Capítulo 61: Un par de calamares extendiendo los tentáculos

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Atria empezó a llevar a su micropuff en el pelo a todos lados desde Halloween. A John no le gustaba el aula de Defensa Contra las Artes Oscuras porque Snape le daba miedo y el invernadero porque hacía demasiado frío, sin embargo le encantaba el aula de pociones y salía del moño de Atria para bajar a la mesa y jugar con los restos de ingredientes que ella iba dejando por la mesa. También le gustaba el aula de transformaciones y encantamientos cuando tenían prácticas y había cosas suaves involucradas y le gustaba fingir que leía el diccionario de runas antiguas de Atria. El único profesor que le había dicho que las mascotas no podían estar en las clases había sido Snape el primer día que llevó a John en la cabeza y Atria decidió hacerse un moño delante de él para esconder dentro a su micropuff.

Se ganó otro castigo por la contestación a Snape, pero tampoco es que le importase mucho porque no iba a ir.

En las rondas como Premio Anual John también la acompañaba y, normalmente, le tocan las rondas con Stuart —no había estado colaborando mucho en la organización de las rondas, la verdad, no sabía quien las estaba asignando—, al que el micropuff le llamaba mucho la atención, pero el micropuff le ignoraba de forma realmente descarada y solo se dedicaba a jugar en el pelo de Atria.

Al único lugar donde el micropuff no iba era al campo de Quidditch y no es que no fuera, si no que Atria le preparaba una cama en los vestuarios, donde el pequeño bicho se escondida entre los jerseys de todos y se quedaba profundamente dormido hasta que terminaban.

Delmeza Robins había sido la elegida para sustituir a Katie después de que Atria le diera las noticias a Harry, Katie tardaría en volver. Los gemelos habían ido a verla a San Mungo y los medimagos decían que no sabían cuando estaría completamente recuperada. Así que a Harry no le quedó otra que llamar a Delmeza y avisar a Dean para que fuera el nuevo cazador sustituto.

Podrían decir que los entretenimientos iban bien si evitaban pensar en Ron, claro. En el primer entrenamiento con Delmeza, Ginny le marcó seis goles, Atria cinco y Delmeza tres, además la pobre chica se llevó un puñetazo en la boca cuando estaba a punto de marcar a Ron el cuarto tanto. Ginny no dudó en llamarle imbécil, Atria no se cortó en llamarle gilipollas y Harry no dudó en regañar a ambas por su actitud hacia el chico, aunque luego las agradeció que hubieran ayudado a Delmeza con la herida.

Así que, si no tenían en cuenta a Ron, los entrenamientos iban de lujo y así fue como Atria y Ginny salieron de los vestuarios, criticando a Ron y su falta de confianza en sí mismo hasta que se encontraron a Dean por el camino. Atria no pudo evitar reírse al ver como los dos empezaban a ponerse realmente cariñosos detrás del tapiz que utilizaban como atajo para llegar a la Torre de Gryffindor.

— Os dejo, creo que John tiene hambre porque me está tirando del pelo —les dijo, aunque ninguno de los dos parecía haberla escuchado.

Lo que si escucharon —y Atria también, un piso más arriba— fueron los gritos de Ron cuando vio a Ginny con Dean.

— ¿Qué ha pasado? —le preguntó a Dean cuando el chico pasó por su lado y él negó.

— A Ron no le ha gustado ver a Ginny besando a alguien y ella le está gritando que puede hacer lo que quiera. Me voy antes de que él o Harry me maten, tendrías que haber visto las miradas de ambos.

¿La mirada de Harry? Que curioso, ¿no? Pero cuando Ginny llegó al tramo donde estaba ella parada con Ron y Harry se dio cuenta. Su hermano estaba pillado por Ginny, que mono.

— ¡Se un poco más como Atria y no vayas comiendo la boca a todos los tíos por los pasillos! —gritó Ron y Atria frunció el ceño.

— ¿Disculpa?

[2] Mors memoriae [Fred Weasley]Where stories live. Discover now