Capítulo 45

2.8K 301 512
                                    

—¿Te sientes mejor?— mi mirada esta centrada en John quien esta tomando de su té.

—Sí, gracias por estar aquí— él intenta sonreír, pero una mueca aparece en su rostro.

Llegamos a la casa de Margarita hace media hora. Ella no se encuentra en su casa, pero si Ramón, algo que me hace feliz ya que llevaba varios días sin verlo y me sube el animo el hecho de estar frente al pug y ver que aún no me ha olvidado. Mientras mi mano acaricia la cabeza del pequeño perro, mi mirada regresa a John. Él me tiene muy preocupada, su estado cortando y frío es una nueva faceta que muestra y logra sorprenderme, más aún el hecho de notar como se encierra en su propia mundo donde, seguramente, no este pensando en nada bueno.

—Supongo que tienes preguntas— salgo de mis pensamientos al escucharlo hablar. Él sigue sentando sobre el suelo con sus piernas cruzadas y espalda recargada en el sofá.

—Bueno...— me callo al bajar la mirada apenada. En realidad si las tengo, pero no me quiero ver como una entrometida.

El espacio que compartimos queda en silencio después de esa palabra. Aprovecho el tiempo y me doy la tarea de pensar hasta decidir el querer salir de dudas.

—Me sorprende mucho que conozcas a Mackenzie— empiezo mientras veo como Ramón se acurruca más sobre mi regazo.

—A mí también— confiesa dándome una pequeña mirada. —Si no te molesta responder, ¿cómo es qué se conocen?— me pregunta al inclinarse hacía delante dejando su tasa sobre la mesita de madera.

—Estuvimos en la misma Universidad hace cinco años, pero nos conocimos porque fue amiga de mi ex-novia— respondo su pregunta mientras me distraigo acariciando el lomo de Ramón.

—Que curioso— susurra. —Después de todo tenemos más cosas en común de las que creía— añade.

—¿A qué te refieres?— frunzo un poco el ceño al no entender sus palabras.

—Yo conocí a Mackenzie a través de mi ex-novio, era su hermana menor. Él fue la única persona de la que me he enamorado— contesta mientras observa sus manos como si eso fuera lo más interesante en el mundo.

No oculto el que esa historia haya atrapado mi interés. Me levanto del sofá individual de donde estaba y dejo a Ramón sobre el, después camino hasta sentarme a un lado de John, quien todavía luce decaído.

—¿Te encuentras así por él?— temo decir aquellas palabras, no se que tan entrometida puedo haberme escuchado. John presiona sus labios entre si, como si no quisiera que algo se escape de ellos. —Esta bien si no quieres hablar de ello, no quiero que te sientes presionado.

—No, esta bien, estoy bien— se que eso fue más para él que para mí. Después de ver su lenguaje corporal, se que este tema no es uno bonito para él. —Algún día tengo que sacar esto que he estado guardando por varios años— dice seguro de sus palabras.

—Puedes tomarte todo el tiempo que sea posible, yo no me iré de aquí— le aseguro mientras mi mano se posa su antebrazo en señal de apoyo. Ante esa acción, John me mira y me sonríe por primera vez con sinceridad.

—Hace 10 años lo conocí— comienza a hablar después de algunos segundos en silencio. —Yo tenía 16 años al igual que él, su nombre era Dan. Nos conocimos un día de otoño y fue lo más raro y bonito que me ha pasado— se me escapa una leve sonrisa al verlo un tanto feliz. —Nunca antes había hablado con él, pero sabía quien era, después de todo es miembro de la familia Evans, y sabes que es muy conocida por aquí— menciona y yo comprendo sus palabras, lo mismo me sucedió con Mackenzie. —Mackenzie en ese tiempo siempre estaba detrás de él, ella tenía 13 años, así que era común que pasaran mucho tiempo juntos— añade. —Dan y yo nos tratábamos como extraños en la escuela, pero fuera de ella eramos los mejores confidentes. Creamos un mundo donde solo pertenecímos nosotros y nadie más. Los problemas que él tenía con su familia por querer controlarlo, y los que yo tenía después de quedar huérfano, desaparecían cuando nos encontrábamos. Nos convertimos en un soporte importante para el otro, no como los amigos que él tenía, todos eran unas hipócritas— susurra entre dientes fruncido su ceño.

Efecto Mariposa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora