[2] Mors memoriae [Fred Weasley]

Capítulo 2: Nacimiento

Los meses posteriores fueron duros. La tripa de Lily empezó a crecer en el sexto mes, justo cuando se enteraron de que tendrían una niña. Por supuesto Sirius reclamó ser el padrino y entonces James le dijo que habían decidido que iba a decidir el bebé cuando naciera. Todos cogerían a la pequeña y, si no lloraba en sus brazos, sería el elegido para ser el padrino. Sirius se quejó todo lo que no estaba escrito y James, esa misma noche, le prometió que si no era con ella sería con el segundo. Y, aparentemente, Sirius se calmó. Hasta que a la mañana siguiente llegó con un montón de papeles sobre posibles nombres para el bebé. Y Lily se encargó de embrujarle para que saliera de la habitación y la dejase dormir. El primer trimestre había sido bueno, sí, no había tenido náuseas ni nada, pero ahora... estaba siempre cansada. Demasiado cansada. Y quería comer a todas horas, cualquier cosa. Aunque las plumas de azúcar solían ser lo que más pedía.

Se casaron en junio, cuando Lily estaba embarazada de seis meses y parecía que todo iba bien. Petunia no fue a la boda, por supuesto, le había pedido ser su dama de honor, pero ella se negó y la llamó de todo, además de añadir que no quería volver a verla en la vida. Sus padres, por supuesto, estaban enfadados con la actitud de su hija, pero no hubo forma de convencerla de que fuera a la boda. Sin embargo, estaban encantados con la idea de una nieta, al igual que los señores Potter, que pensaban que no vivirían para tener uno, y ya solo tenían que esperar tres meses más para ver a su pequeña nieta. Fue en la boda cuando James y Lily anunciaron el nombre de su hija, Atria. Por supuesto Sirius se echó a llorar ya que había sido uno de los que eligió él, concretamente era de sus favoritos, al igual que lo era Harry; aunque de broma les había propuesto como primer nombre Elvendork porque era unisex y tenía una historia muy divertida con James, su motocicleta y unos policías. Les había rogado durante meses que le pusieran ese nombre e incluso había empezado a acariciar la tripa de Lily llamando así a la niña, que le respondía con patadas que demostraban lo poco que le gustaba el nombre —según Lily— o lo mucho que le gustaba —según James y Sirius—. Peter, por supuesto, apoyaba a los dos con el nombre y Lily amenazó un día con echarles de casa.

Aunque todo parecía que iba mejor, no fue a mejor. A finales de agosto Dorcas Meadowes fue asesinada a manos del mismísimo Voldemort y fue cuando Atria decidió llegar al mundo, un mes antes de lo planteado. En cuando Remus trajo la noticia a la casa, Lily empezó a sufrir las contracturas y, corriendo, los cuatro se fueron al hospital. Sirius fue quien se encargó de ir a buscar a los señores Potter y Remus a los señores Evans y a Peter no tardaron en mandarle un patronus para que fuera al hospital muggle, al mismo donde Lily había tenido todas sus revisiones. Cada día había sido más y más peligroso ir a San Mungo, por lo que no se habían arriesgado a ir hasta allí. Eran miembros reconocidos de la Orden del Fénix y no podían arriesgarse.

Las contracturas empezaron el treinta de agosto, pero Atria no nació hasta el día treinta y uno. Lily amenazó de muerte a James tantas veces durante ese día que incluso los médicos tenían miedo por el chico. Y, por fin, la pequeña nació. Era exactamente igual que su padre, pero parecía que sus ojos los había heredado de su madre. Miraba todo con curiosidad, ni siquiera lloraba, pero sus padres sí que lo hicieron, al igual que sus abuelos.

— Este es Sirius —le dijo James a la pequeña Atria cuando fue a presentarle a sus amigos, y en cuanto la cogió la niña empezó a llorar sin parar. Sirius no sabía que hacer, así que James volvió a cogerla y ella se calmó. "Puñetera niña" pensó Sirius—. ¿Quieres cogerla, Peter?

— Sí —dijo el pequeño, pero la niña volvió a empezar a llorar y solo se calmó en los brazos de su padre, de nuevo. Sirius estaba molesto, realmente molesto. La mocosa lloraba con él, ¡había elegido su nombre! Era una desagradecida. Iba a esconder la pequeña chaqueta de cuero negra que le había comprado y sería para el siguiente Potter.