Lealtad

498 51 21
                                    


La cabeza cayó y giró en medio del círculo. Liam gritó, Gareth gritó, yo grité..., o eso creo porque no estaba segura de que ningún sonido pudiese haber salido de mi garganta.Un chorro de sangre bañó a Lisange, que se mantuvo en su sitio hasta que el cuerpo de Reidar se derrumbó. Ninguna expresión cruzaba su rostro, frío y tieso como la roca. 

Se arrodilló y limpió las hojas de sus dagas ensangrentadas en la ropa del guardián. Acto seguido, se puso en pie y ocupó su lugar junto a Hernan. 

—Puedes continuar —le dijo al gran predador. 

—Preciosa exhibición —felicitó él. Luego se acercó a Liam—. Maese De Cote. —Hizo una fingida reverencia—. Llevaba tiempo deseando este encuentro. 

Liam parecía tan contrariado o más que yo. Eso era terrible. Liam siempre tenía una respuesta para todo, pero vi en sus ojos y en su deshecha expresión que no tenía ni idea de lo que acababa de ocurrir, lo cual solo significaba que todo era aún peor de lo que parecía. Por primera vez, un leve gesto de incredulidad cruzaba su perfecto y marfileño rostro. Su contrariedad era tal que se esforzaba por no mirar a Lisange, hasta yo podía percibir eso. 

—Os aseguro que la ansiedad por este encuentro ha sido mutua —siseó, sin apartar la vista de Reidar.  

—Celebro entonces la casualidad de este acontecimiento. Sospecho que no tendrá inconveniente en que charlemos en privado, ¿no es así? Puedo ser realmente hospitalario. —Miró a Elora—. Acompaña a Su Señoría a los aposentos que le hemos preparado. Seguro que serán de su agrado. 

Ella sonrió y enfiló el camino a través de los árboles. El guardián que sujetaba a Liam le obligó a avanzar, sujetándolo con fuerza, detrás de ella. 

—En breve me reuniré con ambos pero antes hay un par de temas que debo solucionar. Continúa sobrándome gente aquí. —Esta vez me miró directamente a mí pero se detuvo frente a Gareth. 

—Gaelle gritó como un cochinillo —canturreó Valentine, saltando hacia delante para reunirse junto a Hernan. 

Hernan sonrió y retrocedió un paso, cediéndole a ella todo el protagonismo. 

—Eso no fue cortés, señorita. 

—Ella estaba convencida de que la quería. Claro que también creía que él la quería. —Rio mirando a Gareth—. ¿Era cierto? 

—Solo ella lo sabe —pronunció Gareth—. Y lo que esté en mi mano revelar jamás llegará a tus oídos. Pero tú siempre has sido parte de nuestra familia. 

 —Eso solo significa que no tienes nada que decir. —Le sostuvo la mirada—. Y aunque lo tuvieras no me importa. Nunca me has caído bien. Décadas de eterna relación forzada con los humanos no merecen ni una muerte rápida. 

—No lo hagas —susurré para mí misma, cerrando los ojos con fuerza—. Por favor, no lo hagas. 

—Ponedle en pie. —Alguien tiró de él hacia arriba y le soltó.Gareth se mantuvo en su sitio. No pude evitar volver a mirar. Él estaba a mi lado, en pie, con la mirada clavada al frente, sin mirar a ninguno de ellos.—Corre —le ordenó. 

—De ninguna manera. 

—¡Corre! —gritó ella. 

A la voz de Valentine le siguió un intenso silencio. Solo la brisa meciendo los árboles, varios perros ladrando a lo lejos y el mar de fondo se atrevían a romperlo. 

—No. 

El pequeño rostro de Valentine se crispó por la ira. 

—¡Corre! —le grité yo. 

Trilogía Éxodo (Éxodo, Revelación y Jueces)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora