Capítulo 63: No me odies tu también, Fred

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Haber echado a George de la habitación había estado bien, sobretodo porque Bill y Fleur se habían ido a la de Percy y se quedaron dormidos allí. Así que cuando Molly se despertó y los vio durmiendo juntos fue la alarma que necesitaban Fred y Atria para librarse de una nueva bronca durante el día de Navidad. Otra vez.

Pero los regalos de Atria habían aparecido a los pies de la cama de Fred, así que le tocó hacerlos desaparecer rápidamente y luego salió corriendo para mandar a George arriba con sus regalos.

No todo podía salir perfecto, así que tuvieron una pequeña confusión con los jerseys hechos a mano por la señora Weasley porque Atria ni siquiera había mirado bien cuando hizo desaparecer los paquetes, así que el jersey de Fred estaba en su montón y el suyo en el de Fred. Al menos Fred no había intentado ponerse el de Atria y solo parecía que ella le había robado el jersey por la mañana. Aunque claramente, Molly tenía bastantes sospechas.

Cómo se habían levantado tan pronto gracias a la bronca a Bill y Fleur —que juraron en el desayuno que iban a volver a hacerlo— Atria le sugirió el plan a Fred en cuanto Harry y Ron fueron a recoger los platos.

— ¿Vendrías conmigo a verles? —susurra, moviendo de un lado a otro el poco bacon que le quedaba en el plato.

— Claro —responde Fred y no duda en acercarla para darla un abrazo. Solo iba a besarla en la frente, pero para Harry no se veía así y no dudó en aclararse fuertemente la garganta.

— Por Morgana, ¿qué demonios te pasa? —le gruñe Atria, antes de levantarse de la mesa con un mal humor renovado.

Se choca adrede con Harry cuando va a la cocina y, cuando vuelve para ir a coger toda la ropa de abrigo, vuelve a hacerlo y no le dice nada sobre el gusano que tiene en el pelo.

— Ya estoy lista —le dice a Fred cuando baja y le tiende su abrigo, que el chico se lo pone rápidamente.

— ¿A dónde vais?

Son las primeras palabras que Remus le dirige a Atria en cuatro días y ella solo le mira fijamente. Porque no piensa responderle. Así que coge la mano de Fred y tira de él para salir de La Madriguera.

— ¿Por qué no hablas con él? Sé que le echas de menos, Atria —Fred le pasa el brazo por la cintura, atrayéndola hacia él en un intento de que, al menos, se relaje un poco.

— Él es el primero que tiene que disculparse —murmura y Fred suspira.

— Sabes que tú también tienes que hacerlo, no puedes ser tan orgullosa.

— Dijo que se arrepentía de haberme criado —no, no va a bajarse del burro—. Y tú también eres un orgulloso, así que no sé que me estás diciendo de que yo no lo sea, ¿sabes?

— Como si lo hubiera sido alguna vez contigo.

Están ya en los límites de la protección de La Madriguera, así que después de darle a Atria un beso en la nariz, le da la mano y es él quien hace la aparición conjunta hasta el valle de Godric.

Sabían que habría nieve en el pueblo, pero no sé esperaban aparecer en un montón que llegaba a Atria por la cintura y pronto les entra la risa al ver cómo van a acabar ese día porque, además, no deja de nevar.

— Quizá podemos parar un momento en casa para secarnos y que Molly no nos eche la bronca.

Atria vuelve a reír, después de días sin hacerlo, y eso es lo que le vale, así que sonríe y la coge en brazos para levantarla por los aires y ella vuelve a reír mientras giran. Cuando Atria vuelve a tener los pies en el suelo está sobre un gran montón de nieve que le facilita muchísimo besar a su novio. Y aprovecha porque en La Madriguera es imposible hacerlo.

[2] Mors memoriae [Fred Weasley]Where stories live. Discover now