Capítulo 30

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Dejo escapar el aire de mis pulmones. Todo esta situación me pone los pelos de punta. Miro a mi alrededor y Margarita está a mi lado derecho y Lucas a mi izquierdo, los dos parecen ponerle mucha atención a las palabras del sacerdote mientras sus manos están casi elevadas.

—...creo en un solo señor, Jesucristo, hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero...— trato de no cerrar los ojos a causa del sueño o del aburrimiento. Después de lo que parecieron horas, por fin termina. Yo agradezco internamente. Se guarda un poco de silencio antes de que el sacerdote vuelva a hablar, en eso, siento un ligero toque de parte de Lucas llamando mi atención.

—Se todo lo que pasó— susurra a mi lado, giro mi rostro para verlo con una ceja alzada —Ya sabes... tu escapada con el ciervo— comenta entre una sonrisa y reprimo una risa. ¿Escapada con el ciervo? —Él sheriff me lo contó. Sabes que es muy peligroso, ¿verdad?

—Claro que sí, Lucas— le doy la razón —Te prometo que a la próxima no me "escapo" con el ciervo y sus decenas de ciervitos— digo irónica. ¿Cómo podía evitar eso? Es imposible, yo no sabía que ese día donde casi muero en vida, El Profeta haya decido aparecerse frente a mí y llevarme a la fuerza.

—No, yo no me refiero a eso...— chasquea la lengua —Hablo de venir aquí— murmura con su vista al frente. Yo hago una mueca.

—Reúno pistas— le digo después de unos segundos en silencio y él niega con su cabeza no tan convencido de mis palabras.

—Lo único que vas a reunir son problemas y más problemas, Daniela— acaricia su frente tratando de relajar su ceño. Pienso que ha tenido días llenos de estrés, pobre, es todavía tan joven como para cargar con un problema de esta magnitud, pero fue su decisión estar aquí —Ahorita estás en mucho peligro— dice por fin.

—Lo sé, estoy muy consciente de ello, a cualquier lugar donde voy, se que estoy en la mira— mi vista se desvía de él y centro mi vista en la ceremonia, más no mi atención.

—Mira... esto se está saliendo de nuestras manos, se que el sheriff pidió ayuda externa, ¿sabes lo qué significa eso?— pregunta en un susurro algo angustiado. No le contesto —Daniela, si 《ellos》 se enteran de lo que planeamos, va a haber una guerra, estoy seguro de ello— comenta y eso hizo que soltará un suspiro lleno de miedo. ¿Tanto así? —Y también estoy seguro de que ellos no van a descansar hasta tener el control total del pueblo, aún así sea a las malas— habla. Mi mente comienza a divagar después de escuchar eso, ¿y qué pasa si ya lo saben? Se que El Profeta sabía de mi regreso al pueblo desde mucho antes que yo tuviera la idea de querer regresar, así que si analizo un poco más, ¿hasta dónde llegó a ver el futuro antes de que el reloj se fuera de sus manos?

—¿En qué piensas?— Lucas logra sacarme de mi mente que solo hacía que me preocupe más.

—En que deberíamos de hablar de esto en otra parte, tú mismo lo dijiste, las paredes oyen— le reprimo antes de poner total atención al sacerdote y sus palabras.

Los minutos pasaron entre palabras y palabras. Debo decir que estoy agradecida de que él no se escuche como El Profeta al momento de hablar y dar opiniones, o sino, sería un tormento el estar aquí. Cuando menos lo espero, inicia la segunda parte de la eucaristía, donde el sacerdote da comienzo a la repartición de la comunión.

—Espérame aquí— menciona Lucas mientras se levanta seguido de otras personas.

—¿Irás?— pregunto algo desconcertada. ¿Todavía tiene que guardar apariencias enfrente de la iglesia?

Efecto Mariposa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora