Capítulo 74: Soy más Lupin que Potter y Weasley

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Remus llegó a la casa de los Tonks al día siguiente y no fue para hablar con Tonks.

— Sabía que estarías aquí —le dijo a Atria cuando la vio sentada en el porche junto a Tonks. Seguía ignorándola, como si no estuviera ahí—. Vamos a casa, Atria.

— ¿Qué vayamos a casa? —Atria no terminaba de entender cómo podía hacer como si nada.

— Si estás aquí supongo que es porque no quieres volver con Fred, ¿no?

— ¿Y tú no deberías hablar con tu esposa sobre el hijo que esperáis juntos? —le dijo y él solo negó.

— Eso no es algo que te incumba.

— Pero a mi sí, es mi hijo —dijo Tonks, poniéndose en pie—. No lo quieres, ¿no?

— No es eso...

— ¿Entonces qué es? ¿Que va a ser un paria? ¡Atria no lo es y es tu ahijada! —se lo grita, para que lo entienda, pero Remus no parece que quiera hacerlo.

— Atria es una Potter —responde— y casi una Weasley.

— Soy más Lupin que Potter y Weasley —le contesta ella, poniéndose en pie y sacando la varita para apuntarle—. Te juro que como no arregles esto que estás haciendo ahora mismo te modifico la memoria para que dejes de ser tan gilipollas. Deja de huir.

— Tú estás huyendo de Fred.

— No, yo le dije anoche que no iba a volver esa noche, pero voy a ir hoy y voy a hablar con él.

Bueno, en realidad no era lo que pensaba hacer si éramos sinceros. Pensaba volver a La Cueva, tumbarse en la cama abrazando su peluche de lobo y echarse a llorar porque, joder, que el amor de tu vida no confiara en ti era duro.

— Habla con ella, me voy al apartamento. Volveré esta noche, si no has hablado con ella...

Deja la amenaza en el aire, abraza a Tonks y empieza a andar por el pequeño camino hasta que está lo suficientemente lejos y luego se desaparece. Y como no estaba lo suficientemente concentrada, una de las uñas de la mano izquierda se queda atrás.

— Genial —murmura empezando a sentir el dolor en el anular. Con solo tener la nueva herida al aire basta para que sea jodidamente molesto. Necesita tapar la herida, así que avanza por el Callejón Diagon y va directa a Sortilegios Wealsey, porque sabe que en el despacho tienen un botiquín.

La tienda no tiene clientes, solo un par de lo que deben de ser mortifagos con sus hijos. Les dan todo lo que piden y tienen a Verity yendo detrás de ellos, llena de cajas porque la utilizan como si fuera uno de los carritos del supermercado de los muggles. Atria avanza un poco, lista para ir con Verity y quitarle cajas de los brazos, pero ella niega y le hace un gesto hacia la escalera que lleva al despacho. Y por la mirada que le lanza entiende que es mejor que no se acerque.

— ¿Qué te has hecho? —George está en la caja, mirando de malas maneras a los mortifagos que están utilizando a Verity.

— Me he desparticionado —responde ella—. ¿Por qué los dejas hacer eso?

— Han mostrado una orden de cerrar la tienda si no hacemos lo que quieren —casi lo gruñe y Atria frunce el ceño—. Sube arriba, hemos tenido que encerrar a Fred antes de que les lanzara una maldición, ¿por qué habéis discutido? Está insoportable.

— ¿Recuerdas a vuestro primo, el que vino a la boda? —espera que pille que se refiere a Harry y George asiente—. Bueno, Remus se lo encontró cuando andaba por la vieja casa de Londres, esa que estaba llena de doxys.

[2] Mors memoriae [Fred Weasley]On viuen les histories. Descobreix ara