Amores que matan. Parte 1

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¿PREPARADOS PARA LO QUE VIENE? jejeje

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No pude dormir en toda la noche, ni pensar en nada más que no fuera él durante el día. ¿Qué estaba ocurriendo? Lo había visto atacar a un humano y deleitarse con Elora.

¿Por qué había tenido que elegir justo ese momento para venir a buscarme? ¿Acaso me había escuchado? ¿Sabría que lo había visto? ¿Se trataba de una nueva estrategia? ¿Acaso su «familia» se había vuelto en su contra y le tenían vigilado? Mi mente luchaba por averiguar si estaba fingiendo por nuestra seguridad o si, en realidad, yo ya no significaba nada para él. Había algo en esa forma de encontrarme con él que me provocaba un mal presentimiento y, por primera vez, dudé en desear volver a verlo. El Christian que había encontrado no era el que yo conocía y todo eso me daba muy mala espina, pero ¿qué otra cosa podía hacer? Había pasado semanas deseando tener algún tipo de noticia sobre él, la impotencia estaba acabando conmigo. ¿De verdad soportaría quedarme en casa sabiendo que él, tal vez, pretendía darme una explicación?

Pasé toda la tarde intentando decidir qué era lo que debía hacer. Bueno, tenía bastante claro que encontrarme de noche en la casa de un gran predador era algo que NO «debía» hacer si apreciaba mi integridad, por mucho que ese fuera Christian. Así que, en realidad, lo que debía descubrir era si de verdad «quería» hacerlo. Y ese era el auténtico problema: no lo tenía nada claro. La actitud de Christian era demasiado sospechosa, pero seguía siendo él, el que se había sacrificado por mí sin vacilar.

Así que, para mi sorpresa, me encontré a mí misma a media noche frente a la entrada de la dirección que aparecía en la nota. Sentí como si algo pesado cayera sobre mí; era la iglesia. Ese enorme y viejo edificio en el que me había encontrado con Hernan. Casi podía escuchar mis músculos crujir con cada movimiento, por la tensión que los mantenía rígidos como piedras, mientras subía las escaleras hacia la entrada. Tomé aire, sintiendo que algo me presionaba el pecho, como si mi corazón estuviese deseando latir de forma descontrolada. Intenté dejar de respirar, pero era incapaz de controlar esa acelerada parte tan emocional de mí misma. Me enfurecí: era ridículo. ¿Por qué tenía que sentirme así? Era Christian. Él me quería. ¡Me había salvado! Apreté los dientes con fuerza y empujé la puerta. Chirrió, pero no tanto como podría esperarse de algo tan antiguo.

En seguida me invadió de nuevo el olor a incienso quemado. Cerré con cuidado y avancé por el pasillo de bancos, despacio, con el sonido de un corazón golpeando en mis oídos. Tomé aire de forma lenta y profunda para poder relajarme. Por un momento, pensé que estaba sola, que Christian no había acudido pero, al mirar hacia un lado, lo descubrí en la parte izquierda, al fondo, en una zona desprovista de cualquier tipo de mobiliario, excepto por el enorme panel de velas encendidas. Debía de haber cientos de ellas y ahí, en medio, se dibujaba una silueta. Una figura masculina de cabello negro, ataviada completamente de blanco, desde el jersey de cuello alto que se pegaba como una segunda piel a su cuerpo, hasta los pantalones, haciendo que la piel de sus pies descalzaos incluso pareciera un poco más viva. Nunca había visto a Christian vestir de ese color, pero era él, hubiese reconocido su aroma en cualquier parte. Me detuve a varios pasos de distancia, no sabía qué decir. Entonces, despacio, se dio la vuelta.

—Christian... —Me olvidé de mis miedos y corrí hacia él, abrazándome contra su pecho. Me apreté con fuerza a su cuerpo. Había deseado tanto volver a sentirlo... Pero su corazón latía lento, pausado. No se aceleró con mi presencia. Además, sus brazos colgaban tiesos a ambos lados de su cuerpo. Lentamente, me aparté de él—. ¿Qué ocurre? —pregunté con miedo. Una pesada sensación se estaba apoderando de todo mi cuerpo.

—Te agradezco que hayas venido. —Su rostro era serio, impasible y ensombrecido; su voz oscura y profunda, y sus ojos fríos—. ¿Sabe alguien que estás aquí? «Miente», ordenó mi mente.

Trilogía Éxodo (Éxodo, Revelación y Jueces)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora