Capítulo 22

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—Parece que no prestaste atención a nada de lo que dije en la ceremonia— centro mi vista en El Profeta frente mío. Estoy en una mesa en el comedor de la casa jugando con la comida que me dieron hace cinco minutos.

—No me interesa prestarle atención— susurro dirigiendo mi vista de nuevo al plato lleno de sopa. No puedo olvidar el mensaje de hace unos minutos.

—Debería interesarte— comenta tomando asiento a un lado mío. El comedor se encuentra absolutamente vacío, no hay ningún otra alma excepto nosotros dos —¿Por qué no comes?— pregunta él.

—No estoy muy segura de comer algo dado por una secta que secuestra chicas y tiene como líder alguien que me tiene privada de mi libertad con ganas de robarme "algo que le pertenece"— respondo —Pueden envenenarme y seria una forma fácil de deshacerte de mi y tomar el reloj— finalizo mirando su máscara.

Puedo escuchar perfectamente una pequeña risa venir de él.

—Daniela, Daniela, Daniela, déjame decirte que tienes una imaginación muy creativa— canturrea.

—¿Me debería sentir halagada?— alzo una ceja. No entiendo porque contesto así cuando tengo todas las de perder si intenta hacer algo en contra mía.

—Siéntete como quieras— alza los hombres despreocupadamente —Pero con respecto a lo que piensas, tienes toda la razón del mundo— se recarga sobre sus codos sobre la mesa. Sus palabras me dieron escalofríos —Pero créeme, no soy capaz de hacer eso— aclara.

—¿Por qué no?— pregunto con curiosidad y él chasquea la lengua.

—No me gusta dañar a gente solo para conseguir lo que quiero— responde —Prefiero que ellos me lo den por voluntad propia.

—Eso es algo imposible conmigo— lo miro con burla —Nunca te daré nada por voluntad propia— frunzo el ceño para que note la seriedad con la que digo mis palabras.

—Nunca digas nunca, Daniela— ríe —Estoy seguro de que me lo darás sin siquiera pedirtelo— me dice muy confiado.

—¿Qué? ¿Acaso viste eso en el futuro?— su expresión corporal hace que piense que esta sorprendido a mis palabras.

—Uh, así que ya sabes su propósito, ¿eh?— ríe —Déjame adivinar quien te dijo eso... ¡ah, sí! Robert y Rosalind, ¿no? "La pareja más manipuladora del mundo de la arqueología". No deberías confiar en ellos, no son de fiar— comenta.

—Que curioso, ellos me dijeron que siempre mentías y no te creyera nada, ahora lo entiendo— recuerdo.

—Les conviene que pienses que soy la persona mala de la historia, en si, a todos les conviene eso— confiesa —Pero si te soy sincero, no es así. Yo los salvé de morir de hambre y sed, ¿y qué hicieron ellos? Me apuñalaron por la espalda solo por su avaricia, por cierto, uno de los peores pecados— dice —Dime, ¿qué te dijeron? ¿Qué regresarás al pasado y salvaras a tu amada?— ríe haciendo que me tensara en mi lugar —Ya que ellos te encomendaron esa misión, yo te dejo una— se acerca un poco más a mi —Pregunta que le hicieron a María José— sus palabras me dejaron totalmente sorprendida, ¿por qué quiere que pregunte eso?

Él se levanta y camina hacia la puerta, pero antes de salir, me mira sobre su hombro.

—Por cierto, come, no me agradaría que murieras de hambre. No por el momento— dicho esto sale del comedor dejándome completamente sola.

[...]

Después de minutos de haber termino mi cena, estoy siendo escoltada a lo que era la habitación donde mantenían a Poché cautiva. Carl, él hombre de esta tarde, va adelante, y la misma mujer a un lado mío. Al llegar a la puerta, él la abre mostrando algo que, a simple vista, no estaba antes de irme.

Efecto Mariposa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora