"Una elección basta para abrir un sin fin de posibilidades"
Sentí una ligera presión en mi mano derecha, cuando bajé mi vista para ver que era, me encontré con la mano de Poché entrelazada a la mía, alcé la vista encontrándome con esos ojos aceitunas y su sonrisa sin mostrar la hilera de sus dientes.
—¿Pasaste mala noche? Siento que soñaste algo raro y por eso estas así de extraña— comentó mientras entrábamos a la Universidad tomadas de la mano —¿Qué paso?— la miré unos segundos más y decidí hablar sin temor a nada.
—Soñé que te perdía— confesé casi en un susurro y sus ojos se abrieron de par en par.
No lo soñé, pasó.
—Wow— detuvo sus pasos y soltó mi mano, haciéndome sentir un vacío —Si fue malo— ella trató de sonreír pero no puedo —Tranquila, sigo aquí — tomo mis mejillas dándome un besito en mis labios —Vamos, seguro nos esperan— concluyó la charla.
Retomamos nuestra caminata, pero este vez ella no tomó mi mano.
(...)
—Señorita Calle— alcé mis ojos encontrándome con la maestra.
Ahora en este mismo momento todos la odian por haber puesto un examen sorpresa.
Recuerdo esto a la perfección... no entiendo porque mi cerebro recrea este día específicamente.
—¿Puede venir un momento?— me preguntó mientras seguía sentada en la silla de su escritorio.
Yo miré a mi lado derecho encontrándome con la mirada de Poché en mí. Ella movió sus labios preguntándome del porque me estaba llamando, pero yo solo alcé los hombros dándole a entender que no tenía ni idea.
—¿Sucede algo?— pregunté al estar al lado de ella. Jugaba con mis manos detrás de mi espalda ya que estaba algo nerviosa.
¿Pero por qué estarlo? Esto no es real.
—Nada malo, solo me sorprendió la fecha que usted puso en el exámen...— comentó viendo la hoja con sus lentes, después se los quitó y me vio por fin —¿5 de Febrero del 2019?— ella sonrió, como si le hubiera contado un mal chiste.
—¿Y esa no es la fecha?— reí nerviosa.
—Estamos a 26 de Marzo del 2014, Daniela— dijo dándome el examen y lo tomé entre mis manos totalmente aturdida —Solo corrige eso— añadió.
Asentí y di media vuelta para dirigirme a mi lugar. Cuando llegué, Poché estaba esperando una respuesta.
—Puse un poquito mal la fecha— le sonreí y ella me miró con una ceja alzada, pero después siguió terminando su examen.
Cinco años atrás. Cinco años.
(...)
—Estuvo algo fácil, al menos tengo la certeza que pasaré— comentó Laura mientras comía de su almuerzo.
—Tengo suerte, a mi no me han puesto ninguna prueba— sonrió triunfante Juancho mientras se burlaba de ella.
—¡Será porque luego te lo pondrán!— Lucia lo miro amenazante mientras lo apuntaba con una papita.
—¡No me eches la sal!— él se quejó en alto mientras fruncia su ceño.
Yo me mantenía en silencio mientras tenía mi atención en mi sándwich de queso. Fruncí los labios y acerque mis dedos al dorso de mi mano derecha, hice un sutil pellizco que hizo quejarme. Dolía.
—¿Por qué haces eso?— escuché una risa proveniente de mi derecha. Giré mi cabeza encontrándome a Kim tomando de su malteada de fresa.
—No, por nada— mentí rápidamente ignorando lo que acababa de hacer.
—¿No crees que Poché se esta tardando mucho en el baño?— preguntó mirando por toda la cafetería, buscando la presencia de la susodicha.
Al pensar mejor me di cuenta que tenía razón, ya había pasado algunos minutos y estaba a punto de terminar el almuerzo.
—Se me hace raro que no hayas ido con ella, siempre van juntas a todas partes— mencionó Kim viéndome fijamente.
—No quería agobiarla tanto con mi presencia— me encogí de hombros mientras soltaba un gran suspiro.
En realidad no quería encariñarme con esta falsa ilusión.
—Debes estar bromeando— Kim se rió mientras la discusión que tenían Las Villa y Juancho para saber si a él le tocaría un examen sorpresa se escuchaba de fondo —Si fuera por Poché, crearía un pegamento tan resistente que no pudiera separarlas al momento de pegarse— dijo ella haciéndome reír.
—Supongo— bajé la vista. Después de unos segundos, volví a hablar —¿Sabes qué? Iré a buscarla, no tardó— le susurré para levantarme de mi asiento y salir de la cafetería.
Pasaba por los pasillos tratando de encontrar a mi novia, estaba caminando directo a los baños, pero dudaba que todavía siguiera allí.
Paré en seco al verla, todavía, en la entrada a los baños, pero no estaba sola, estaba junto con Johan hablando.
¿Qué hace él ahí?
Sentía mi sangre hervir, sabía las intenciones de Johan con ella y eso no me sorprendía, sino que Poché estuviera hablando con él tranquilamente cuando se "suponía" que habían cortado todo tipo de relación.
Cuando estuve apunto de dar un paso hacía ellos, me detuve en seco escuchando voces lejanas en mi cabeza.
"—¡Dejalo, no importa! Se suponía que ya no estarías más con él.
—Calle, solamente déjame explicarte, ¿sí? Quería hablar conmigo.
—¿Y cómo lo iba a hacer? ¿Besándote? ¿En serio? Entonces déjame hablar así con Sebastián.
—¿Me estas jodiendo?
—¡No, María José! ¡tú me estás jodiendo a mí!
—¡Escúchame! ¡Si hubieras visto todo te darías cuenta que lo aleje!
—No quiero escuchar ahora tus palabras, ¿sí? Primero, prefieres irte con él en vez de quedarte conmigo en mi cumpleaños, y segundo, ahora lo besas... solo déjame en paz, ¿sí? No quiero hablar contigo..."
Recordé esa discusión. La discusión que pasó por esto.
Eleve mi vista justo en el momento en que Johan tomó con fuerzas las mejillas de Poché y la beso con rudeza. En menos de cinco segundos Poché había empujado su pecho haciendo que él retrocediera.
Esta vez decidí observar en vez de actuar.
—¡¿Qué te pasa?!— ella le gritó mientras pasaba su mano por todo el contorno de su boca limpiándose cualquier rastro del beso.
—¡Solo déjame quererte!— le gritó ganándose audiencia en el pasillo —¡Ella no te va a amar como lo hago yo!— añadió.
—¡Estas loco!— Poché le gritó con todas sus fuerzas mientras lo miraba como si fueran un desconocido —Calle me ha demostrado que nadie me va a amar más que ella— le dijo haciendo que al fondo se escuchará un "uhhh" por parte de todos los estudiantes.
Yo me encontraba detrás del grupo que se había formado alrededor de ellos. Poché no me podía ver, pero yo a ella si.
—Estás cometiendo un error...— Johan se le acercó, pero ella retrocedió mostrándose asustada —¿Por qué me temes?— él le preguntó dolido.
—Porque no eres el Johan que conozco— ella le respondió con algo de dolor en su voz —¿Dónde esta él niño con el que jugaba todas las tardes? ¿Él chico que me protegía de los brabucones? ¿Dónde está mi mejor amigo?— lo interrogó.
—Sigue aquí— contestó completamente seguro de su respuesta.
—Lo dudo— Poché susurró, pero antes de que se alejará de él, Johan la tomó de la muñeca.
—¿Te das cuenta que ella destruyó nuestra relación?— él habló entre dientes, totalmente enojado.
—Ella no hizo nada— Poché espetó viéndolo cara a cara —Tú lo hiciste.
Ella se soltó de su agarre aplicando fuerza, y cuando posó su vista al frente se encontró directamente con mi mirada. "Calle", fue lo que pude leer de sus labios. Le di una corta sonrisa y di media vuelta para así poderme alejar de ahí.
(...)
Había llegado al patio y comencé a respirar el aire fresco. Estaba pensando en todo lo que pasó minutos antes, y en todo lo que no había pasado.
—¡Calle!— giré mi cuerpo encontrándome a una Poché cansada por una larga carrera —D-dejame, explicarte... todo— jadeo.
—¿Qué me vas a explicar?— le pregunté alzando una ceja —Vi todo.
—S-sí, p-pero el beso... y-yo...— antes de que pudiera decir algo más, me acerqué y la abracé con fuerza.
—Shhh, no me tienes que decir nada, lo vi todo— le susurré en su oído repitiendo lo último que había dicho mientras acariciaba lentamente su espalda.
—No quería que pensarás otra cosa... y-yo solo...
—Poché— la llamé antes de que siguiera hablando.
—¿Sí?— me miró con sus ojitos cristalizados.
—No tienes que darme explicaciones, ¿sí? Lo vi todo, desde el principio al final— comenté tomando sus mejillas, pero aún así su expresión no dejaba de ser una triste —Te amo— murmuré antes de darle un beso en su frente haciéndola sonreír.
Verla sonreír es mucho mejor que verla llorar.
—Perdón, no quería que vieras esto— ella susurró apenada —En realidad, no quería que pasara nada de esto, pensé que había un cambio en Johan pero sigue siendo el mismo de hace meses— dijo triste.
—Mejor dejemos de hablar de él, ¿sí?— le pregunté tomando sus manos —Hay que ignorar cualquier dolor de cabeza o cualquier preocupación.
—Esta bien— me sonrió dándome la razón.
—Ven, regresemos a clases— le dije abrazandola por los hombros para regresar al pasillo.
(...)
Poché iba caminando enfrente mío con su mochila cargada en su espalda. Ella iba silbando y cantando una canción mientras, a veces, daba vueltas para verme y sonreír. Amaba verla así.
Íbamos de regreso a mi casa a pie, nos quedaríamos ahí a hacer algunos trabajos y después ella regresaría a su hogar, como solíamos hacerlo todas las tardes.
¿Este sueño nunca tiene fin? Pensé.
Miré a Poché de reojo y ella había parado de cantar, más bien se centraba ahora en observar nuestro alrededor, a veces su vista se iba al bosque que estaba a nuestra derecha cruzando la calle y sus manos jugaban entre sí, pareciendo algo preocupaba.
—¿Pasa algo?— ahora los papeles intercambiaron y yo era la que le preguntaba sobre su estado.
—¿Qué?— pareció no haber escuchado mi pregunta por estar absorta en sus pensamientos.
—Qué si te sucede algo— aceleré mi paso para estar al lado de ella —Luces tensa y miras a todas partes, esperando algo... o tratando de ver algo— mencioné un tanto preocupada.
—Calle— ella rió levemente —Estoy bien, nada pasa— dijo para continuar caminando.
Suspiré, seguro no es de tanta importancia.
No es de tanta importancia.
Tanta importancia.
Importancia.
¿En serio dije eso?
—¿Vienes?— preguntó al ver que no la seguía.
—Sí— contesté retomando mi marcha.
No darle importancia a esos comportamientos fue lo peor que hice.
(...)
—¡Por fin terminamos!— Poché estiró su cuerpo para después dejarse caer en mi cama.
—Si, por fin— di media vuelta en la silla que estaba en mi escritorio.
—¿Me vas a decir qué te pasa?— Poché habló haciendo que la viera —Desde la mañana te comportas raro— comentó.
—No es nada— me encogí de hombros. En verdad es todo.
—Calle— ella se levantó de mi cama y caminó hasta llegar enfrente mío, tomando mi mentón para que la viera —Dime.
Me vio fijamente, como si quisiera encontrar la respuesta en lo más profundo de mi, en la ventana del alma, pero por más que quisiera encontrar la respuesta, no se daría cuenta que esa se muestra en el reflejo de mis ojos.
La única respuesta a todo lo que me pasa es ella.
Y me duele darme cuenta de eso.
—¿Por qué no puedes ser real?— le pregunté en voz baja. No necesitaba hablar fuerte ya que Poché estaba a centímetros de mi.
—¿Qué?— ella me miró sin entender mi pregunta.
—¿Por qué no puedes ser real?— repetí sintiendo mi vista nublarse a causa de las lágrimas —¿Por qué no puedes estar conmigo?— pasé el nudo en mi garganta —¿Por qué solo eres un sueño?— dije sin temor a que esto pudiera cambiar algo mientras las lágrimas caían por mis mejillas.
—Calle...— ella intentó a hablar pero yo la interrumpí.
—Te perdí hace 5 años— decirlo era mucho más doloroso que pensarlo —Y no pude hacer nada para evitarlo.
—¿De qué...
—Y me doy cuenta de eso, y me arrepiento cada día, cada segundo, porque todo fue mi culpa, si tan solo me hubiera dado cuenta de...
—¡Calle!— ella gritó haciéndome callar y solo veo como se sube a mi regazo colocando sus dos piernas a mi costado —¿Por qué dices esas cosas? ¿De qué hablas?
—Y-yo...— no pude continuar más porque simplemente me abracé a ella llorando —No quiero que te vayas— sollocé.
—No lo haré— ella susurró besando mi cabeza.
(...)
—No es necesario— le dije mientras miraba como preparaba la cama para dormir.
—Ya le avisé a mi mamá, y ella dijo que está bien— ella contó mientras dejaba mi cama a un lado y me miraba —Además Mafe no le molesta que esté aquí, ¿cuál es el problema?— preguntó.
Qué cuando despiertes ya no vas a estar.
—Tienes razón— dije con voz triste y me acerqué a la cama entrando en ella.
Poché comenzó a apagar todas las luces envolviendome en una oscuridad no tan placentera, pero cuando ella se acostó a mi lado abrazandome, pude sentir paz, y algo que no había sentido hace tiempo.
—Dormiré contigo para que te des cuenta que estaré cuando despiertes— susurró a mi oído —Para que te des cuenta que estaré aquí siempre— prosiguió dejando un beso en mi nuca —Para que te des cuenta que nunca me iré— añadió —Además, si duermo a tu lado, ya no soñaras más que no estoy— me abrazó más fuerte.
—Quiero creerlo— murmuré en bajo.
—Buenas noches, bebé— ella murmuró en bajo, dejando notar su cansancio —Hasta mañana.
—Hasta mañana, amor— me sentí tan bien en decir eso.
En serio quiero despertar y que ella este aquí.