Capítulo 71: Perfecta para unirte a nosotros

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El día empezó siendo caótico, porque no podía ser de otra forma cuando tenían la boda en cuestión de horas. Hubo que desayunar corriendo, y durante el desayuno Molly tuvo un momento en el que se echó a llorar al ver allí a todos sus hijos menos a Percy. Tardaron un rato en poder consolarla y cuando lo consiguieron empezó a decir que habían perdido mucho tiempo y que tenían que darse prisa.

Así que eso hacían, correr de un lado a otro como pollos sin cabeza.

A Atria y a Hermione les habían encargado ayudar a Ginny y Gabrielle a prepararse, aunque solo era una forma de mantener a Hermione lejos de los chicos y a Atria lejos de los gemelos para evitar posibles desastres con Muriel.

Aunque, claramente, no podía alejarla siempre de ella, no cuando se preparaban en la misma habitación que Fleur y tenía que llevar la tiara. Fue insoportable aguantarla cuando se puso a hablar de la tiara y como Fleur tenía que llevarla y como tenía que poner la cabeza para que brillara perfectamente.

— Ginevra tápate un poco, que esto es una boda —continuó, dejando por tres segundos a Hermione y mirando a Ginny, que todavía no se había puesto la túnica.

— Tiene que vestirse todavía —le dijo Fleur, que también empezaba a parecer harta de Muriel, que seguía mirando a todas las que estaban en la habitación.

— ¿Esta es la hija de muggles? —dijo, cuando se fijó en Hermione y la miró de arriba a abajo, sin disimular la cara de desagrado—. Tienes mala postura niña, y menudos codos más delgaduchos.

— Hola, Muriel, ¿qué tal te va? ¿Has visto ya a los gemelos?

— ¿Cómo es que no te han echado ya de esta casa? Y ese vestido... un vestido muggle, ¿el hombre lobo ese no te enseña las costumbres de los magos? Al final Rita Skeeter tenía razón y solo eres una salvaje... ¿Y tu hermano? ¿Dónde está el famoso Harry Potter?

— Tía Muriel, ¿por qué no vas yendo para coger el mejor sitio? —Molly decidió intervenir, viendo que Atria estaba a punto de lanzarse hacia Muriel y Ginny ya tenía la varita en la mano a pesar de no poder hacer magia.

— Sí, eso haré, espero que tus chicos me lleven, como mínimo, hasta mi asiento, ciento siete años no pasan en balde.

Hubo tanta calma en los diez minutos que pudieron estar allí tranquilamente que ninguna se lo creía. Tanto la señora Delacour como Gabrielle no habían dicho nada sobre Muriel, pero por como se miraban entre sí y por como Fleur las miraba en respuesta estaba claro que compartían la opinión de Atria.

— Vale, id bajando vosotras dos que ya estáis listas —ordenó Molly.

Tanto Atria como Hermione no se atrevieron a discutir con Molly, así que bajaron hasta la carpa, donde fueron a buscar tanto a Harry y a Ron como a los gemelos, que se encargaban de asignar los asientos.

— Guau, ¡estás genial! —dijo Ron, mirando a Hermione y parpadeando a tanta velocidad que Atria pensaba que se le iban a salir los ojos.

— Siempre ese tono de sorpresa —Hermione sonreía, aunque parecía que le estaba regañando. La verdad es que razón a Ron no le faltaba porque la túnica suelta lila que había elegido Hermione era sencillamente preciosa y el alisado le quedaba genial—. Aunque tu tia abuela Muriel no pensaba lo mismo.

— Ha dicho que su postura es mala y que tiene los codos delgaduchos, ¿quién critica los codos? Y a Ginny le ha dicho que no podía ir así a la boda y, ¡sorpresa! Todavía no estaba vestida.

— Ya sabes como es, Atria, ¿no se lo has contado a Hermione? —dijo Ron—. No te lo tomes como nada personal.

— No, si no lo hago, pero Atria sí que lo ha hecho.

[2] Mors memoriae [Fred Weasley]Where stories live. Discover now