Noche de muertos vivientes

Start from the beginning
                                    

—¿Cómo todos? Eso no es cierto.

—Tú caso es diferente, Lena, pero nosotros estamos hechos de tal manera que no podamos amar porque es una debilidad. No tememos a nada, porque mira dónde estamos. Lo único que tememos es al amor, porque es un dolor del que no podemos nutrirnos, es como una bebida envenenada, y es lo único que no podemos controlar.

—No lo entiendo...

—Lo sé, e ignoro si eso es bueno o malo—cerró los ojos e inspiró despacio por la nariz—Estoy agotada.

—Quédate aquí y descansa.

—Si no te importa...

Tampoco quería añadir nada más, necesitaba aire fresco para alejarme de la escena que acababa de contemplar. Así que la dejé ahí y salí al exterior.

Era de noche, una noche más o menos tranquila. No había viento, tan solo una leve brisa meciendo las espigas. Estaba sentada en lo alto de las escaleras, observando el paisaje. Hacía más de dos semanas que no veía a Christian y el vacío se había vuelto continuo. Jerome se esforzaba en ocupar casi todo mi tiempo, rivalizando con Lisange, pero no podía evitar esos momentos en los que me quedaba sola. Me preguntaba qué había sido real y qué un juego, seguía culpándome por no haber prestado más atención para prevenir lo que había ocurrido, pero le echaba de menos, mucho más de lo que podía soportar. Lisange se sacrificaba por Reidar. Él había renunciado a todo, sin importarle que pusieran precio a su cabeza por estar junto a ella. Gareth fingía llevar una vida humana para hacer feliz a Gaelle. Esta se sacrificaba por Valentine. La niña intentaba contentar a Christian. Mi gran predador soportaba esos horribles latidos solo por poder estar a mi lado. Y yo... yo no había hecho nada, ni siquiera por evitar perderle. Decían que no había amor en esta otra vida, que yo era la excepción, pero yo no había sacrificado nada, no había demostrado de ninguna manera cuánto amaba a Christian, aunque lo sintiera en cada pequeña célula de mi cuerpo. ¿Hasta dónde estaba dispuesta a llegar por él? ¿Hasta el punto de arriesgarme a creer que aún había algo en él que me quisiera? ¿Hasta el punto de luchar por él? Echaba tanto de menos tenerle cerca, sentir la certeza de que me amaba de verdad... Aunque Christian no era lo único que echaba de menos; añoraba cómo era todo en La Ciudad. De alguna manera Flavio y Lisange volvían a estar conmigo pero era diferente. Ninguno de ellos eran tal y como los había conocido.

¿También Liam habría cambiado? Seguía sin tener noticias suyas, pero todo intento de huída parecía suicida con todo lo que me rodeaba. Además, por si fuera poco, seguían apareciendo humanos sin vida en los alrededores de la casa y cada vez era más frecuente la vigilancia, con lo que eso suponía. Lo único bueno que me había pasado era descubrir que no sentía ninguna atracción hacia Jerome, en el sentido que nunca me apetecía nutrirme de él. Aunque estaba segura de que escondía mucho dolor, parecía muy feliz. Los dos habíamos acordado no intentar sacar nuestros problemas afuera. Algo que me beneficiaba porque así protegía mi secreto y evitaba que me alimentaba de él.

De pronto, unas luces aparecieron por mi espalda y, un instante después, un coche paró junto a mí. Me giré, protegiéndome los ojos para que los faros no me deslumbraran. Las luces se apagaron y la ventanilla tintada del conductor bajó despacio. Me puse en pie. No recordaba haber visto nunca antes semejante vehículo, pero se parecía mucho al que solía utilizar Christian, al menos en el color negro y en la cantidad de dinero que debía de haber costado.

—Entra en el coche —dijo una voz conocida desde el interior.

—¿Hernan? —pregunté confundida.

—Entra —repitió.

—Ni hablar —negué retrocediendo un paso. Es posible que estuviera loca, pero no tanto.

Trilogía Éxodo (Éxodo, Revelación y Jueces)Where stories live. Discover now