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Jueves 17 de Julio del 2014.
2:14 p.m.

Se que Poché y yo terminamos, que esa etapa quedó como "un bonito recuerdo" mientras duró. Se que ella se alejó de mí, rompió cualquier lazo importante que nos juntaba y que me pidió no volver a vernos, pero también se que oculta algo detrás de toda esa falsedad que muestra ante sus nuevos amigos. Aunque Poché me mostró una faceta que nunca vi de ella el día que me terminó, se que muy en el fondo todavía esta la persona que yo conozco.

También se que nada tuvo que terminar así.

—Entonces... ¿qué es lo qué tanto ves?— susurraron en mi oído derecho. Yo dejé de ver la plaza del pueblo y centré mi vista en mis amigas, quiénes me miraban con interrogantes sobre sus cabeza.

—Nada— le respondí con una sonrisa fingida a Laura. Ellas se vieron entre sí, se que querían decir algo, pero permanecieron calladas.

—Bueno... ¿a dónde vamos?— preguntó Lucía mientras me observaba de reojo. Ella notó las pequeñas miradas que le daba a la plaza detrás nuestra. —¿Quieres ir allí, Calle?— dijo lo que yo no me atreví a decir.

—Solo si quieren— me encogí de hombros. En realidad estaba pidiendo al Universo para que dijeran que sí, pero no quise ser muy obvia.

—Por mi no hay problema— Kim comentó antes de entrelazar nuestros brazos y comenzar a caminar hacía aquella plaza. No sé que contestaron Las Villa, solo vi sobre mi hombro cómo nos siguieron sin reproches.

Supongo que ellas se estuvieron preguntando porque vinimos aquí, bueno, no las culpo, todo fue repentino. Me enteré por ahí que Mackenzie daría un paseo con sus amigas, entre ellas Poché, hacía el centro del pueblo. Pensé que era la excusa perfecta para cruzarme con ella y hablar, pero hablar de verdad, sin huidas ni palabras extrañas. Hoy hablaré con ella hasta decirnos todo lo que callamos.

—Por fin, ya no aguantaba ni un minuto más de pie— comentó Lucía mientras se dejaba caer sobre una banca en la plaza y su hermana la imitaba. —¿Qué tenemos planeado hacer aquí?— preguntó mientras observaba el lugar un tanto lleno.

—Pasar el rato— me encogí de hombros. Mis ojos comenzaron a buscar una excusa para alejarme de ellas y después de algunos segundo la hallé. —Tengo ganas de un helado, ¿alguien quiere uno?— las miré a las tres esperando una respuesta.

—¡Yo!— respondieron Laura y Lucía mientras levantaban su brazo.

—Por favor quiero uno, hace un calor del infierno— Laura se quejó mientras con su mano intentaba darse algo de aire.

—¿Quieres qué te acompañe?— Kim se ofrece pero yo me negué, si llegaba a encontrarme con Poché es mejor que ninguna de ellas escuche.

—No, voy sola, regreso en un minuto— le contesté mientras le daba una última sonrisa antes de dar media vuelta y caminar a pasos rápidos hacía el pequeño puesto de helados al otro lado de la plaza.

Caminé esquivando a las personas que estaban platicando entre sí y niños jugando con sus mascotas. Las distracciones podrían arruinar mi plan y en este momento no estoy para eso.

Me detuve cuándo el señor de los helados estaba enfrente mío esperando mi orden con su sonrisa amable. Mientras pedía, observaba por todo mi panorama a aquel grupo de amigas que se supone que vendrían aquí.

¿Será qué se arrepintieron y cambiaron su rumbo?

Puede ser, pero si es así, mi plan fue un total fracaso...

—¡Calle!— una mano se posó sobre mi hombro derecho interrumpiendo mis negativos pensamientos. Giré un poco mi cabeza y me encontré con la gran sonrisa de Mackenzie. Suspiré de alivio por primera vez al verla. —Que gusto encontrarte por aquí— dijo mientras se colocaba a un lado mío. —¿También luchas contra el calor con un buen helado?— me preguntó mientras se cruzaba de brazos y miraba al señor frente nuestra preparando mi pedido.

Efecto Mariposa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora