[2] Mors memoriae [Fred Weasley]

Capítulo 1: Embarazo inesperado

Seguro que los cinco pruebas de embarazo que había comprado estaban mal. Tenían que estarlo, no podía estar embarazada, ¡estaban en mitad de la guerra! El atraso de dos meses debía ser por estrés, sí. Pero ella era puntual como un reloj. Lily empezó a andar por el cuarto de baño del piso que compartía con James, Remus y Sirius; intentando calmarse. No podía estar pasando esto, no ahora. ¡Ni siquiera se habían casado! ¿Cómo demonios iba a entrar en el vestido si iba a empezar a engordar? ¿Podría comer tarta en la boda o sería malo para el bebé? ¿Podría luchar? ¡Estaban en la Orden del Fénix, no podían no luchar! Si estaba embarazada no podría luchar y tenía que hacerlo porque iban a los que eran como ella. A por los nacidos de muggles. A por los sangre sucia.

Lily suspira y recoge todos las pruebas de embarazo para deshacerse de ellas en la calle. No puede dejarlas en el piso o encontrarán los cinco positivos. ¿Pero qué demonios iban a hacer con un bebé si solo tenían diecinueve años? Tenía que aprovechar el momento ahora que James, Sirius y Remus no estaban en la casa para bajar a tirar las pruebas y fingir que no ha pasado nada. Claramente tiene que ir al médico, pero no sabe ni cómo afrontarlo. Claro que habían hablado de formar una familia, cuando acabaran con Voldemort y el mundo mágico fuera seguro de nuevo, no ahora.

— Oye, Lily, ¿hay sopa? —la pelirroja se queda blanca como la nieve en cuestión de segundos. Se había olvidado de que Remus sí que estaba en la casa, enfermo. Y ella con las pruebas de embarazo en las manos. Encima la tenía que haber pillado el único de la casa que podría saber qué era eso—. ¿Lily?

— ¿Tú estás seguro de que es buena idea preguntarme a mí? —le responde ella con otra pregunta y Remus se ríe, sabiendo que tiene razón. La última vez que cocinó saltó la alarma de incendios y los bomberos fueron hasta el apartamento—. Voy a mirarlo y luego a sacar la basura.

— Se la ha llevado Sirius cuando se han ido —le dice Remus, y ella asiente, todavía sin girarse—. ¿Estás bien, Lily?

— ¡Perfectamente! —chilla ella, con una voz varios tonos por debajo de su voz normal y Remus no la cree. La conoce desde primero, sabe perfectamente que la pasa algo, así que la sigue hasta la cocina, donde ella tira rápidamente lo que lleva en la bolsa de la basura y la ata para que nadie pueda verlo—. Voy a tirar la basura, huele mal.

— Yo no huelo nada.

— Estás constipado, normal que no huelas —le dice ella, nerviosa y Remus se ríe. Ojalá eso fuera verdad, porque con sus sentidos de hombre lobo tan aumentados por la proximidad de la luna llena es imposible que no huela nada—. Ahora vuelvo, intentaré prepararte la sopa.

— ¿Qué ocultas? —le pregunta y ella niega rápidamente, escondiendo la bolsa detrás de su espalda—. Si no me lo cuentas se lo diré a Sirius cuando llegue, sabes que puede ser peor que James así que...

— ¡Creoqueestoyembarazada! —grita ella, de golpe y luego se tapa la boca con las manos, dejando caer la bolsa al suelo.

— ¿Qué? —Remus la ha entendido perfectamente, pero quiere creer que es mentira porque no es el momento de formar una familia, no en mitad de la guerra.

— Que creo que estoy embarazada —repite Lily, esta vez más despacio y luego empieza a dar vueltas por la cocina, como loca—. ¿Qué vamos a hacer, Remus? ¡No es momento! Esto es terrible, no entiendo como ha podido pasar y...

— Bueno, si quieres puedo explicarte exactamente como —le dice Remus, pero Lily no escucha su sarcasmo.

— Cinco pruebas, Remus, las cinco positivas. Ya me lo esperaba, claro, porque dos meses de retraso es para preocuparse, pero esperaba que solo fuera estrés, no...