Capítulo 5: Como pasa el tiempo

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Remus sabía que iban a ser duros, pero no se imaginaba cuánto. Había conseguido que la pequeña formara una amistad con Fred y George Weasley, tal y como Lily y James pensaron que harían. Los tres pronto se convirtieron en inseparables y las bromas empezaron a surgir en La Madriguera. Remus no estaba preparado para las locas ideas de Atria, y lo supo en cuanto el gnomo llegó a la casa. Sí, definitivamente no había sido buena idea darle un gnomo de jardín a una niña de dos años que no podía estarse quieta. Si alguien pensaba que los gnomos de jardín eran inmortales es que no habían dejado a Atria con uno más de cinco minutos. Al principio todo parecía ir bien, al gnomo le gustaba la niña, a la niña le gustaba el gnomo y Remus pensó que, aunque no fuera una mascota convencional, podría funcionar. Hasta que Atria empezó a pensar que era como Peludito, el pequeño gato —que había sido sorprendentemente cariñoso y leal a ella— y todo fue cuesta abajo. Dos semanas más tarde, el gnomo se había metido dentro de una olla llena de verduras y agua hirviendo —que iba a ser utilizada para hacer un caldo para Atria, que se había puesto enferma por salir al jardín de la nueva casa sin abrigo— porque no podía aguantar más a la pequeña y a sus dos nuevos amigos. Fred y George también influyeron mucho en que el gnomo decidiera bañarse dentro de la olla hirviendo. Remus decidió que Atria no iba a tener nunca una mascota, por si acaso.

 A los tres años, empezó la magia. Al principio pensar que había sido él porque solían ser cosas que se cambiaban de sitio, la televisión que se encendía sola o la nevera abierta, pero cuando vio a Atria sentada en el suelo de la cocina una tarde, comiéndose una naranja que no había forma de que ella pudiera coger, supo que era la niña. Y como no sabía que hacer fue a ver a Molly.

Bill ya se había ido a Hogwarts, así que el siguiente más mayor era Charlie, que era quien los vigilaba en esos momentos a todos. Percy, con tan solo seis años, fingía que él también podía cuidarlos, como Charlie. Atria, Fred y George volaban en sus escobas de juguete mientras que Ron intentaba perseguirlos y Ginny, que llevaba andando apenas dos meses, empezó a correr detrás de ellos.

Molly no pudo evitar reírse la ver el terror de Remus porque era lo más normal del mundo. Aunque el terror que tenía Remus era más por el incidente del gnomo, que había sucedido sin magia, ahora que Atria había demostrado tener un ligero control sobre ella... Molly le empezó a contar lo que sus hijos habían hecho con sus primeros indicios de magia, pero eso no tranquilió a Remus. Bill había desmontado el reloj familiar, Charlie había dado vida a un peluche de un dragón que tenía, Percy había logrado que todos los libros de la casa se cayeran de las estanterías cuando estaba enfadado y Fred y George habían conseguido hacer explotar sus camas. Si Atria empezaba a hacer explotar cosas o dar vidas a las mismas no iba a haber quien durmiera en la casa. Aunque, viendolo por el lado bueno, de momento solo había hecho cosas bastante inofensivas.

Al año siguiente, con los gemelos teniendo cinco años, Atria cuatro y Ron tres, vieron el mayor indicio de magia hasta la fecha por parte de Fred. Los tres mayores estaban jugando con sus escobas de juguete una tarde en la que había luna llena y Ron también quería volar, así que cuando Fred dejó su escoba en el suelo para ir a beber agua, Ron la cogió y la rompió por accidente. Dejó la escoba en el suelo y salió corriendo de vuelta a la casa, listo para esconder a su oso de peluche porque sabía que Fred se vengaría. Y lo hizo transformando el peluche en una araña. Atria, por supuesto, quiso quedarse la araña, porque le parecía adorable y Remus se lo prohibió terminantemente cuando fue a buscarla y tenía la araña en brazos. Ron no dejaba de llorar porque la araña no estaba fuera de la casa y Atria se había negado a separarse de ella, diciendo que era su nueva mascota. George la apoyaba, diciendo que lo mejor que les había pasado era esa araña y Remus consiguió averiguar que era antes, así que la devolvió a su forma original, el osito de peluche de Ron y se lo dio al niño, que gritó horrorizado mientras que Ginny empezó a quejarse en su idioma sobre la desaparición de la araña. Unos cuantos meses después, Ron volvió a aparecer llorando porque los gemelos le habían dado una pop ácida y le habían quemado la lengua y Remus estaba seguro de que Atria había tenido algo que ver en esa idea.

[2] Mors memoriae [Fred Weasley]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن