Capítulo 21: Pero a ti si te interesa

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El primer día fue caótico. Durante el desayuno del primer día estuvo hablando con Harry sobre su desmayo y los gemelos le contaron como Malfoy había entrado en el compartimento muerto de miedo, lo que parecía que le había animado. Ya más descansada y cuando vio su horario Atria decidió que mejor iba a dejar de pensar en coger Cuidado de Criaturas Mágicas o explotaría ese curso. También porque tenía el problema de que todas las clases de Hagrid se le solapaban con sus optativas y, por mucho aprecio que le tuviera, no podía dejar ninguna de las dos.

Durante la comida se enteró de que Harry había visto al Grim y que la profesora Trewlaney le había vaticinado la muerte, con lo que no pudo evitar reírse. Era algo clásico de esa mujer.

— También le dijo a Fred que iba a morir y, mírale, sigue vivo —dice, señalándole. Habla con George y Lee, seguramente planeando alguna otra broma para empezar bien el curso. Les preguntaría más tarde, claro, no piensa quedarse sin unirse a ella—. Y creo que se encontró con Beth en un pasillo y también se lo dijo. O quizá fue a Julie, no me acuerdo, si os soy sincera. A mí me parece una rama muy imprecisa y concuerdo con lo que ha dicho Hermione antes de irse, la Aritmancia es mucho mejor.

— ¿Tú no has estudiado Adivinación? —le pregunta Harry y ella niega.

— Tampoco me he cruzado nunca con la profesora Trewlaney, no quiero que me diga que voy a morir. O que tú vas a morir, creo que tienes muchas papeletas para hacerlo —dice, riéndose al final—. Estoy segura de que, en realidad, dice lo de las muertes para hacerse la interesante.

— Pero Harry vio al Grim, tú conoces la historia de tío Bilius, ¡se murió después de verlo! —insiste Ron y Atria niega.

— Si los magos hicieramos autopsias como los muggles no creeríamos en el grim, tío Bilius se murió por la creencia de que te mata así que seguramente le dio un infarto —le dice, cogiendo una naranja y levantándose de la mesa—. Os dejo, tengo clase de Encantamientos y no quiero arriesgarme a perder sitio delante.

— ¿Cómo puedes ser amiga de Fred y George? —le pregunta Ron y ella sonríe de oreja a oreja.

— Si quieres te lo demuestro.

Cuando ve como Ron empieza a negar con fuerza se ríe con ganas y se va a buscar a Leah para que vayan juntas a la clase ya que Katie había tenido que volver a la habitación a por el libro de encantamientos ya que lo había olvidado. Lo que quedaba de día pasó realmente rápido y, como había pasado el día anterior, los rumores se extendieron. Draco Malfoy había sido atacado por un hipogrifo y el profesor Snape era el boggart de Neville Longbottom, que para eliminarlo lo había vestido con la ropa de su abuela. Ninguno de los dos parecía realmente contento durante la hora de la cena, aunque quien peor estaba era Hagrid, que ni siquiera apareció por el Gran Comedor. Atria no tardó en ir hasta el despacho de Remus y escribirle desde allí una nota que mandó en un pequeño avión de papel encantado y luego se puso a hablar con su padrino. Atria le notaba contento, a pesar de que la noche anterior había sido luna llena. Le contó sobre la poción matalobos y Atria se prometió a si misma portarse relativamente bien con Snape ese curso para que le enseñara a prepararla. O quizá le robaba la capa a Harry y le espiaba mientras la hacía, cualquiera de las dos opciones le valía.

Atria pasó el mes de septiembre de clase a clase, gastado bromas con los gemelos y Lee, durmiendo con sus amigas cada fin de semana en una habitación distinta y con muchos viajes al despacho de Remus. Sí, le gustaba mucho que su padrino estuviera en Hogwarts, sobre todo porque sus clases eran de las favoritas de todo el mundo, las suyas incluidas.

Cuando llegó octubre empezaron los entrenamientos de quidditch y, con ellos, la obsesión de Oliver por ganar la copa. Era su último año en Hogwarts y tenían que ganar la copa o al chico le daría algo. No tardó en elogiar a las cazadoras del equipo, a los golpeadores —por supuesto, Fred y George fingieron que se sonrojaban— y al buscador. Todos estuvieron de acuerdo al decir que era el mejor guardián y los ánimos de todo el equipo no tardaron en subir. Cuando terminaron el entrenamiento, fríos y entumecidos, lo hicieron con alegría porque ese año, sí o sí, iban a ganar la copa de quidditch.

[2] Mors memoriae [Fred Weasley]Where stories live. Discover now