Capítulo 19: No pienso en ti de esa manera

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Cuando Atria aparece en la chimenea de La Madriguera no tarda en asustar a Ron, demasiado distraído intentando arreglar, de nuevo, su varita. Es demasiado divertido oír el grito de terror de Ron solo porque le ha dicho un pequeño "Bu". Bueno, que haya salido de la chimenea sin avisar es probable que haya influenciado, pero que se le va a hacer. Molly Weasley niega, con una sonrisa, cuando ve como Atria revuelve el pelo de su hijo pequeño, sonriendo de oreja a oreja, mientras Ron protesta.

— ¿Te quedas ya, cariño? —le pregunta y la niña niega.

— Vengo a por Fred y George —dice, sonriendo y la señora Weasley asiente.

— Deberían estar en su habitación, ¿se quedan a dormir contigo? —le pregunta y ella asiente—. Recuérdales que tienen que llevarse ropa.

— Por supuesto, Molly —le dice Atria y abraza a la mujer—. ¿Necesitas algo del Callejón Diagon? Lo traeremos pasado mañana, cuando vengamos.

— No volváis loco a Remus, ¿vale? —le dice Molly y Atria asiente, sonriendo—. ¿Qué tal está Lyall? Se me olvidó preguntarle las últimas veces que tal iba, con todo lo que estaba pasando en el colegio tenía la cabeza en las nubes.

— No te preocupes, Molly, Remus lo sabe, ha sido un curso de locos y más teniendo en cuenta que Remus ni siquiera ha estado aquí—le dice Atria, sonriendo. No quiere mentirla, pero no es su secreto—. Voy a buscar a los gemelos y nos iremos ya.

— Claro, cariño, ¿quieres llevarte un poco de tarta de melaza? —a Molly Weasley no le hace falta que Atria responda, porque ya sabe perfectamente la respuesta, lo ve en el brillo de sus ojos. En cuanto la ve asentir con ganas se ríe y empieza a preparar un gran trozo para los cuatro.

Atria vuelve a abrazarla rápidamente y sale corriendo escaleras arriba, hasta el cuarto de los gemelos. Ni siquiera llama a la puerta, entra como un torbellino y se lanza sobre el primero que ve, chillando. Por supuesto esto causa que Percy salga de su habitación, totalmente enfadado y de brazos cruzados. Vaya, parecía que estaba de mal humor.

— ¿No puedes comportarte como una persona normal cuando vienes? —le pregunta Percy a Atria, que ha acabado en el suelo, bajo George que no para de hacerla cosquillas. Y ella quiere responderle, pero las carcajadas no la dejan.

— Venga ya, Perce, conoces a Atria, ¿por qué iba a cambiar ahora? —le dice Fred, sonriendo de oreja a oreja. Luego mira a su gemelo y a Atria, que cada vez suelta carcajadas más altas y no tarda en unirse a George para hacerla cosquillas, logrando que empiece a llorar de la risa.

— No hagáis tanto ruido —les dice Percy, y vuelve a encerrarse en su habitación, con un portazo. Definitivamente está de mal humor, normalmente el portazo hubiera sido más suave.

— ¿Qué haces aquí? Habíamos supuesto que te quedarías con Remus hasta pasado mañana —le pregunta George, parando de hacerla cosquillas, pero Fred no para así que Atria sigue riendo a carcajadas.

— Os... venís... conmigo —consigue decir, entre carcajadas y Fred para automáticamente de hacerla cosquillas. Mira a George y ambos sonríen de oreja a oreja, porque ir a casa de Atria es sinónimo de no tener reglas.

— ¡Estupendo! —dicen ambos a la vez y Atria, por fin, se sienta en el suelo con ellos.

— Volveremos pasado mañana, preparad una mochila y ahora nos vamos al Callejón Diagon, Remus me ha dicho que podemos comer helado —dice ella, sonriendo, pero los gemelos saben perfectamente que la pasa y ambos la abrazan a la vez.

— No has podido hablar con Harry, ¿verdad? —le pregunta Fred y Atria asiente. No necesita decirlo en voz alta, la conocen, sabe lo que le afecta—. En cuanto quieras podemos ir a buscarle, seguro que el Autobús Noctámbulo puede dejarnos en la puerta de su casa.

[2] Mors memoriae [Fred Weasley]Where stories live. Discover now