Capítulo 41: Demasiado ocupada tirandote a Fred

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— Te mato.

Y sale corriendo hacia él, transformándose a mitad de camino. Claramente, George no contaba con eso, con que decidiera atacarle siendo una loba, así que le pilla por sorpresa cuando Atria le tira al suelo. Sabe que no le va a hacer nada, pero tiene unos dientes realmente afilados y están demasiado cerca de su cara.

— ¿Te quieres relajar? ¡Qué no he hecho nada mal! ¡Fred, quítamela de encima!

— La verdad es que no me apetece moverme de la cama, es demasiado divertido.

— ¿Por qué no vas a hacerle lo mismo? ¡Seguro que le encanta!

Atria vuelve a gruñirle y luego le lame la nariz. George juraría que está sonriendo antes de salir corriendo de nuevo hacia la cama, donde se tumba encima de Fred. Se acomoda y él empieza a acariciarla el lomo hasta que ella vuelve a ser humana y Fred empieza a acariciarla la espalda.

Allí sí que se queda dormida. Tiene la poción al lado, Fred la está acariciando la espalda y, en algún momento, la tapan para que no tenga frío. Los siguientes días son todos así, Atria se encierra en su nueva habitación —Molly intenta sacarla de ahí, Atria acaba atascando la puerta con la cama— y los gemelos van con ella cuando acaban de limpiar para quejarse sobre lo sucia que está la casa. Hay días que Ginny también aparece por allí y otros que Ron y Hermione se quedan en la puerta hablando tranquilamente con ella. El tercer día sale de la habitación para darle la poción a Remus durante la comida y se queda allí a comer con ellos, pero luego vuelve a encerrarse toda la tarde. Y, al día siguiente, hace lo mismo. Hasta que empieza a oír los gritos.

— ¿Ese no es Harry? —habían empezado a probar las pociones para las fantasías en sueños y ya no sabía si seguía dentro de uno de ellos o era real. Y como Fred y George estaban intentando espiar a la Orden con las orejas extensibles no estaban siendo de mucha ayuda.

— Claro que es Harry, como para no oírle —dice Fred y mira a Atria, que empieza a morderse las uñas—. ¿Vamos a ver a tu hermano?

— Creo que está muy enfadado —y acierta. La voz de Harry suena como si estuviera en el pasillo y no en una habitación en el piso superior, probablemente con la puerta cerrada—. ¿Y si me escondo aquí? Nunca abrirá la puerta y...

— Llevas un mes diciendo que quieres verle, vamos a verle —responde George y se acerca hasta ella—. Además, tenemos que decirle que se calle ver si podemos espiar a la Orden.

Como Fred ya está pegado a Atria lo único que tienen que hacer es mirarse para saber cuándo se van a desaparecer. Se entienden a la perfección, así que, perfectamente sincronizados, aparecen en la habitación de Ron.

— ¡Parad de hacer eso! —ordena Hermione, pero los gemelos solo se ríen. Y Harry empieza a molestarse aún más al ver a Atria prácticamente pegada a Fred.

— ¡Hola, Harry! —George tiene una sonrisa radiante que también le irrita—. A tu hermana le pareció oír tu dulce voz.

— No reprimas la rabia, Harry, suéltalo todo —le aconseja Fred y, por un segundo, está pensando en hacerlo y volver empezar a gritarle a Atria. No había recibido ni una sola carta de su hermana. Ahora entendía por qué—. Quizá hay una o dos personas en ochenta kilómetros que no te han oído.

— Debe de ser un milagro navideño adelantado que sigamos tan en silencio —dice Atria, recordando a Walburga en la planta de abajo. ¿Cómo no estaba despierta todavía?

— Veo que vosotros dos habéis aprobado vuestros exámenes de Aparición —definitivamente Harry está muy enfadado y se nota en su tono y en la forma en la que la mira cuando se gira a hablar con ella—. Y supongo que tú has estado aquí todo el verano.

[2] Mors memoriae [Fred Weasley]Where stories live. Discover now