Capítulo 23: El mapa

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Atria vuelve a ver a Harry cuando salen del baño de prefectos. Fred la acompaña hasta la puerta de la enfermería, ambos de la mano y en silencio. No necesitan hablar, no ahora mismo. Cuando llegan Fred la levanta un poco del suelo durante el abrazo, lo que hace que ella se ría.

— ¿Te vienes a dormir esta noche? —le susurra y ella asiente, para luego darle un beso en la mejilla cuando la deja en el suelo.

— Nos vemos luego —susurra ella de vuelta. No entiende muy bien por qué no puede dejar de sonreír, pero entra en la enfermería así. Y tanto su hermano, como Ron y Hermione la miran fijamente.

— ¿Y a ti que te pasa? —le pregunta Ron y Atria no dice nada, solo coge una silla y se sienta junto a Harry—. ¿Atria?

— He estado flotando en algodón—le responde, sabiendo que eso le va a desconcertar, al igual que también lo hace con Hermione y con Harry. Atria mira a su hermano, que parece aún más confuso de lo normal y le sonríe después de reírse. Está claro que no van a relacionar el algodón con el jabón del baño de prefectos—. ¿Qué tal te encuentras?

Harry no cuenta la verdad, no del todo. La opinión de Atria es como la de Hermione, ninguna de las dos cree en el grim y Ron se asustaría demasiado si le habla de él. Acaban hablando de la escoba de Harry entre las múltiples visitas que estuvo recibiendo el chico durante toda la tarde, incluida la de una sonrojada Ginny que le entregó una tarjeta de saludo que cantaba cuando la abrías. Cuando llegó la hora de la cena Madame Pomfrey declaró que Harry tenía que descansar y que fueran a verle al día siguiente. Así que los echó sin más de la enfermería.

Esa noche le tocaba a Leah cenar en la mesa de Slytherin y Atria lo vio como el momento ideal para acercarse a la mesa de Slytherin y comprobar que Pucey no recordaba nada. Una cosa era meterse en líos por las bromas, otra porque se habían colado en el baño de prefectos. Y también estaba eso de que le había alterado la memoria, claro. Confiaba en su habilididad, pero siempre podía haber algún fallo.

— ¿Me pasas las acelgas, Pucey? —dice Atria, viendo como tiene el bol a su lado y él asiente y se lo da, con una sonrisa que causa que Beth y Lia empiecen a reírse—. Muchas gracias.

— De nada, preciosa —le responde, guiñándole un ojo, pero Atria le ignora, como siempre hace con él.

— ¡Te dije que le gustas! —susurra Lia, emocionada. Adrian Pucey es, entre todos los puristas, el que mejor le cae a Lia sin duda alguna. En las interminables reuniones de los veranos, Adrian siempre es simpático con ella, aunque a veces mantienen la misma conversación varias veces. Se podría decir que son conocidos amigables, sí.

— Ya, ya lo sé —dice Atria, echándose un poco de acelgas en su plato y tanto Julie como Ciara, que estaban bebiendo agua en esos momentos, casi se ahogan.

— ¿Cómo que lo sabes? La última vez lo negaste —le dice Beth, dándole unas palmadas a Ciara mientras que ella se las da a Julie—. ¿Qué te ha pasado con Pucey?

— Nada, ¿por qué iba a pasarme algo? —dice en cuanto ve que Julie está bien. Si de verdad creen que les va a contar lo que ha pasado en el baño de prefectos en el Gran Comedor lo llevan claro.

— ¿Por qué un mes decías que eso era la mayor tontería que habían dicho estas dos? —responde Ciara, pero Atria ya no responde porque se distrae.

Pucey la está mirando. Y su expresión no le gusta nada. Oh, mierda. ¿Habría hecho algo mal? ¿Y si no lo había borrado del todo? ¿Y si sabía que le había borrado la memoria? O, peor, ¿y si no había borrado la ilusión y seguía recordándolo? Qué vergüenza, por favor.

[2] Mors memoriae [Fred Weasley]Onde as histórias ganham vida. Descobre agora