Por fin, un soplo de aire fresco. Parte 2

3K 434 60
                                    

¡TERCER CAPÍTULO DE LA MARATÓN! Espero que lo estéis disfrutando.

____________________

Me aclare ligeramente la garganta y me volví hacia ella. Ahí estaba Lisange, observándome preocupada.

—Lena... —Se acercó y se sentó a mi lado—. Ellos están bien.

—Hablas como Christian —dije con dificultad, a través del nudo de mi garganta.

—No hace mucho que he visto a Liam —me recordó—, y Christian es un gran predador. ¿Qué más garantías necesitas para saber que están bien?

—Debería regresar.

—No. Es demasiado peligroso.

—Ha tenido que pasar algo.

—Querrá reunir toda la información posible antes de regresar. Tuvisteis que marcharos de allí muy rápido. Aunque de verdad me cuesta creer que te dejara aquí sola. Tenía que estar realmente desesperado.

—No necesito que me cuiden todo el tiempo, no soy un bebé —solté molesta.

—No era eso lo que quería decir. Lo sabes —alegó con voz suave.

—Da igual. Sé que es lo que todos piensan. —Tomé aire lentamente—. Solo quiero que ellos vengan ya.

—Estoy segura de que Christian regresará pronto, no te preocupes. Verá que todo está bien y volverá.

—¿Y qué pasa con Liam?

—Si no lo trae Christian, o no viene él por sus propios medios, iremos a visitarlo en Navidad. —Sonrió—. Habrá pasado el tiempo suficiente como para que sea seguro regresar.

—Aún queda mucho para eso.

—Tampoco tanto. Además, ahora que estás en el instituto, los días pasarán mucho más rápido.

—Voy a dejarlo —anuncié.

—Ni se te ocurra, es una gran oportunidad para volver a sentirte normal, Lena. Yo estoy deseando que empiece el curso que viene para ir a la universidad.

—Aprobaste, entonces. —Sonreí.

—Igual que tú, pero con todo lo que ocurrió no pude matricularme —meditó un instante—. Tal vez lo haga el próximo semestre.

—Con tu encanto natural no tendrás ningún problema.

—Tal vez sea hora de aprovecharme de ello. —Rio y se puso en pie dirigiéndose al armario. Lo abrió de par en par y echó un vistazo dentro, suspirando de forma dramática—. Lena, hay que hacer algo con esto.

Por primera vez en mucho tiempo, solté una pequeña carcajada. Estaba claro que Lisange había vuelto.

El regreso de Lisange supuso un soplo de aire fresco en mi deprimente rutina. No podía evitar pasar horas pre- ocupada por Christian y Liam, pero ella hacía todo cuanto estaba en su mano para llenar mi tiempo con cosas en las que no tuviera que pensar. Cuando comenzaba a anochecer, ella desaparecía hasta la mañana siguiente. Siempre. Sabía que ella no dormía, pero eludía mis preguntas al respecto. Insistía en que lo hacía para que yo pudiera estudiar tranquila y porque se sentía cansada. Lo primero era poco creíble, sabía perfectamente que estaría más que emocionada de hacer ella misma la pila de trabajos que me ponían en las clases; pero sí que era cierto que cada día parecía más pálida y apagada. También ignoraba mis preguntas respecto a su aspecto, así que, de pronto, me vi insistiéndole yo en que debía alimentarse. Lo cual era bastante irónico.

De todas formas, aunque pasara las mañanas en clase, las tardes con Lisange y las noches estudiando hasta que caía rendida en la cama, había algo contra lo que ni ella ni yo podíamos luchar: las pesadillas. Cada vez eran más y más insistentes, hasta el punto de empezar a temer la hora de dormir. Siempre aparecían las mismas figuras oscuras, los mismos ojos y la misma sensación en el pecho. Aunque desde el regreso de Lisange, una chica de brillante cabellera rojiza se había colado también en mis sueños.

Trilogía Éxodo (Éxodo, Revelación y Jueces)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora