Capítulo 54

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《Hemos escuchado un grito de espanto; no hay paz, sino terror.》

Trago de mantenerme bajo control ante la situación, pero a estas alturas se me hace una tarea difícil.

Es complicado de asimilar que, la persona que ayudó a encontrar información contra El Profeta, sea en realidad el hijo de esa persona. Para mi, era algo totalmente imposible de imaginar, pensé que aquel hijo no estaba aquí, pero en realidad siempre a estado entre nosotros.

Busco con la mirada a Robert y Rosalind detrás mío. Ellos, al contrario de mí, no están sorprendidos, sino más bien parecen preocupados ante la presencia.

—Lucas...— lo llamo girando mi rostro para enfrentarla de una vez. Él reacciona ante mi voz y me mira inmensamente. —¿Por qué...?— intenté pedir una explicación, pero su voz me interrumpe.

—Supongo que debo de disculparme por no haberlo mencionado antes— dice mientras avanza hacía nosotros. La disculpa no se ve del todo sincera, es como si no le importara en absoluto.

—Me mentiste— entrecerre mis ojos mirándolo acusadoramente.

—Eso no es verdad— se detiene frente mío cruzándose de brazos. —¿Cómo te voy a mentir si nunca me lo preguntaste?— una sonrisa desafiante se forma en sus labios.

—Lo ocultaste— digo lentamente aquellas dos palabras sin romper el contacto visual.

Estoy harta de que todo a mi alrededor sea una mentira. A cada persona que vi como una aliada acabaron ocultando o mintiendo sobre algo, todos menos alguien que siempre he visto como un enemigo; El Profeta es la única persona que parece ser, nunca me ha mentido. Odio aceptarlo.

—No vi necesario mencionar ese detalle— se defiende restandole importancia. Lo dice como si estuviera hablando de un descuido cualquiera.

—¡Lucas, estuvimos detrás de ellos!— le recuerdo sin evitar que mi voz se alzara. —¡Tú estuviste detrás de ellos!— lo señalo dándole incapie a aquel momento donde nos vimos por segunda vez dentro del bosque.—Pero...— mi garganta se cierra al tiempo en que por mi mente surge una probabilidad. —¿Estás con él?

—¿Qué?— su expresión es seria y confundida.

—Estás con El Profeta. Tú debes de ser de las personas que le pasan información— lo acuso y él solo se ríe al escucharme.

—De verdad no sabes nada— dice mostrándose burlón.

—¿Qué tengo qué saber?— lo miro sin entender nada de lo que habla. Él gira su rostro para ver a la pareja, la cual en todo momento se han mantenido expectantes.

—¿No le contaron?— les pregunta. Aquello me preocupa.

—¿Se conocen?— mis ojos viajan de Lucas hacía ellos dos y de regreso a él.

—Solo nos hemos visto en una ocasión— me responde. —Pero ellos conocen todo de mí, como yo trato de conocer todo de ellos— Lucas camina hasta sentarse en un banquillo al lado de la barra. Actúa como si toda esta conversación no fuera nada relevante para él. —Yo no regresé a este pueblo para servirle a mi padre, vine a que pague todo lo que ha hecho— confiesa entre dientes.

Al ver su mirada llena de ira, me hace deducir que no busca lo mismo que la policía, parece más bien que va a hacer justicia por su propia mano.

—Que agradables palabras hacía tú progenitor— Robert habla entre el tenso ambiente.

Efecto Mariposa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora