Times have changed
(Los tiempos han cambiado)
And we've often rewound the clock
(Y a diario damos marcha atrás al reloj)
Since the Puritans got a shock
(Desde que los peregrinos se estrellaron)
When they landed on Plymouth Rock.
(Cuando ellos aterrizaron en Plymouth Rock).

Robert y Rosalind caminan hacia uno de los sillones de cuero color crema y se sientan los dos a la par. Yo me acerco y tomo lugar en uno individual frente a ellos. A mi derecha, hay una mesita donde descansa una lámpara y abajo de esta, un libro. Veo que los autores son ellos.

—Veo que han escrito varios libros— les digo después de quedarme un rato viendo la portada de color verde militar. En letras doradas, puedo ver escrito "En lo Profundo de la Arqueología".

Sí, nos gustaba compartir consejos y también experiencias. A la gente le gustaba leer algunas de nuestras expediciones. Ese libro se trata de algunos viajes que hicimos, como a Italia, Egipto y Perú— cuenta algo melancólico Robert. —Lastima que ahora no podemos ya que estamos atrapados aquí a la espera de que El Profeta termine donde comenzó; en la nada— finaliza sereno.

—Pero no venimos aquí a hablar de nuestros libros— Rosalind interviene colocando una pierna sobre la otra —¿Qué respuestas buscas?— pregunta intrigada.

—Bueno— aclaro mi garganta. Ni siquiera se el porqué estoy aquí, pero después se me viene a la mente lo que escribí en el papel y lo saco de mi bolsillo trasero leyéndolo aún incrédula. ¿Esto si pasó? —Miren— se lo extiendo y ella lo toma para leerlo cuidadosamente.

—Johan debería estar muerto, pero no lo está— ella habla en voz alta para que Robert escuche. Ellos se quedaron en silencio sin entender nada.

—Su futuro cambió— digo lentamente mientras no dejo de verlos. Ellos parecen sorprendidos, pero Rosalind es la única que habla.

—¿En serio?— pregunta, pero asiento con duda.

—No... digo sí, aunque no lo sé con claridad— cierro con fuerza mis ojos mientras tomo mis cabellos entre mis manos. —Se que él no debería estar... vivo, pero no recuerdo cómo y porqué murió...— susurro derrotado. Hago un esfuerzo en recordar, pero me es imposible, todo está en blanco, solo se que cada vez se está aclarando aún más mis recuerdos de ese día, pero con sucesos diferentes. Sé qué después de dejar a Johan y escuchar su grito, subí las escaleras junto con Hudson, él abrió la puerta de una patada y encontramos a Johan en un rincón de la habitación demasiado asustado con muebles tirados a su alrededor. Él estaba viendo la ventana del cuarto, la cuál estaba abierta dejando entrar una brisa de aire. Pasó todo eso, pero no se porque tengo la sensación de que no tiene que ser así.

—Interesante— Robert sonríe acariciando su barbilla.

—¿Piensas lo mismo que yo?— la mujer lo mira y él asiente aún más energético. —Esto se va poniendo cada vez más mejor, ¿no lo crees?— Rosalind me ve.

—¿Qué? ¡claro que no! Todo se está volviendo peor, siento que llegara un punto donde ya no pueda más— digo casi rendida mientras escondo mi rostro entre mis manos.

—Tranquila. Puede que te sientas abatida y sin saber que hacer, pero recuerda el porque iniciaste todo esto y verás que sigue valiendo la pena intentarlo— Robert me da una cálida sonrisa. Sus palabras mejoraron mi ánimo.

—Pero por el momento, esto es un ejemplo exacto del porque no puedes cambiar absolutamente nada más que el futuro de María José— Rosalind vuelve a hablar —¿Ves cómo se te complican más las cosas? Ahora no tenemos idea de que cosas puedan pasar con él vivo, aunque dudo que sea un peligro, pero aún así no deberías quitarle los ojos de encima. La persona que lo mató todavía sigue ahí afuera. Eso no cambió— ella dice. Al escuchar lo último, trago saliva. Por lo que escuché, Hudson se está encargando de su seguridad, pero de igual manera esa persona puede aparecer de nuevo y en cualquier momento para intentar matarlo... creo que no puedo desaprovechar esta oportunidad de tenerlo cerca otra vez. Aunque ahora que lo recuerdo, la duda que está ligado con esto, todavía no es respondida.

—Yo... yo no hice nada para cambiar el futuro de él— confieso dejándo el lugar en silencio. —Eso es lo que más me preocupa— digo. —Porque no entiendo como puede ser posible que haya cambiado su futuro si yo no tuve nada que ver en ello ya que soy la única persona en el mundo que tiene el reloj— al acabar de decir eso, algo se me viene a la mente dejándome sin poder hablar. —¿O es qué hay más de un reloj?— pregunto entre un suspiro sintiéndome indefensa. Si es así, hace todo más complicado.

La pareja, quien se ha mantenido en silencio en todo estos minutos que hable, se miran entre sí para después sonreírse.

—No, Daniela, tú tienes razón, eres la única persona en el mundo que tiene el reloj, ya que solo hay uno— él me tranquiliza en parte con eso, pero aún así me queda la duda de como cambió el futuro de Johan —Pero...— él se calla mirándo a Rosalind, parece que quiere que ella termine su oración.

—Pero, lo eres en este tiempo— ella finaliza dejándome sorprendida. ¿Cómo qué en este tiempo? Parece ser que ella nota mi rostro de confusión, así que se dispone a hablar —Escucha, lo que quiero decir es que en este preciso momento tú eres la dueña del reloj, pero... ¿qué pasa en los demás tiempos? ¿Qué pasa con nuestro pasado y futuro?

—Pues que ese reloj ha pasado por muchas manos, eso te lo aseguro— Robert interviene —Entonces, ya sabrás más o menos del porque esto.

—¿Ustedes están queriendo decir que alguien de nuestro pasado o futuro cambió el destino de Johan?— pregunto con mis ojos abiertos de par en par. —P-pero, ¿por qué? O mejor aún, ¿quién lo hizo?— mi voz sale temblorosa. Pensar en las posibilidades que hay me hace sentir escalofríos. ¿Quién está jugando con la vida de las personas y a la vez con el tiempo? Aparte de mi, claro.

—Eso lo tienes que averiguar tú. Creenos cuando te decimos que estamos igual de desconcertados que tú con todo esto— dice Robert.

Yo me quedo unos momentos en silencio viendo mis manos sobre mi regazo. Que bien, más cosas por las cuales pensar y preocuparme, ¿y lo peor? Con más dudas que nunca. ¿Quién quiere cambiar el futuro de la gente sino soy yo? Es una respuesta que no puedo tener ahora.

—Siento que solo por esto, no nos buscaste— la voz de Rosalind me saca de mis pensamientos. Yo avergonzada, asiento.

—Tengo una duda de hace tres días que no deja de rondar en mi cabeza— menciono mientras juego con mis manos —Yo quiero saber sobre el significado que hay detrás de las letras que hay en el reloj... la L y C— parece que los tomo por sorpresa, pero a los segundos, relajan su expresión. —Necesito saber sobre eso, siento que es más importante de lo que creo, ya que por algo esta ahí, ¿verdad?

—Exactamente—  afirma Rosalind —Pero siendo sinceros, pensamos que no tardarías en preguntarlo— ella ríe levemente mientras se levanta del sillón para caminar hacia la barra de mármol que hay. Robert la sigue con la mirada, antes de imitarla. Yo presa de la curiosidad, los sigo. Rosalind va detrás de la barra, abajo, cerca del suelo, está una caja fuerte. Eso me deja sorprendida. Ella se agacha solo para presionar números, que no logro memorizar, en el teclado. Con su otra mano, abre la caja después de escuchar un sonido, de ahí saca una especia de diario con muchas hojas sueltas. Se da media vuelta para dejarlo sobre la barra y me mira con una sonrisa. —Siéntate, Daniela— señala el taburete a un lado mío, no tan convencida, lo hago. Robert esta recargado en una esquina de la barra viendo todo con interés. —Te contaremos la historia del Lobo y el Ciervo que ablando los corazones de todas las tribus hace doscientos años— dice con una pequeña sonrisa.

¿Hace doscientos años? Maldición...

Efecto Mariposa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora