un movimiento.

-Poché, espera, ¿a qué te refieres?- le pregunto mientras la observo ir hacía la puerta. La veo pegar su oído a la madera y permanecer unos segundos en silencio.

-No hay nadie cerca- se aleja sin dejar de ver la salida de la habitación. Cuando sus pasos se detienen a un lado mío, es cuando me ve. -Tienes que irte- sus manos me toman de mi brazo izquierdo y tratan de levantarme, pero no siento ninguna fuerza que me obligue a hacerlo. Sigue débil.

Efecto Mariposa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora