Capítulo 16: Gracias por echarte la culpa

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Mentir era mucho más divertido cuando la historia que contaba resultaba inverosímil para cualquiera excepto para los que la conocían. Así que, Madame Pomfrey, conociendo a Atria, aceptó sin problemas la historia que le estaba contando.

— Sí, sé que no ha sido una buena idea probarlo con ella, ¡pero no es mi culpa si dejé un vaso de poción encima de mi escritorio y ella se lo bebió pensando que era agua! —protesta Atria, y Hermione solo puede poner los ojos en blanco. No le gusta mentir, tampoco romper las reglas, pero está claro que Atria sabe lo que hace, así que solo la sigue.

— Bueno, la gente normal tiene agua en los vasos, no pociones para intentar transformarse en animales —le responde Hermione y Atria quiere seguir discutiendo, pero Madame Pomfrey levanta la mano y la calla de inmediato.

— Quiero que dejes tus experimentos por lo que queda de curso, Potter —le ordena y cuando ve que se va a quejar, ni siquiera la deja hablar—. ¡No quiero excusas, Minerva se enterará de esto y veremos el castigo que te pone! Engañar a una alumna para que pruebe una poción.

— ¡Yo no la he engañado, ella se ha confundido!

— ¡Al despacho de la profesora McGonagall, vamos!

Atria gruñe, pero en cuanto Madame Pomfrey se da la vuelta, le guiña un ojo a Hermione y tranquilamente va hasta el despacho de la profesora McGonagall. Se sabe perfectamente lo que va a decir. Cincuenta puntos menos por poner en peligro a una compañera y castigada un mes, probablemente sin más salidas a Hogsmeade. Podía escaparse al pueblo sin problemas, así que no era una de sus mayores preocupaciones. Le preocupaban más sus amigas, con las que ya había quedado para la próxima excursión.

— Prometo que ha sido sin querer —dice, nada más entrar en el despacho y la profesora McGonagall suspira—. No pensaba que Hermione fuera a beber del vaso, ¿quién bebería de un vaso que he dejado por ahí?

— La señorita Granger no te conoce tanto como los demás, Potter, cualquiera en este castillo dudaría en aceptar algún tipo de alimento o bebida de tu parte —dice McGonagall. Señala la silla y Atria se sienta como si nada—. Lo dejaré pasar por esta vez.

— ¿Qué? ¿De verdad? —ya tenía asumido el castigo, de hecho, ya estaba formando en su cabeza las excusas para Beth, que sin duda alguna era la que más se iba a enfadar. La profesora McGonagall asiente y Atria sonríe—. ¡Estupendo!

— Pero no hagas más experimentos de ese tipo —le advierte y Atria solo asiente. Ahora tiene que hacer una poción que de verdad te transforme en animal, aunque sea por un periodo corto de tiempo. Tiene que ser interesante poder crear eso.

— ¿Y si los pruebo en el profesor Lockhart? —la mirada severa de la profesora McGonagall le da una pista sobre lo que no debe hacer. Aunque, claramente, a Atria le da bastante igual—. Porfa, Minnie, déjame probarlas en él, seguro que no se entera quien lo ha hecho y todos salimos ganando.

— Me veré en la obligación de escribir a Remus, entonces.

Atria no le tenía miedo a Remus. Por supuesto que no. Solo prefería que le dejasen en paz. Sobre todo, con lo relacionado con las bromas. O era algo grande o no valía la pena molestarle con ello. Aunque conseguir engañar a Lockhart era algo realmente grande... Sí, iba a valer la pena.

— No hace falta, me estaré quieta. Uy, que horas, me vuelvo a la sala común, estoy tan, pero tan cansada.

Ni siquiera espera a que McGonagall diga nada, solo sale casi corriendo y cuando llega Harry y Ron están sentados en la sala común. Es realmente gracioso ver como ambos saltan de los sillones, listos para preguntarles por Hermione.

[2] Mors memoriae [Fred Weasley]Where stories live. Discover now