[2] Mors memoriae [Fred Weasley]

Capítulo 22: Me atraes

Iba a conseguir sacar el curso y, además, salvar a Sirius. Es lo que se decía Atria constantemente cuando pasaba horas en la biblioteca leyendo todos los libros que podían ayudarla, aunque fuera con un pequeño detalle. ¿Volver a olvidar todo como la última vez? No, gracias. Madame Prince no parecía estar muy de acuerdo con que sacara libros de la biblioteca —y menos esos libros—, pero no podía impedírselo, así que Atria sacaba todos los libros que podía y los iba leyendo a escondidas. Era complicado porque, desde que Sirius había entrado al castillo había vuelto a ir a dormir con Fred casi todas las noches, así que solía leer en clase, sentándose al fondo y sin escuchar mucho de lo que los profesores contaban. Ya estudiaría cuando llegasen los exámenes.

Los entrenamientos de quidditch eran otra de las cosas que más tiempo le robaban a Atria y le molestó que, a tan solo un día del partido, les hubieran cambiado el rival.

— El juego de Slytherin es muy distinto al de Hufflepuff, hemos estado entrenando de otra forma completamente distinta así que os quiero centrados —dice Wood, insistiendo mucho en que es Hufflepuff—. Tienen un nuevo capitán buscador, Cedric Diggory... —y se tiene que callar porque Angelina, Alicia y Atria sueltan una carcajada—. ¿Qué os pasa?

— Es ese chico alto y guapo, ¿verdad? —le pregunta Angelina.

— ¡Y tan fuerte y callado! —añade Alicia y las tres vuelven a reírse. Negar que Cedric es guapo es una completa tontería.

— Y no olvidéis inteligente —dice, riéndose. Angelina y Alicia son muy dadas a hablar de él y Atria suele verle por la sala común de Hufflepuff, pero a parte de algunas palabras cortas no ha hablado mucho con él, aunque Julie siempre intenta que hablen.

— ¿Guapo? ¿Inteligente? Pero si no junta dos palabras seguidas porque no le dan las neuronas —dice Fred, frunciendo el ceño. Ni siquiera se da cuenta de como Angelina, Alicia y George empiezan a mirarse y a reírse. Está celoso y ni siquiera se da cuenta—. Tranquilo, Oliver, no sé porqué te preocupas, Hufflepuff es pan comido. En el partido que jugamos contra ellos hace dos años Harry cogió la snitch nada más empezar el partido, ¿no os acordáis?

— ¡Sabía que no os lo ibais a tomar en serio! —grita Oliver, con los ojos muy abiertos y claramente enfadado—. Diggory ha mejorado mucho el equipo, ¡es un buscador excelente! No podemos confiarnos, ¡tenemos que ganar!

— Tranquilo, Oliver —le dice Atria, apoyando la mano en su brazo—. Que nos vamos a tomar a Hufflepuff en serio, de verdad.

Y planean hacerlo, claro, pero también van a bromear durante todos los días que quedaban antes del partido. De vez en cuando, en la sala común, Oliver se acercaba para recordarles las estrategias que tenían que seguir como cazadoras. Todas las técnicas que habían aprendido el año pasado y que ahora habían vuelto a practicar tenían que utilizarlas. Sobre todo, solía hablar mucho del partido de hace dos años contra Hufflepuff, aunque tampoco había mucho de que hablar porque Harry no había tardado nada en coger la snitch.

— Oliver, de verdad que te aprecio, pero, por favor, cállate —le dice Atria cuando la noche del viernes vuelve a repetirle la estrategia—. Si me lo vuelves a contar no iré contra Hufflepuf, si no que iré con Hufflepuff.

— No te atreverías —le dice, cruzándose de brazos.

— No me retes entonces —termina diciendo, levantándose de la silla donde estaba trabajando—. Como mañana en el desayuno vuelvas a decirme algo te tiro de la escoba.

— Eso sí que me creo que te atrevas —grita mientras que Atria sube hacia su habitación.

Leah volvía a estar durmiendo con sus primas mientras que Katie había subido a la habitación de Angelina y Alicia, así que tenía la habitación para ella sola. Sabía que tenía que descansar, pero no podía evitarlo, tenía que intentar el primer hechizo. Al menos uno. ¿Qué sería lo peor que podría pasar? En su cuaderno ya tiene apuntado todo lo importante sobre ella misma, si pierde la memoria podrá recuperar lo imprescindible hasta que sepa como arreglarse.