Capítulo 76: No sois bienvenidos

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Xenophilius Lovegood había entregado a Harry, Ron y Hermione. O, bueno, había entregado a Harry y Hermione y había dicho que Ron había desaparecido de la nada. Cuando habían llegado los mortifagos le estaban torturando porque les había llamado y Harry no estaba en ningún lado. Arthur intervino y, de alguna forma, consiguió parar la tortura, así que se llevaron a Lovegood a La Madriguera, donde le interrogaban sobre lo que acababa de pasar en su casa.

Atria no podía dejar de morderse las uñas y tampoco podía estar quieta en el salón, dando vueltas de un lado a otro mientras que Fred tenía a Ginny abrazada. George hacía compañía a Atria en cada uno de los paseos que se daba e iba preguntando todo lo que a Atria no se le ocurría, sin dejar tiempo a que Lovegood respondiera.

— ¿Qué es lo que quería Harry?

— ¿Pero estás seguro de que viste a Ron?

— ¿Hablaron de algún recuerdo?

— ¿Qué es lo que pasó en la explosión?

— ¿Estaba Ron al lado de Hermione cuando desapareció?

— ¿Fue Hermione la que hizo explotar la casa?

— Seguro que fue Hermione, George, ¿ves a alguno de los otros dos teniendo esa idea?

— Obviamente no, pero quería asegurarme —dice George y luego vuelve a mirar a Lovegood—. ¿De verdad que no has delatado a Ron?

— Si has delatado a Ron tendremos que hacerte daño, ¿lo entiendes?

Sonaba bien, como los muggles en las películas y a George le entra la risa mientras que Molly le grita algo como que no debe amenazar a la gente. Si los muggles lo hacen, ¿por qué ella no puede? Los interrogatorios funcionan así, ¿no?

— ¿Por qué no te sientas tú también en el sofá?

Remus no le da la opción, si no que la empuja para que vaya a sentarse entre Fred y Tonks, que se tocaba la tripa de forma distraída.

— Oye... ¿da ya patadas? Las películas muggles dicen que eso suele empezar ahora —le susurra a Tonks y ella se ríe.

— No me deja dormir la siesta, se mueve tanto que, cuando me estoy quedando dormida, me despierta.

El embarazo le está sentando bien a Tonks. Parecía contenta, a pesar de que no podía hacer muchas de las misiones por los peligros que tenían. Tampoco podía ir al Ministerio a trabajar y tampoco acercarse a San Mungo, pero era una suerte que Beth hubiera elegido la carrera de medimagia y pudiera ir a La Cueva porque de otra forma no sabrían que todo va bien.

Pero bueno, volviendo a lo de antes, Tonks coge la mano de Atria y la pone en su tripa para que sienta las patadas del bebé. Y es algo raro porque de repente no hay nada y luego algo le está dando en la mano con bastante fuerza.

— ¿No te duele? —Tonks niega y Atria se baja del sofá para hablarle a la tripa de Tonks—. ¿Estás bien ahí dentro?

El bebé contesta, lo cual a Atria le hace ilusión porque es la madrina de ese bebé —da igual lo que Remus diga, ella es la madrina, punto— y la entretiene mientras que escucha distraídamente a Lovegood. Primero balbucea excusas, una tras otra, con cada vez menos sentido hasta que, finalmente, se rompe, y dice la verdad.

— Han secuestrado a mi Luna, me dijeron que... que me la devolverían si...

Ginny se levanta rápidamente del sofá y empieza a gritar. Grita a Athur, grita a Molly, grita a Bill, grita a Charlie, grita a los gemelos y grita a Remus, pero ninguno de ellos la hacen caso, así que se gira hacia Fleur.

[2] Mors memoriae [Fred Weasley]Where stories live. Discover now