Capítulo 28

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He estado en cama por demasiado tiempo pensando en todo lo que pasó. Después de la discusión con Laura, me quedé encerrada en mi cuarto tratando de comprender todo lo que dijo pero hay algo que no me permite hacerlo. Tengo tantas ganas de saber, como ella, que quiere decir esa canción, pero aún no estoy segura de nada. Abrazo más mis piernas y hundo mi cabeza entre mis rodillas. Estoy desde hace varios minutos sentada en el suelo con la espalda pegada a la cama. Necesito pensar y analizar mejor las cosas. Si sigo así, perderé a alguien más.

Alzo mi rostro y puedo ver la hora en el reloj, 11:01 p.m. Presiono mis labios entre si tomando una decisión y me levanto agarrando el primer suéter que veo en mi armario y unos tenis. Salgo agarrando el reloj y mi celular.

Lo siento, pero ahora no quiero verte.

Con ese pensamiento salgo de casa sin hacer demasiado ruido, Margarita está durmiendo y no la quiero despertar así como al pequeño Ramón. Salgo a la calle y comienzo a caminar de manera lenta. Hay farolas que iluminan de manera agradable el camino.

Mientras mis pasos se escuchan sobre el asfalto al igual que los grillos a mi al rededor, pienso en lo que dijo Kim. ¿Y si en verdad estoy siendo egoísta? Si es así, no me había dado cuenta, pero estoy tan concentrada en todo el tema del Nuevo Comienzo que me es imposible pensar en otra cosa que no sea eso. Creo que me estoy obsesionando mucho, pero no me puedo tomar esto con calma, es algo imposible y tampoco puedo decírselo a ellas, no las quiero involucrar y que se pongan en peligro, pero, ¿y si eso es lo mejor?

—Maldición, todo esto me confunde demasiado— suspiro demasiado frustrada mientras pateo una roca. Llego a un pequeño parque a calles de casa y me dejo caer en un columpio. Saco mi celular y comienzo a escribir demasiado rápido un mensaje de texto.

Mamá, soy Daniela. Perdón por comunicarme hasta ahora pero he tenido contratiempos que me han impedido hablarte. Estoy bien. ¿Podrías llamarme mañana? Necesito hablar contigo.

Termino de escribir y se lo envio. Ahora solo falta que me responda, necesito un buen consejo de ella.

Mientras me columpio suavemente, alzo la vista encontrándome los demás juegos infantiles iluminados por las luces. Suspiro pesadamente al momento que un recuerdo se me vino a la mente.

"—¡Eres una gallina!— gritó a carcajadas Laura mientras ve a Poché dudar sobre si cruzar el pasamanos o no —O mejor dicho, ¡una gallinita!— ella ríe más fuerte de su propio chiste.

—¡Cállate, Laura! Que tú hayas podido cruzar, no significa que todos puedan— Lucía regañaba a su hermana.

—Está bien, Poché, tú puedes— le sonreí y ella me regresó la sonrisa de manera tímida. Frunció el ceño preparándose para completar el desafío que le puso Laura.

—¡Vamos pequeña, que no tenemos todo el día!— la abucheó Lau mientras se cruzaba de brazos y soltaba un gran bostezo —Tú mamá nos espera, ¿no ves que tienes que cortar tu pastel? No nos dio demasiada tiempo para venir a jugar.

Desde que Laura se enteró (hace 20 minutos) que Poché nunca ha logrado cruzar el pasamanos por miedo, se tomó la tarea de 'casi' obligarla a hacerlo y superar eso. Decía que era una buena manera de empezar sus once años cumplidos.

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