Capítulo 36. Nuevos habitantes en la Isla

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-Eso es bueno... Mientras ese hombre más pronto esté tras las rejas, mucho mejor. Y, bueno, ¿qué tal con el caso de "quien ya sabes"?- Le dice Sokka disimuladamente, con tal de no llamar la atención del resto de los pasajeros.

-¿Hablas de Kori?- Pregunta Toph en voz alta, llamando la atención de todos. –Ah, patético de tu parte fingir que no seguimos tras ella.- Vuelve a decir en voz alta, para sorpresa de muchos. –No me importa seguir diciendo públicamente que Kori Morishita es una criminal y que se ha escapado de la Justicia por muy poco, pero ya la atraparé.- Dice, soltando un suspiro.

-En fin...- Dice Sokka, muy avergonzado por aquella situación, mirando a otro lado.


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En la Nación del Fuego, el Sol se ha asomado por el horizonte hace unas pocas horas y una muy arrepentida e indecisa Suki ha despertado junto a él. Ya con su traje de Guerrera Kyoshi puesto y todo el maquillaje sobre su rostro, la actual novia de Sokka se pasea por las galerías del Palacio Real, sonriendo a cada sirviente y Guardia Imperial con gran ánimo, a pesar de que por dentro está completamente destruida. Todo su conflicto ha llegado a punto límite.

Con el reciente nacimiento de Izumi y el gran amor que se proyectan Zuko y Mai a cada rato, le es imposible ocultar sus celos, ella ama a Zuko y no puede permitirse verlo con otra que no sea ella, por eso siempre huye del lugar en el que los tortolitos se están profesando su amor. Lo peor es cuando ella es la única guardiana en alguno de sus paseos románticos, ahí no puede simplemente irse o perdería su trabajo, y no quiere alejarse para nada de Zuko.

Ese día es diferente, Zuko y Mai han decidido confinarse en su habitación debido a los llantos desesperantes, constantes y sumamente ruidosos de Izumi. Noni les lleva pañales, comida y toallas a cada rato, ambos padres están viviendo más que nunca el ser primerizos y ninguno de los dos parece tener la suficiente paciencia como para tolerar al bebé o incluso ni siquiera a ellos mismos. Suki tiene el día un tanto más libre, aunque siempre debe de estar alerta.

Al no haber pasado más de una semana del nacimiento de Izumi, algunos familiares de Zuko y Mai que no siempre suelen estar cerca geográficamente, están presentes en el Palacio. Entre ellos Ikem y Kiyi, y a quien más le interesa encontrarse ese día Suki, el Tío Iroh... Realmente siente que él podrá ayudarla como es debido, ha escuchado que ha aconsejado a muchos muy bien y quiere ser la siguiente, es un hombre lleno de sabiduría y paz, seguro que le entregará la forma y las herramientas necesarias para cortar de una vez por Sokka y lanzarse a Zuko.

-El mejor té es el de Jazmín, a ese le agrego un ingrediente muy especial: el amor.- Les cuenta Iroh a unas jóvenes cocineras del Palacio, en lo que Suki va entrando en la cocina.

-Disculpe General Iroh, ¿podríamos hablar un momento a solas?- Le pregunta Suki.

-Por supuesto pequeña.- Le dice Iroh gentilmente. –Ha sido un placer enseñarles algunos de mis secretos, chicas.- Les dice a las jovencitas, despidiéndose con una reverencia.

Ambas cocineras quedan riendo y hablando entre sí en lo que Iroh sale fuera de la cocina, con Suki detrás de él en todo momento. Llegando a los jardines, Iroh se pone a ver las flores de los árboles presentes, haciéndole una seña con la mano a Suki de que puede hablarle.

-Bueno, he oído que usted da muy buenos consejos... quería saber si podía darme uno de esos a mí, es que estoy en un gran apriete.- Dice Suki muy avergonzada.

-Ayudar a quien ayuda diariamente a mi sobrino será un gran placer para mí. Bien, ¿cuál es tu conflicto, pequeña?- Le pregunta Iroh en lo que huele el delicioso aroma de los tulipanes.

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