—Eso si que es una buena noticia.

—Parece que eso te llegó de maravilla. Si no es mucha intromisión, ¿se puede saber la razón de tú emoción? Te vez muy contenta de saber que ellas se encuentran aquí. De nuevo— Rosalind dice aquellas últimas palabras con amargura de su voz.

—No me malinterpreten. No estoy feliz de que hayan regresado aquí bajo el mandato de El Profeta. Estoy así porque Poché esta dispuesta a irse de aquí no sin antes ir a hablar con las chicas para tratar de convencerlas de irse. Si no lo consigue, aún así esta decidida a salir de este infierno conmigo— trato de explicar de la mejor manera, pero gracias a mi imperactividad debido al entusiasmo, temo haberlo dicho todo tan rápido que no sé me haya entendido nada.

—Hmm... ¿así qué eso te dijo?— aquello sale muy bajo de los labios de Robert, pero aún así es perceptible para mí oído.

Mi mirada cae en esa pareja que parece comunicarse con sus miradas. Como siempre lo hacen. Segundos pasaron antes de que se dieran cuenta que los observo de una manera muy intensa por lo anteriormente dicho por uno de ellos dos, así que rápidamente Rosalind aclara su garganta y cambia de tema.

—Antes de ver a Robert, me ibas a decir algo, ¿qué era eso? Entraste muy exaltada y preocupada.

—Te iba a decir que Lucas esta aquí. El Profeta también lo tiene a él— le respondo esperando preocupación en sus rostros, pero no hay nada, sus rostros son inexpresivos. Es como... si ya supieran que esto iba a pasar.

—Te dije que vendría— Robert es el primero en hablar después del silencio que dejó mis palabras.

—No lo hiciste— ella lo ve frunciendo un poco el ceño.

—De acuerdo, pero iba a decirte que vendría— dice a su defensa.

—Pero no lo hiciste— le reprocha de nuevo. Su intensa batalla de miradas dura hasta que Robert suspira sonoramente y deja caer sus hombros rendido.

—Pero no lo hice— acepta su derrota.

—Para ser sincera, esperaba otra reacción por parte de ustedes. Creí que se sorprenderían al menos— comento ganándome la atención de aquellos dos.

—Daniela, que esto sucediera fue algo obvio— Rosalind comienza.

—Sí Lucas tenía la oportunidad de acercarse a El Profeta, él lo iba a hacer. Sin importar el riesgo— prosigue Robert.

—Después de todo, El Profeta alberga todas las respuestas que él busca y necesita.

—Justo como sucedió contigo, Daniela. ¿O me dirás qué olvidaste todas esas ocasiones en las qué te acercaste a El Profeta en busca de aclarar tus dudas?— me hace una pregunta Robert.

Viéndolo así, puedo entender mejor la presencia de Lucas aquí. De hecho, hasta sus razones son casi iguales a las mías. Él vino en busca de su padre y yo llegué en busca de Poché.

Lamentablemente para los dos, El Profeta es el único que puede responder sobre ellos.

—Cambiando de tema, necesito que me respondas algo— digo viendo a Robert. —¿Qué sucedió después de aquello en la cafetería? Después de que te separarán de Rosalind.

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