Efecto Mariposa

Capítulo 62

《Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la tierra pasaron, y el mar ya no existe.》

Muchas personas deciden alejarse de aquello que los lastiman en un intento de huir del dolor.

Y aunque al principio funciona, siempre, siempre, dolerá cuando pienses en ello.

Puedes huir, pero no escapar.

La única manera de hacer que deje de doler es enfrentarlo y aceptarlo.

Y ahora mismo es lo que estoy haciendo; enfrentar la realidad en un intento de que deje de doler al pensar en ella.

—¿Por qué?— estando aún de rodillas, le cuestiono. Es una pregunta simple, pero se que la respuesta no lo será.

Poché está enfrente mío con aquella túnica blanca cubriendo su cuerpo mientras recoge la máscara de ciervo que minutos antes dejé caer. Aquella máscara de ciervo que siempre he visto en mis pesadillas y que le pertenece a ella.

A Poché.

La máscara de ciervo es suya.

Ocultaba su identidad.

Se hacía pasar por Benedict.

Pero es ella.

Poché es El Profeta.

¿Es eso posible?

Probablemente este alucinando. Probablemente sea alguna droga de El Profeta. De Benedict. No de Poché.

Poché no puede serlo.

Pero lo ví.

Ví la verdad.

—¿Por qué?— repite mientras observa la máscara, como si estuviera viendo lo que tanto anhela en ella. —Siempre es esa pregunta: ¿por qué?— susurra. —Todos tenemos nuestras razones— prosigue cuando por fin su mirada se posa en mí.

—¿Y cuáles son las tuyas?— indago aún sin moverme ni un centímetro. Por alguna razón, me siento más segura lejos de ella.

Ella me ve fijamente, no hay ninguna expresión en su rostro, y puede que no sea el momento, pero me duele ver que no encuentre aquella mirada que tanto me alegraba ver cada vez que nos veíamos. Aquella mirada de amor que siempre me regalaba cada vez que sus ojos se encontraban con los míos parece haber desaparecido.

—Te contaré algo, Calle— acorta nuestra distancia, pero aún mantiene una gran brecha entre nosotras que se puede ver hasta físicamente. Poché se sienta sobre la tierra en donde estoy arrodillada y pone la máscara entre nosostras. —Cuando alguien se da cuenta de que algo malo sucede en el mundo, lo primero que piensa y hace es avisarle a todos en busca de ayuda y que comprendan la situación... ¿y sabes qué es lo primero qué hacen los demás?— me ve fijamente, esperado mi respuesta, pero no digo nada. Se a lo que se refiere. —Le gritan mentiroso. No lo toman en serio. Se burlan de eso. Siguen en su burbuja de "todo está bien". Nadie hace nada para cambiarlo o detenerlo— dice. —Y aunque este pasando, y aunque les afecte, siguen creyendo que es mentira.

—Poché...

—Calle, ¿tú alguna vez creíste lo qué dije cuándo estaba detrás de esta máscara?— me interrumpe dejándome un poco desconcertada. Quería decirle que sí, pero se que estaría mintiendole, y ella lo sabe perfectamente. —Yo se lo que ví. Y se que no miento— susurra mientras agacha la mirada. —Mi primer viaje fue al futuro. Muchos años al futuro. Estabas tú, vivíamos felices, eso te lo aseguro. Todo era paz en nuestro pequeño lugar, pero fuera de el todo era completamente diferente. Todo era tensión, todo era temor, todo era caos. Y pasó lo que tenía que pasar— se encoge en su lugar y veo en sus ojos que algo por dentro la está perturbando. —Cuando regresé al presente pensé que todo era mentira, una simple pesadilla, ¿cómo algo así iba a suceder? Es imposible, pero al ver las noticias, los periódicos, en internet... al ver a mi alrededor, supe que ese futuro no estaba lejos de la realidad y simplemente sentí como enloquecía— confiesa mientras hace puños la tela de su túnica. Mis dedos pican al tener la intención de tomar sus manos y calmarla, pero no creo tener el derecho de hacerlo. —Pero llegó Benedict— aquello llama mi atención, pues no lo dice con furia, en cambio, habla de él sin remordimientos. —Benedict me ayudó a entender— añade. Oír eso me molesta. ¿Ayudarla? Él no hizo nada.