No Soy Fuerte. Parte 2

Start from the beginning
                                    

Levanté la cabeza hacia él; no era un hombre muy alto, tenía un vientre prominente y largas patas de gallo en los ojos. A juzgar por lo canoso de su cabello, debía de tener ya una edad avanzada. Me sonreía de forma cortés.

-Estoy bien -mentí.

-El Señor escucha y atiende las necesidades de tu corazón, hija mía.

-No creo que nadie pueda escucharlo, padre.

-Él es Todopoderoso, no pierdas la fe. Nunca abandona a sus hijos.

Aparté la vista y él se alejó de nuevo hacia el altar. En ese preciso momento me sentía bastante abandonada.

-¿Qué haces aquí? -me susurró de pronto una voz al oído.

Pegué un bote por el susto. Habían tardado menos de lo que esperaba en advertir mi ausencia, pero no me volví hacia él.

-Quería saber si podía pisarla -respondí con voz ausente de vida-. Ya sabes, en las historias de terror los no-muertos no pueden pisar las iglesias. -Chasqueé la lengua con amargura-. Pero no me ha pasado nada, y por lo que se ve a ti tampoco. -Tomé aire-. Así que también mienten en eso...

«No le mires», me ordené a mí misma, «no lo hagas o no tendrás la fuerza suficiente».

-Lena...

«No lo hagas, no...»

-Algún día escribiré un libro contando la verdadera historia -continué sin prestarle mayor atención. Él se sentó despacio junto a mí y me cogió de la mano. Volví a respirar hondo y la aparté-. No deberías estar aquí -dije con voz seca.

No podía permitirme bajar la guardia.

-Tú tampoco.

Contemplé fijamente el altar, e intenté concentrar en mi voz el poco empeño que me quedaba.

-Christian, no quiero que me sigas. -Esas palabras me dolieron, pero era lo que había decidido.

-No voy a quedarme sentado observando cómo te alejas de mí.

-No puedes hacer nada.

-Te equivocas si piensas que de verdad te voy a dejar ir. Es demasiado tarde para mí. -Cerré los párpados con fuerza, no debía mirarle-. Si crees que así nos salvarás, cometes un error. -Su voz era suave, pero dura.

Sentí su mano mojada por la lluvia contra mi mejilla y su aroma penetró en mi interior; el contacto de su piel con la mía reavivó todo ese torrente de sentimientos y sensaciones que me abordaban cuando estaba a su lado.

-Me has condenado a vivir atado a ti.

Elevó mi rostro hacia él, todos mis esfuerzos fueron inútiles. Alcé la vista y sus ojos derribaron todas mis barreras.

-Christian... -musité con voz rota.

Me miró de forma intensa; vi brillar en sus pupilas el mismo sufrimiento que había apresado a mi corazón. Su voz se endureció.

-Vayas donde vayas, Lena, llevas una parte muy importante de mí contigo y yo no puedo vivir sin ella. -Me mordí el labio con fuerza para intentar mitigar el escozor de las lágrimas secas-. Has cambiado todo mi mundo. -Se acercó más a mí, poniéndome su otra mano en la mejilla, sujetándome el rostro como si se tratara de algo frágil-. Así que si vas a dejarme más vale que sea porque no me amas como yo a ti, porque como sea por protegerme estarás cayendo en el mayor error que podrías cometer. -Hizo una pequeña pausa y continuó-. Si te vas, acabarás con mi vida de una forma más cruel y despiadada de lo que podría hacerlo cualquier guardián esta noche.

Trilogía Éxodo (Éxodo, Revelación y Jueces)Where stories live. Discover now