Capítulo 80: La batalla de Hogwarts

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Haber mandado tantos patronus a la gente había sido buena idea. Las primas O'Brien ya estaban allí, con las varitas en la mano e indicando que tenían que ir a Cabeza de Puerco. Aunque ellas también habían salido corriendo en cuanto la moneda se calentó y no se habían entretenido como sí que habían hecho Atria y los demás. Así que solo tuvieron que aturdir a unos cuantos mortifagos en el camino a la taberna y, poco a poco, la gente se fue uniendo. Primero se aseguraron de que había gente suficiente a las afueras de la taberna para protegerla mientras que llegaban los refuerzos de la Orden del Fénix y, luego, Atria se lanzó dentro del bar.

— ¿Cómo se llega a Hogwarts? —le preguntó al tabernero, que no dudó en gruñir.

— Venga, Abeforth, dínoslo ya antes de que Atria explote y te hechice —dice Fred, metiéndose en medio de lo que iba a ser una probable discusión.

— El cuadro de mi hermana, cuando vuelva os llevará.

— ¿Tenemos que esperar a que Ariana vuelva?

Si Abeforth siente sorpresa cuando Atria menciona el nombre de su hermana no lo muestra. Solo asiente y sale del pub para ayudar a los que están fuera. Lee acaba apareciendo, unos minutos más tarde y justo a tiempo ya que Ariana llega y tanto él como Atria, los gemelos, Ginny, Luna y Dean se ponen en marcha para atravesar el pasadizo.

A Atria le hubiera gustado decir que había ido tranquilamente, pero la realidad fue que, en cuanto el pasadizo se abrió, ella echó a correr hacia Hogwarts, sin esperar a nadie.

— ¡Harry! —gritó nada más empujar el cuadro de la salida y se lanzó hacia su hermano. Lo último que habían sabido de él era que había salido de Gringotts a lomos de un dragón, así que verle de una pieza estaba bastante bien.

— Atria, nos vimos hace unas semanas —protesta el chico mientras que intenta librarse del abrazo de su hermana, pero no funciona porque ella sigue abrazándole.

— Hace unas semanas estabas a salvo en casa de Bill, ¿para qué fuiste a Gringotts? Si querías dinero me lo podías haber pedido.

Obviamente no era dinero lo que quería, porque en esos momentos lo que menos importaba era el dinero, pero Atria tampoco quería hablar del recuerdo o los recuerdos. En esos momentos ya no sabía si había uno o muchos, la verdad, pero seguro que tenía que ver con eso, Atria estaba más que convencida. Y decirlo delante de tanta gente seguro que no era idea de Harry.

— Venga, Atria, suelta a Harry, que le hemos traído una sorpresa.

Así que ya habían llegado y Fred parece que quiere burlarse un poco de Harry. Atria se acaba separando un poco de Harry, lo justo para dejarle ver a Ginny y empieza a reírse al ver la cara de bobo de su hermano.

— Me consuela saber que sigue siendo el mismo Harry loco por Ginny a pesar de todo —le susurra a Fred cuando vuelve a su lado. La sala está empezando a calentarse con todo el mundo gritando a la vez y diciendo que quieren ayudar.

Y no ayuda que no dejen de entrar nuevas personas, diciendo que quieren ayudar. De verdad acaba todo esa noche, por fin. Se acabó, para bien o para mal. Y está claro que va a ser para bien y, a partir de mañana, todos volverán a vivir sus vidas. Quien sabe, quizá ahora que la guerra acaba McGonagall acepta a tener una graduación para todos aquellos que no la tuvieron el año pasado. Se lo propondrá, sí, tendrá su graduación, atravesará el lago una vez más, la última vez. Quizá pueden coordinarla para que sea con los de séptimo y, si Harry vuelve a Hogwarts, pueden cruzar el lago Negro una última vez, juntos. No le importa tener que esperar un año más para hacerlo.

— ¡Está bien!

De repente Harry había gritado y todo el mundo se quedó callado, escuchando. Que buscaban algo que hubiera pertenecido a Ravenclaw. Pues, sinceramente, había pocas cosas que hubieran pertenecido a la fundadora de la casa, a no ser que la diadema contase.

[2] Mors memoriae [Fred Weasley]Where stories live. Discover now