Capítulo 47: Wetvalley

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Durante el día de Navidad el enfado de Molly con Fred y Atria desaparece porque sobre la mesa de la cocina está el jersey de Percy. Y solo puede pensar en que al menos los tiene en casa con ellos y no están por ahí, perdidos en el mundo y rechazando su regalo de Navidad. Llora y sabe que los gemelos y Atria intentan animarla, pero no ayuda que estén llamando a Percy excremento de rata. Lo que sí que ayuda es hablar con Remus.

Cuando Atria le vio entrar por la puerta de la cocina se lanzó contra él y se negó a soltarle por mucho que Remus se quejaba. Aunque no lo hacía de verdad, él también la había echado mucho de menos, y más ahora que tampoco podían hablar con libertad en las cartas.

Atria decidió escaquearse de la conversación entre Remus y Molly sobre Percy porque, si tenía que dar su opinión, acabaría castigada y más teniendo en cuenta los gritos de Molly de por la mañana, que habían despertado a toda la casa. Percy se estaba comportando como un completo imbécil y podría pudrirse en su opinión porque ninguno de los Weasley merecía su comportamiento.

Subió con la intención de vestirse para luego terminar de desayunar y ponerse antes de ir al hospital con la creación del antídoto. Había dejado la sangre separándose del veneno y, si todo había ido bien, hoy tendría todo separado y podría empezar a trabajar bien. Solo esperaba no liarla cuando probase el veneno.

— ¡Es Harry! —oyó decir a George cuando pasaba por la habitación de su hermano y Ron. Así que no dudó en hacer una pequeña parada.

— Es un buen retrato —añade Fred, justo cuando Atria abre la puerta y lo siguiente es una especie de libreta volando por los aires hacia la dirección de su novio.

— ¡Harry, qué quiero conservar a mi novio! —le grita, intentando ignorar el grito de la libreta que también grita "¡Si el trabajo has terminado puedes ir a comprarte un helado!" cuando cae al suelo—. Sé que no te cae bien, pero no hace falta que le mates.

— ¡Sí que me cae bien! —se apresura a decir al ver la mirada de los tres Weasley.

— Ah, tú lo has dicho, no quiero quejas de ahora en adelante —dice ella, sonriendo de oreja a oreja. Cierra la puerta, pero la vuelve a abrir y solo asoma la cabeza—. ¡Feliz Navidad, chicos!

— Feliz Navidad, Atria, gracias por el regalo —le responde Ron y ella sonríe.

— Tengo que cuidar a nuestro guardián —dice y luego mira a los gemelos—. Sé que no queréis, pero...

— Te ayudaremos —responden ambos a la vez y entonces ella entra en la habitación para abrazarles a ambos.

— Sois los mejores, de verdad.

— ¿Y con qué te tienen que ayudar? —Atria no sabe si Harry está hablando en serio o es una broma.

— Ahora es golpeadora, ha dejado el puesto de cazadora a Katie y Ginny tiene el tuyo —responde Ron, comiendo una de las grageas de todos los sabores del paquete que le había regalado Harry. Tiene suerte que sea de café, la verdad—. ¿Puedo ver ese entrenamiento? Me vendría bien.

— Ya mejorarás, piensa que ya no volvemos a jugar contra Slytherin, son Ravenclaw y Hufflepuff, Cedric no dejará que...

No, Cedric no dejaría que su equipo se burlase de Ron. El problema es que Cedric no está y Atria ha hablado sin más. Sonríe de nuevo y se va de la habitación, pero cuando llega a la suya siente que ni siquiera puede respirar. ¿Cómo ha podido olvidarlo? ¿Qué estaba mal con ella, por qué no podía recordar que su amigo estaba muerto desde hacía seis meses y que nunca más iba a volver? Recordaba perfectamente su cuerpo en el estadio de quidditch, como estaba mirando al cielo sin ver ya nada. Era plenamente consciente de las palabras que le había dedicado Dumbledore, de que Harry había dicho que le había asesinado Voldemort. Pero, por algún motivo que no entendía, a veces se le olvidaba que ya no estaba con ellos. Que no iba a aparecer por la sala común de Hufflepuff, quejándose de tener que hacer la ronda de prefecto o tener que organizarlos. Porque, este año, había sido elegido Premio Anual como reconocimiento, pero Atria sabía que ese puesto hubiera sido suyo independientemente de su muerte. Era la persona que más se lo merecía en el mundo.

[2] Mors memoriae [Fred Weasley]Where stories live. Discover now