Fuego. Parte II

281 57 1
                                    


—Liam no dejará que te quedes —solté ignorando por completo su pregunta—, así que quiero saberlo antes de que te vayas.

Sentí su mirada a través del espejo de su parasol. No sabía cómo iba a reaccionar, pero me miró y clavó sus profundos ojos hasta lo más hondo de mi corazón. Por un segundo, quise seguir a Lisange. Me sentía desnuda y eso me enfadó aún más. No tenía derecho a hacer eso, a mirar dentro de mí. Ya no.

—¿Qué es exactamente lo que quieres saber? — preguntó con voz ronca—. ¿Qué hice? ¿Por qué? ¿O cómo?

Me quedé en silencio durante un momento.

—La razón que explique...

—No lo hay —interrumpió. Sus palabras fueron gélidas como el hielo—. No lo hubo entonces, ni lo hay ahora. Te cruzaste en mi camino en un más que desafortunado momento. Punto.

—No es verdad —dije intentando parecer firme y serena—. No reconociste a Jerome después de haber convivido con él durante años, pero sí me reconociste a mí. No lo habrías hecho con una víctima cualquiera.

—¿Qué te hace pensar eso?

Si sus ojos me habían perforado antes, ahora me invadieron, recorriendo cada pequeña célula viva o muerta de mi cuerpo.

—Eso no importa.

Su rostro se endureció aún más.

—Pretendes que te diga que tu muerte fue especial. Y el caso, Lena, es que me gustaría complacerte pero no fue así. Te he contado la verdad que podías soportar, porque te conozco. Nada de lo que ocurriera antes de eso importa.

Aparté la mirada de él, herida. Intenté recomponerme, alegar algo a sus palabras, pero fue imposible, así que abrí la puerta y bajé del coche.

—¿A dónde vas? —preguntó siguiéndome.

—¡Importa mucho! —exclamé volviéndome hacia él—. ¡Importa que me lo ocultaras! ¡Importa que estés ahí delante, plantado frente a mí, y diciendo todo esto como si yo no significara nada, como si no te sintieras arrepentido!

Christian desvió un instante la mirada. Mi voz se había alzado demasiado, lo sabía. Pero no me importaba que nos descubrieran en ese momento. Lo único importante era el dolor que me carcomía por dentro.

—Buscas un arrepentimiento que no puedo ofrecerte —dijo—. Es lo que soy, Lena, la Naturaleza quiso que fuese esto. Al igual que reservó el sentimiento de arrepentimiento para guardianes y humanos. Si eso no te satisface, si no lo entiendes, lo lamento.

Era inminente. Iba a llorar. No importaba que ya no viviera, era eso o soltarle una bofetada, o tal vez las dos cosas. ¿Cómo era capaz de hablarme así? ¿Con esa frialdad? ¿Acaso no le importaba? Sentía que mis ojos no aguantarían un segundo más y comenzarían a derramar lágrimas de un momento a otro. Él había llorado sangre, me había dicho que me quería, ¿qué estaba ocurriendo?

—¿Quién eres? —balbuceé con un hilo de voz.

Él se detuvo, erguido. Su ceño se frunció con una mirada tremendamente oscura.

—Tú lo sabes mejor que yo. Apreté los labios con fuerza, por la impotencia, por el dolor, por la rabia contenida...

—Creo que tienes razón —dije, intentando que mi voz sonara firme—. Que toda esa historia que me contaste tiene que ser cierta porque de otra manera jamás podría haberme enamorado de alguien tan frío, cínico y cruel como tú.

Él me sostuvo la mirada, a varios pasos de distancia, pero no dijo nada.

—Liam y Reidar han ido tras una pista —anunció de pronto Lisange, apareciendo entre los árboles. Estaba segura de que lo había escuchado todo. Es más, cualquier gran predador, cazador o guardián a un par de kilómetros a la redonda lo habría escuchado, pero ella no dijo nada al respecto—. Me encargaré del turno esta noche.

—La finalidad de ser un grupo es estar unidos.

—Este no es el tuyo —replicó Lisange sacando la daga de su tobillo con un único movimiento—. Sacad las cosas. Iré a rastrear la zona.

Me crucé de brazos mientras Lisange se fue a vigilar, pero Christian no se movió. Sin embargo, yo me sentía tan dolida que no dudé. Regresé al coche y saqué las bolsas que descubrí en el maletero. No podía soportar su expresión helada, su mirada vacía... Cogí todas las cosas y huí de él, segura de que sus ojos me siguieron hasta que desaparecí detrás de la puerta.

Trilogía Éxodo (Éxodo, Revelación y Jueces)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora